A ocho años del contrato YPF-Chevron que cambió la historia

La firma de este acuerdo fue la punta de lanza para el desarrollo de los no convencionales. Más allá de las controversias que se dieron en su momento, los datos son contundentes: Loma Campana es hoy uno de los principales yacimientos de este tipo en el mundo.

En el mes de julio de 2013 se producía un acontecimiento central para el desarrollo de la producción de hidrocarburos no convencionales en la Argentina, con eje en la formación Vaca Muerta: el acuerdo entre YPF, hacía poco tiempo renacionalizada, y la compañía estadunidense Chevron.

La provincia de Neuquén como dueña del recurso, el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner y la conducción de Miguel Galuccio, por entonces flamante CEO de la petrolera de bandera nacional, fueron los artífices de un proyecto que al corto tiempo comenzó a dar frutos y que hoy ubica a Loma Campana como el principal yacimiento no convencional del mundo, fuera de Estados Unidos.

Pero el camino hacia ese objetivo no estuvo exento de polémica, que había comenzado casi un año antes de la firma del convenio, cuando el 14 de septiembre de 2012 se firmó un Memorando de Entendimiento entre Galuccio y el presidente para América Latina y África de Chevron, Ali Moshiri.

Apuntaba a explorar oportunidades de desarrollo de hidrocarburos no convencionales en Vaca Muerta, dentro de la cuenca neuquina, y a estudiar la potencialidad de aplicar la recuperación y mejora asistida en sus respectivos yacimientos, a través de nuevas tecnologías y componentes. En materia de petróleo y gas no convencional, establecía el interés por evaluar el desarrollo de un cluster de shale.

¿Por qué Chevron y no otra compañía? El ex gobernador de la provincia de Neuquén, Jorge Sapag, conocedor de la industria y quien jugó un rol central para que el acuerdo sea posible, explicó que la posibilidad de desarrollar eta área había sido propuesta a otras compañías pero que fue Chevron la que mostró interés. “No es que YPF eligió a Chevron. Ahí surgió la discusión de las cláusulas secretaras cuando en realidad no había nada de esto sino el combate a un inversor que apostó en un momento muy complicado. La decisión partió de YPF de alentar nuevos inversores y Chevron aceptó ese desafío”, resaltó.

Acuerdo
El 16 de julio de 2013 se firmaba el convenio entre YPF y Chevron para el desarrollo de la producción de hidrocarburos no convencionales en la provincia de Neuquén, que contemplaba una inversión inicial de 1.240 millones de dólares. Allí, además del presidente de YPF, Miguel Galuccio, se hicieron presentes el entonces ministro de Planificación Federal, Julio De Vido; el viceministro de Economía, Axel Kicillof, el gobernador de Neuquén, Jorge Sapag; y Alí Moshiri, CEO de Chevron para América latina y África.

La necesidad del autoabastecimiento energético y el corto horizonte en materia de reservas que presentaban los hidrocarburos convencionales hacían imperiosa la necesidad de impulsar la actividad no convencional y a eso se comprometió Chevron.

Sin embargo, las críticas no se hicieron espera en medio de un año electoral en la Argentina. La rúbrica del acuerdo, que necesitaba una ley provincial (la 2867) que lo avalara, fue el eje de la campaña de sectores opositores al entonces gobierno nacional y al provincial, comandado por el Movimiento Popular Neuquino.

Y eso también se dio puertas adentro del MPN, a través de la línea interna liderada en ese entonces por el secretario general del gremio petrolero, Guillermo Pereyra, que se postuló para senador nacional, en una elección PASO en la que derrotaría a la candidata del oficialismo del partido provincial, la ex vicegobernadora Ana Pechen.

Las mencionadas “cláusulas secretas” y “la entrega de los recursos naturales” a manos de una compañía extranjera aparecían como los principales cuestionamientos, que partían de estos sectores pero también desde los gremios estatales y los partidos de izquierda.

El 24 de julio se aprobó el acta acuerdo entre el Ministerio de Energía de Neuquén e YPF, que habilitaba a la ahora empresa petrolera estatal al acuerdo con Chevron y un mes después la Legislatura de la provincia sancionaba y promulgaba esto a través de una ley, en medio de una manifestación con incidentes fuera del edificio deliberativo.

Números
Lo cierto es que, más allá de estas controversias, los números y la evolución de la actividad en Loma Campana a partir del trabajo conjunto de YPF con Chevron son contundentes: desde la firma del convenio y el inicio del desarrollo, este yacimiento multiplicó por cinco su producción de petróleo y en la actualidad supera los 50 mil barriles diarios.

YPF y Chevron llevan invertidos en conjunto más de 6.500 millones de dólares en ese bloque, que cuenta con más de 500 pozos terminados en esta parte de la formación Vaca Muerta.

Para la provincia de Neuquén significó un aumento enorme de sus ingresos propios (que surgen de las regalías y el cobro de los impuestos locales), que hoy son del orden del 75% del total.

Loma Campana fue el comienzo de todo, representa la explicación más acabada del fenómeno Vaca Muerta desde sus inicios y sigue siendo la nave insignia del crecimiento sin techo de la actividad no convencional en esta formación geológica

Por Francisco Carnese carnesef@lmneuquen.com.ar – La Mañana de Neuquén / Más Energía