Patrimonio porteño. La curiosa esquina que reúne cinco cúpulas con casi cien años de historia

Están en 4 edificios, en Diagonal Norte y Florida. Muestran una altura pareja, que le marcó el tope al propio Obelisco, y la variedad de estilos arquitectónicos en Buenos Aires.

Algo más de cien años atrás, cuando la Ciudad tenía tanto espacio que era posible trazar amplias avenidas y bulevares, se inició un proceso transformador que buscaba darle grandilocuencia a espacios puntuales. Se logró con avenidas como Del Libertador y Figueroa Alcorta, auténticos y amplios paseos que aún se conservan; y claro, con la Avenida de Mayo, que se transformó en el eje que vincula a la Casa Rosada con el Congreso de la Nación, el Poder Ejecutivo con el Legislativo. Un concepto similar se dio en torno a la traza de la avenida Presidente Roque Sáenz Peña o Diagonal Norte. Pero aquí el diseño fue un paso más allá, porque por sobre todas las cosas, domina la armonía. La de las alturas -edificios de estrictos 67,5 metros- y las fachadas. Incluso el símbolo total de Buenos Aires, el Obelisco, debió ajustarse a este rigor estético, porque se construyó en años posteriores.

Panorámica. Las cinco cúpulas, desde arriba. / Deenzel
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En la traza de Diagonal Norte hubo también una búsqueda por vincular dos poderes, el Ejecutivo con el Judicial; hoy el Palacio de Tribunales destacado por la obra de restauración en su fachada y por la renovación de la Plaza Lavalle.

Art Decó. En el edificio de La Equitativa del Plata, de fines de los años 20. Al 500 de Sáenz Peña. / Silvana Boemo
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Y en medio de este dibujo se generó una situación única, en donde cuatro edificios fueron diseñados con cúpulas. Una es la del antiguo Bank Boston, ahora sede central del gigante chino ICBC, de un notable estilo plateresco. Por estos días, tanto la fachada del edificio como la cúpula se ven algo deterioradas. Incluso tiene plantitas creciendo en algunos sitios, símbolo de problemas y falta de mantenimiento. La otra cúpula es la del edificio La Equitativa del Plata. Construida ya sobre el final de la década del ’20, tiene la firma de unos de los grandes exponentes del art decó en la Ciudad, don Alejandro Virasoro. Con menos ornamentos, más áspera a la vista, aunque bella y de formas sintéticas.

Florida. Este edificio neoplateresco, con tejas rojas, es un símbolo del inicio de la peatonal. / Silvana Boemo
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Los otros dos edificios son Bencich. Uno de ellos posee dos cúpulas. Y el que está ubicado en el 616 de la avenida tiene una increíble cúpula de cuatro pisos, con una terraza que hoy casi no se usa pero en el futuro podría transformarse en un bar roof top o, simplemente, en un mirador. Siempre que el consorcio se ponga de acuerdo y lo permita. Pero esta cúpula tiene dueño, Diego Belli, y le contó a Clarín: «Fue una fantasía que se transformó en realidad, poder tener una cúpula. Cuando la compramos, funcionaban oficinas, así que la planta estaba compartimentada, llena de tabiques. Liberamos todo, reconstruimos los pisos de mármol, recuperamos los cerramientos y entonces nos preguntamos ‘y ahora qué hacemos’. Durante años estuvo vacía, sin uso. Hasta que se nos ocurrió algo». Hoy la cúpula de cuatro pisos es la sede de Workey, un espacio de coworking.

Clasicismo. En el Miguel Bencich, de Roque Sáenz Peña 616. / Silvana Boemo
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Desde el interior. Del edificio de Saénz Peña 616, la vista de una de las cúpulas gemelas de enfrente. / Silvana Boemo
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Cuenta Belli -que impulsó este proyecto junto a su pareja, Ana Fenochietto- que la cúpula tiene una cualidad. Si bien se encuentra ubicada en una avenida muy transitada y escenario de frecuentes protestas, «el diseño hace que el sonido se propague. Y las paredes ayudan, claro, porque tienen entre 30 y 45 centímetros de ancho», detalló. El fin de semana que viene se podrá visitar, porque sus dueños -a sabiendas del tesoro que poseen- decidieron participar del evento Open House, en donde más de 100 propiedades privadas, edificios de gobiernos e instituciones, entre otros, abren sus puertas para que los vecinos los conozcan por dentro. Por la cúpula se podrá pasar el sábado 27, de 10 a 14 y de 15 a 19.

Panorámica. Desde el Bencich de Saénz Peña 616. / Silvana Boemo
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Más allá de los edificios públicos o de gobierno, los mentores de este tipo de torres fueron los arquitectos más famosos de Europa; en su mayoría, franceses, alemanes e italianos, los mismos que construyeron los palacios y residencias porteñas. Y detrás de ellos, las familias más encumbradas de la Argentina. Muchas de ellas, terratenientes; otras en cambio llegaron al país en momentos en que todo estaba por hacer. Y lo hicieron. Ya en aquellas épocas, consideraban que la mejor inversión estaba en los ladrillos. Por otra parte no existía la ley de propiedad horizontal, motivo por el cual eran únicos dueños de los edificios.

Detalle.De Sáenz Peña 616. Una cúpula clásica. / Silvana Boemo
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Y allí estaban los hermanos Miguel y Massimiliano Bencich con su constructora para erigir tres de las cúpulas ubicadas en esta esquina, además de decenas de edificios que son joyas de la arquitectura local. Solo en el radio del área central, vale la pena detenerse a mirar el de avenida Córdoba al 800 (esquina Esmeralda) y con sus tres torres color rojo; y los dos Bencich de calle Arroyo al 800. Uno de ellos fue hotel hasta hace pocos meses y el otro, uno de los pocos edificios curvos que tiene la Ciudad. Para muchos de sus proyectos contaron con la firma del gran arquitecto francés Eduardo Le Monnier, el mismo que construyó el Yacht club Argentino o lo que hoy es la Nunciatura Apostólica, pero que fue el Palacio Fernández Anchorena.

SILVIA GÓMEZ – Clarín