Pifie de las encuestas: el drama del teléfono fijo

Como método de recolección de datos se usó este aparato anacrónico que no responde a las órdenes del tacto ni saca fotos. Cómo ahorrar costos en tiempos de big data.

En tiempos de big data, algoritmos y segmentación casi personalizada de las audiencias, al punto que hoy por ejemplo es posible detectar cuándo se te rompe el lavarropas y estás urgido por cambiarlo, los encuestadores que fallaron en el resultado de las PASO lo hicieron por un error de cálculo tecnológico.

No es que un malware dañó sus equipos o un hacker manipuló sus datos: el problema fue, lisa y llanamente, el uso del teléfono fijo como método de recolección de información.

En la Argentina, hay más celulares que habitantes. Y, en muchas casas, el teléfono fijo ya es un anacronismo que los centennials ni siquiera saben utilizar porque no responde a las órdenes del tacto ni saca fotos.

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Sin embargo, para ahorrar costos, algunos encuestadores decidieron que llamar por este aparato con auricular a cualquier hora del día con una voz grabada sugiriendo marcá 1 si votás a Macri y 2 si votás a Alberto, era una buena idea para captar la temperatura electoral de la sociedad argentina. Y así se la vendieron a un Gobierno que se jacta de haber creado una oficina con el nombre de “observatorio nacional de Big Data” e incluso, lo que es mucho más grave, a los influyentes de Wall Street que hicieron subir los mercados sin saber el origen poco sofisticado de estas predicciones.

Vaya un dato. Sólo la mitad de los argentinos tiene teléfono fijo y esa mitad pertenece a sectores medios y altos de la sociedad. Las clases bajas, entonces, quedaron excluidas de los muestreos. También los jóvenes que, cualquiera lo sabe por experiencia propia, no son los primeros en correr a atender el teléfono en casa.

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Pero lo que no se tuvo en cuenta para medir el posible resultado electoral fue un detalle mucho más cotidiano, producto del hartazgo de años y años de insistencia: a los bancos y a los encuestadores la gente les tiene fobia y corta apenas escucha la voz del disco grabado que acaba de sacarla de la cama. ¡Hay que ser muy militante para esperar la opción correcta!

Los consultores que la pifiaron por varios puntos de diferencia ahora se sienten incomprendidos. Sería bueno que empiecen por una autocrítica y que dejen de molestar a la hora de la siesta.

Por María Fernanda Villosio – Revista Noticias