La conducción de la petrolera controlada por el Estado está redefiniendo el esquema de cesión y asociación de áreas maduras que no integran su porfolio de activos estratégicos. El proceso generó l interés de una decena de compañías. Qué alternativas baraja YPF para que el proceso sea exitoso y consiga la validación de actores económicos, empresariales y políticos del sistema.
“La iniciativa sigue en marcha, aunque estamos redefiniendo algunos puntos”, respondió el presidente de YPF, Pablo González, cuando un empresario petrolero del Golfo San Jorge lo consultó telefónicamente sobre el proceso de desinversión en yacimientos que no integran el portafolio de activos estratégicos de la petrolera controlada por el Estado. El hombre de negocios quería conocer el estado actual del proyecto presentado en el primer trimestre por YPF para traspasar la operación de cuatro clusters de más de 30 áreas secundarias o maduras agrupadas en Neuquén, Mendoza y Tierra del Fuego.
Cuando se comunicó públicamente, la decisión impulsada por el CEO Sergio Affronti fue bien recibida en la industria. Hay consenso mayoritario entre directivos de empresas y representantes de provincias y sindicatos acerca de que, en un contexto con evidentes restricciones para acceder a financiamiento internacional a tasas competitivas, la petrolera debería alojar su capacidad de inversión en sus áreas más rentables y de mayor escala como las de Vaca Muerta.
El 26 de mayo pasado, una decena de empresas de distinta envergadura —grandes como Pampa, independientes como Capsa, Roch, PCR, Crown Point, Phoenix y Aconcagua y algunas empresas de servicios que apuntan a reconvertirse en operadoras— presentaron los lineamientos generales de sus planes de desarrollo de esos campos. Cada compañía acercó una propuesta no vinculante por el cluster o bloque en el que estaban interesados. En un principio, la vicepresidencia de Proyectos Especiales, que dirige Fernando Giliberti, iba a tomarse dos semanas para analizar las ofertas recibidas antes de iniciar un proceso de venta formal. Sin embargo, dos meses después aún no hay novedades concretar sobre los próximos pasos a seguir.
Esquema
En este tiempo, los equipos de YPF estuvieron trabajando internamente con vistas a definir el esquema más consistente y que mejor respuesta ofrezca a los distintos objetivos que se plantea la empresa, en lo operativo y económico, pero también en lo político y social.
Lo complejo, en este caso, es encontrar una fórmula que satisfaga el pedido de los accionistas privados de la empresa, que desde hace tiempo reclaman que YPF destine su inversión al desarrollo de grandes yacimientos y no al de campos maduros que podrían ser explotados de manera más eficiente por empresas más pequeñas. Pero también de la conducción política de la compañía, que sabe que muchos procesos de desinversión de áreas maduras chocaron en el pasado por la falta de validación de los distintos gobiernos de turno y de la política en general. Es determinante, desde esa óptica, contar con el acompañamiento de de administraciones provinciales y referentes sindicales para legitimar políticamente el proceso. Por el momento, salvo por algunas críticas de sectores políticos de representación marginal como el Instituto Scalabrini Ortiz, no se registraron declaraciones ni a favor ni en contra desde gobernaciones y dirigentes de provincias petroleras.
En conversaciones privados, González confirmó a empresarios que el proceso de desinversión en áreas maduras sigue en pie.
Una de las opciones que baraja la petrolera –según lo que transmitió González a tres fuentes privados que, con reserva de nombre, hablaron con este medio- es que, en lugar de desprenderse totalmente de su participación en yacimientos convencionales (como por ejemplo Puesto Hernández o Chihuido de la Sierra Negra, dos campos históricos de Neuquén), YPF ceda sólo la operación de esas áreas a compañías con estructuras de costos más competitivas y conserve para sí un porcentaje accionario de modo tal de garantizar su continuidad en los campos.
Asociación estratégica
Eso facilitaría, de alguna manera, a que la política digiera la conveniencia que esos reservorios sean operados por petroleras más pequeñas. Es lo que sucede, sólo como ejemplo, en la cuenca de Alberta, en Canadá, donde existen cerca de 2000 empresas operadoras de yacimientos hidrocarburíferos, la mayoría de ellas firmas pequeñas que tienen foco en la explotación y extensión de la vida útil de yacimientos super maduros que, sin embargo, siguen produciendo una buena cantidad de petróleo y gas.
“Muchas veces por desconocimiento y otras tantas por sobreideologización, hay sectores de la política que pasan por alto que hay petroleras independientes o pequeñas que pueden operar campos maduros a la mitad del costo que lo hace YPF. Y no porque YPF no tenga buenos técnicos o no sepa cómo explotar este tipo de campos. Si no, fundamentalmente, por una cuestión de tamaño de empresa, de estructura y falta de foco. Sólo el costo de overhead de YPF (una empresa que tiene cerca de 21.000 empleados) torna en anti-económico la operación de estas áreas”, señaló el presidente de una petrolera que presentó una propuesta por un cluster de bloques de YPF.
Por caso, en las áreas de Tierra del Fuego la empresa pierde unos 20 millones de dólares por año. De ahí que uno de los puntos a resolver sea encontrar los instrumentos o vehículos asociativos que permitan poner en valor a esos yacimientos maduros. Un modelo que podría servir de guía es el de Cerro Bandera, un área cedida por YPF a la empresa Oilstone, que en control de la operación del campo logró incrementar los niveles de producción de petróleo y gas. YPF permaneció adentro del activo con una participación accionaria relevante y se benefició con un porcentaje de la oferta incremental de hidrocarburos del área.
Agenda
Según el cronograma que había bosquejado inicialmente, la intención original apuntaba a terminar el proceso de desinversión de áreas en noviembre de este año. De hecho, es una de las metas u objetivos anuales que fijó el top management de YPF para evaluar, a fin de año, la performance de los ejecutivos de la empresa. Sin embargo, estos procesos no suelen ser lineales: encolumnar a todos los actores que deben validar la iniciativa lleva tiempo y obliga a replantear algunos ejes del proyecto en el andar. “En junio pusimos las conversaciones on hold para redefinir el proceso y encontrar el esquema más transparente y el que mejor cubra los objetivos que nos fijamos. Estamos viendo cómo avanzar porque sabemos que hay interés”, explicó una fuente de YPF ante la consulta de EconoJournal.
Será clave, en esa dirección, alinear una agenda con las gobernaciones provinciales, que en definitiva son las dueñas de los recursos hidrocarburíferos y también con el ecosistema petrolero de cada cuenca. “Para gestionar de manera más eficiente muchas de las áreas que YPF quiere vender se precisa de una agenda sindical que permita avanzar en mejoras operativas que deben promoverse. Lo mismo sucede con las gobernaciones provinciales”, explicó otro empresario que espera la reactivación formal del proceso. Habrá que ver también si la discusión en el Congreso de la nueva Ley de promoción en la que trabaja el gobierno –cuya presentación en Diputados está demorada- contempla algún capítulo que haga sinergia con el desarrollo de este tipo de campos convencionales
Por Nicolas Gandini – ECONOJOURNAL