Podría ser el mes clave para garantizar un precio que reactive la producción y el abastecimiento del 2021.
El precio del gas es una clave para garantizar mayor producción en el futuro.
No ocurrió con el barril criollo, pero tal vez pueda suceder con el nuevo Plan Gas. El gobierno nacional espera que las empresas productoras lleguen a un acuerdo en torno a una primera propuesta que ya les hizo. El precio del gas para el mercado interno podría desperezar los sets de fractura y algunas torres luego de agosto, un momento en el que Nación espera tener el acuerdo saldado.
Es parte de la llave del gobierno de Alberto Fernández para garantizarse el gas para el 2021 sin tener que girar divisas al exterior, y ofreciendo una nueva señal a un sector clave de la industria que podría dar soluciones a más largo plazo.
Por estas horas, la ronda de encuentros, de la que ya participaron YPF, Tecpetrol y PAE, está entrando en una etapa de “ajuste de detalles”, según informó una fuente del gobierno nacional.
De acuerdo a la serie de consultas que hizo +e, el escenario es el siguiente: el gobierno llevó el trazo grueso del nuevo plan a las petroleras. Todavía no hay un precio definido, si bien actúa como parámetro el valor que ya trascendió, en torno a los 3,50 dólares por millón de BTU. Es una tentativa de lograr una reactivación, en momentos en que el promedio es de 2,55, según las últimas subastas del MEGSA.
Según las fuentes consultadas entre las operadoras, el gas “premiado”, es decir, beneficiado con la posibilidad de ser comercializado a un valor más alto, sería “todo el gas de todas las cuencas”.
Es un dato central: si bien se esperaba que el nuevo valor rigiera para una porción incremental, es decir, la producción que superara una determinada cota comparativa interanual, hoy la iniciativa prevé que todo el gas producido reciba ese respaldo de precios.
La otra clave es que se busca un plan a cuatro años. “El primer año de la próxima gestión quedaría cubierto. No queremos dejar algo que les explote en las manos, sea cual fuera el color político de la próxima gestión”, afirmó una fuente gubernamental. Nación busca garantizarse la provisión a través de bloques anuales de volúmenes de producción, con el reaseguro de la venta a Camesa (Compañía Administradora del Mercado Mayorista Eléctrico) y las distribuidoras.
Desde la perspectiva del gobierno nacional, las empresas “estaban esperando algo así, un estímulo a la inversión que ponga en valor los recursos, que permita satisfacer la demanda», con el ojo puesto en el invierno que viene.
Esa preocupación tiene fundamentos concretos. Si bien hay cuencas productoras con mucho gas, el derrumbe de los precios y la falta de mercados, impulsó un freno en las inversiones, luego de un proceso en el que el país se había trazado como meta salir, inclusive, con más envíos al exterior.
Tal es así que se reactivaron las exportaciones a Chile, el Gas Natural Licuado (GNL) tuvo una primera gran experiencia con YPF encabezando envíos a baja escala al exterior, pero en términos generales este sector de la industria hidrocarburífera fue el primero en sacar el pie del acelerador, antes de la actual crisis del coronavirus y el impacto previo en la guerra de precios del crudo, aún sin resolución aparente.
Hubo casos preocupantes como el del tight gas, que no registró etapas de fractura en pozos de la Cuenca Neuquina.
En ese contexto, el gobierno nacional comenzó a pensar en el 2021. Es que al menos desde octubre pasado, hay cierto consenso en la industria acerca del efecto que tendrá la parálisis en los campos productores en la provisión del año próximo.
El gobierno nacional, en algún punto, corre una carrera contra el declino de pozos. Entre ellos, algunos que fueron cruciales para sostener el abastecimiento: los de Vaca Muerta, cuya curva de declino es más rápida que en el sector convencional, lo que implica la necesidad de inyectar más divisas en esas áreas para sostener rendimientos.
En este escenario, se plantea una señal de precios: es decir, establecer un parámetro que permita márgenes de rentabilidad tales que hagan que las petroleras perforen nuevos pozos de gas.
La otra opción es comprar más gas en el exterior, en dólares, lo que impondría un clima de mayor presión en los dólares que tiene el país en el Banco Central de la República Argentina.
En ese contexto, Nación cree que la meta de cerrar este acuerdo en agosto, sería suficiente para poner en marcha toda la logística que garantizara los volúmenes que necesitará el país en el próximo año. Queda todavía saldar cuál será la posición final de las compañías que vayan a sumarse
FERNANDO CASTRO – fcastro@lmneuquen.com.ar – La Mañana de Neuquén / Más Energía