La meseta chubutense, con los peores indicadores en calidad de vida

En la meseta central de Chubut sigue pendiente el debate en torno a la actividad productiva y si se permitirá la explotación minera a partir de la zonificación.

En el mapa interactivo de calidad de vida elaborado por el CONICET para todo el país, los datos aportados para Chubut muestran un desequilibrio entre las distintas zonas de la provincia, ya que surge con claridad aquellas regiones que tienen actividades productivas como el petróleo, el turismo, la pesca y el aluminio y presentan indicadores de calidad media, frente a otras grandes extensiones –como la meseta central- donde predominan el ocre y el rojo, como señal de peores condiciones para vivir.

En la meseta central de Chubut sigue pendiente el debate en torno a la actividad productiva y si se permitirá la explotación minera a partir de la zonificación.

“La calidad de vida es un concepto relacionado con el bienestar de las personas. En ese sentido, depende de ciertas bases materiales, pero está lejos de reducirse a ellas. Si la calidad de vida se redujera meramente al consumo o a algunos indicadores socioeconómicos básicos, sería mucho más sencillo estimarla, pero sabemos que se trata de un fenómeno más complejo en el que también entran en juego variables de otro tipo, que tienen que ver con la escala de valores de la sociedad y las expectativas de progreso histórico”, afirma el investigador Guillermo Velázquez.

En Chubut, las zonas en verde claro (de Calidad media) y algunos puntos de verde oscuro (de mayor calidad) se observan en sectores específicos de Comodoro Rivadavia, en Puerto Madryn y Esquel. En cambio, los departamentos de la meseta están teñidos de ocre y rojo, que definen los niveles de peor calidad de vida. Los departamentos Gastre, Telsen y Paso de Indios no incorporan ninguna tonalidad verde, ubicándose en el peor lugar del sistema de indicadores.

Velázquez es investigador superior del CONICET en el Instituto de Geografía Historia y Ciencias Sociales (IGEHCS, CONICET-UNCPBA) y desde hace más de veinte años trabaja en el estudio de la calidad de vida desde una perspectiva geográfica.

“Para definir qué tan bien vive la gente que reside en un área determinada tomamos dos grandes grupos de indicadores: los socioeconómicos y los ambientales. En relación a los primeros tenemos en cuenta datos vinculados con dimensiones como la educación, la salud o la vivienda. En cuanto a los denominados ambientales, por un lado, atendemos a los clásicos problemas que pueden tener impacto negativo sobre el bienestar de los residentes –como inundabilidad, sismicidad, asentamientos precarios o contaminación- y, por otro, lo que llamamos ‘recursos recreativos’ –que pueden ser ‘de base natural’, como las playas, relieves, balnearios o espacios verdes, o ‘socialmente construidos’, es decir, teatros, centros deportivos u otras actividades de esparcimiento- como algo que favorece una mejor calidad de vida”.

– ADN Sur