Según Fraga, si el gobierno obtiene un buen resultado en las Paso, Cristina va retomar mayor protagonismo para las generales de octubre.
Rosendo Fraga, historiador y consultor político, sostiene que la campaña electoral que desembocará en las Paso del 11 de agosto está mostrando una polarización verificable en el «tono agresivo» y en la explotación de las «debilidades» del oponente más que en las «fortalezas propios» de las dos fuerzas que tienen más chances de imponerse: la oficialista Juntos por el Cambio y la opositora Frente de Todos.
En una entrevista con La Capital, el director del Centro de Estudios Unión para la Nueva Mayoría, cree que el binomio Mauricio Macri-Miguel Angel Pichetto tiene una estrategia de campaña más compacta, con «una unidad de comando». Por el contrario, la fórmula de Alberto Fernández-Cristina Fernández no ha logrado aún una coordinación efectiva. «Resolver esto resulta crucial para que la primera fuerza opositora pueda ganar». En ese contexto, dijo que si el resultado de las Paso es favorable para el gobierno, para las elecciones generales de octubre se verá a Cristina «retomando el protagonismo y tomando riesgos».
—A menos de un mes para las Paso, ¿cómo observa el proceso de la campaña electoral?
—Se observa una campaña muy polarizada, tanto en lo electoral como en lo político-ideológico, lo que deriva en un proceso electoral donde el lenguaje se torna más agresivo y se trabaja más sobre las debilidades del oponente, que las fortalezas propias.
_¿Cree que esta elección funcionará como una «gran encuesta» o como una virtual primera vuelta?
—Las Paso serán una gran encuesta verificada, pero puede tener efectos de primera vuelta. En una elección muy polarizada, en la cual los dos primeros sumen 80 por ciento, seguramente alguno de ellos estará superando el 40 por ciento. Si alguien saca 42 o 43 por ciento, queda a 2 o 3 puntos de ganar en primera vuelta con el 45 por ciento.
—De los dos frentes con más chances (Juntos por el Cambio y el Frente de Todos), ¿quién ha enfocado mejor la campaña?
—El oficialismo tiene unidad de comando. Hay una sola campaña. Además, controlar el Estado es una ventaja importante para ganar una elección en Argentina, como lo han confirmado las recientes elecciones provinciales. En la oposición, el problema es que hay cuatro equipos de campaña, que todavía no han logrado una coordinación efectiva: el de Cristina en el Instituto Patria; el de Alberto Fernández; el de Kicillof y el de Massa. Resolver esto resulta crucial para que la primera fuerza opositora pueda ganar.
_¿Cree que influirá la situación económica en esta elección o pesarán más otros elementos?
—La economía juega un rol sin lugar a dudas. Hace un mes y medio, una nota en el New York Times se preguntaba: «¿Cómo puede ganar una elección presidencial en Argentina un candidato con 12 causas de corrupción en la Justicia y 5 pedidos de prisión preventiva?». El mismo día, en el diario El País de España, una nota se preguntaba: «¿Como puede ser reelecto en Argentina Macri con el fracaso económico que tiene?». Un fenómeno explica el otro. Sin la mala economía, Cristina no tendría posibilidad de competir.
—¿Le parece acertada la estrategia del Frente de Todos de poner la figura de Cristina en un segundo plano?
—La estrategia electoral debe ser cambiante, tener flexibilidad y capacidad de adaptación. Cristina esta buscando reducir el nivel de rechazo. Pero si Macri sacara una ventaja significativa, seguramente la veríamos retomando protagonismo y tomando riesgo.
—¿Cree, como dicen algunos sondeos, que Macri ha recortado distancia con la fórmula Fernández-Fernández?
—Desde que el dólar se estabilizó, desde mediados de mayo, hace dos meses, Macri acortó distancia y se acercó a la fórmula Fernández-Fernández. La incorporación de Pichetto como candidato a la vicepresidencia influyó, pero en menor medida. La estabilidad del dólar es clave, no sólo porque calma la ansiedad de los sectores medios y altos, sino porque también es una variable decisiva en la inflación y el precio de los alimentos, que si importan a los sectores de menores ingresos.
—¿La candidatura de Lavagna puede perforar lo que hasta ahora aparece como un escenario de polarización?
—Por ahora, la fórmula Lavagna-Urtubey, puede atenuar pero no quebrar la polarización. Sólo si la economía tuviera una alteración importante, Lavagna podría volver a crecer electoralmente.
—La provincia de Buenos Aires sigue siendo clave. ¿Cuál es su impresión sobre lo que pasará en ese territorio?
—La provincia de Buenos Aires es un territorio muy difícil para la gobernadora María Eugenia Vidal. No hay segunda vuelta, la elección se gana por mayoría simple (un voto) y el peronismo ahora se ha unido. Además en el conurbano —donde está la cuarta parte de los votos del país— los promedios de pobreza y desempleo son superiores al nivel nacional. Nada está definido. Vidal tiene una imagen mejor que la de Macri, pero podría darse que este ganara en el ámbito nacional y ella perdiera en al provincia.
—¿Lo de la «boleta corta» es solo un fenómeno cordobés u otros gobernadores del PJ pueden alentarla?
—Con boleta corta van varios gobernadores además del de Córdoba. Tal es el caso de Misiones y Chubut en el peronismo y Neuquén y Río Negro en los partidos provinciales. Para los gobernadores este mecanismo implica no tener que definirse en el ámbito nacional, pero también perder votos de sus candidatos a legisladores nacionales. Schiaretti renueva sólo dos de los nueve diputados que se eligen en Córdoba porque en 2015, obtuvo sólo dicha cantidad de bancas por la boleta corta.
—El 11 de agosto vota la ciudadanía, ¿cómo cree que votarán los mercados el día siguiente?
—La actitud de los mercados el 12 de agosto tras conocerse el resultado de las Paso es simple: si es favorable a Macri, reaccionan positivamente, si en cambio favorece a la fórmula Fernández-Fernández, será negativa. Esto es inevitable, lo que es discutible es la intensidad del efecto.
Por Walter Palena wpalena@lacapital.com.ar – La Capital