Así lo afirmó Hernán Vera, titular de la empresa Seargen SA, que viene desarrollando tareas en la localidad de Chilecito, bajo una atenta percepción de la cultura y la idiosincrasia de la región.
En los últimos tiempos el Gobierno nacional puso la lupa sobre una actividad que acompaña al hombre prácticamente desde sus orígenes, pero que también ha generado algunas controversias, muy especialmente en lo que a cuidado del medio ambiente respecta.
En este sentido, La Rioja no ha sido la excepción, pero a nadie puede escapar, en un contexto económico complejo como el que rige por estos días en el País, la expectativa que puede generar poner en marcha una actividad que puede impactar fuertemente en el circuito comercial de la Provincia.
Así lo entiende Hernán Vera, titular de la empresa Seargen SA (con oficinas en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y en La Rioja), que viene trabajando hace dos años en la localidad de Chilecito, con la mirada puesta en atender “la cultura, la idiosincrasia de la región, para identificar las percepciones y las preocupaciones que tiene la población con respecto al tema minero”.
Vera es hijo y nieto de mineros y posee una amplia experiencia en la materia, habiendo formado parte de grandes emprendimientos de la actividad a lo largo y ancho del país, pero siempre con una visión social, cercana al vecino, al poblador de las zonas en las que se puede llevar adelante trabajos de prospección, exploración y eventual operación de un área minera.
“Todavía no tenemos un yacimiento identificado que vaya a ser rentable o no, pero todo el mundo sabe que La Rioja tiene una potencialidad minera de excelencia. No obstante, aún hay que determinar el recurso minero, cuantificarlo, ver si es económicamente rentable”, cuenta Vera, quien además señala que “nos ubicamos en la zona de Chilecito, un lugar desafiante y geográficamente bien ubicado; de allí uno puede tener acceso a todos los puntos cardinales y podemos encontrar toda la infraestructura para montar una oficina. Nos planteamos la necesidad de salir a informar a la comunidad y capacitamos a gente de la localidad. Organizamos un curso de auxiliar minero para 60 personas. Hubo mucho interés. La idea es que sea esa misma gente la que luego lleve la información a los vecinos”.
El trabajo de Seargen SA, tal como lo narra Vera, es “cara a cara”, lo que permite a la empresa entrar en contacto con la gente en Chilecito y alrededores, al igual que con las principales preocupaciones que inquietan a los pobladores.
“Hemos visto la preocupación por el agua, que es la mayor preocupación de la gente; hemos visto mucha preocupación por el uso no responsable del cianuro y alguna preocupación sobre la contratación de mano de obra local. La gente también tenía alguna preocupación sobre la minería a cielo abierto, por el impacto visual mayormente. Pero habiendo conocido esas preocupaciones en la interacción cara a cara con el vecino, preparamos la información y a los promotores para que se pudiera dar respuesta a cada uno de estos interrogantes”.
De allí que en la actualidad existan nuevas percepciones en relación al tema minero, distantes de los tiempos de mayor resistencia hacia la actividad.
“El nivel de agresividad no existe”, afirma Vera y agrega: “nunca lo percibí; desde que llegamos a Chilecito abrimos oficinas, dimos charlas públicas y siempre se interactuó de manera respetuosa y con un diálogo adulto. Hemos estado desarrollando una tarea paralela, conversando con referentes locales, personas que tienen prestigio dentro de la comunidad; hemos conversado y hemos ido llevando información. En cada vuelta que uno da las barreras están mas bajas, aunque el hecho de que bajen las barreras no significa que se sumen a la minería sin condicionamientos. El poblador de Chilecito conoce exactamente cuáles son las condiciones que impondría a la minería”.
En este marco, Vera contó además que “también se realizó una aproximación a referentes antimineros, que tuvieron una posición activa y militante; nos pareció un gesto de reconocimiento y de respeto conversar con ellos y a fuerza de ser muy honestos no hubo cambio en su posición, pero nos pareció serio y adulto el hecho de poder dialogar, cada uno manteniendo su postura, pero con respeto”.
Licencia social
Mucho se habla de la necesidad de contar con licencia social a la hora de desarrollar cualquier actividad minera. Es este, a todas luces, un punto clave e ineludible sobre el que es necesario trabajar, en pos de evitar conflictos que, en muchos casos, suelen estar asociados también a los oportunismos de turno.
“La licencia social es una expresión que habría que analizarla un poco más desde el punto de vista de una visión científica”, sostiene Hernán Vera, quien en base a su experiencia afirma que la misma “se consigue o se logra una vez que una población está adecuadamente informada, en forma neutral, sin sesgos; una vez que la población cuenta con todos los elementos informativos al nivel que tiene el vecino; que todos y cada uno de los vecinos puedan contar con esa información”.
Asimismo, Vera sostiene que “los debates deben realizarse en un ambiente tranquilo, de respeto, sin implicancias del blanco o negro. En la vida hay tonos de grises, entonces se hace un daño cuando se pretende generar una grieta. Para conseguir la licencia social una de las condiciones es no promocionar las divisiones. Conseguirla es algo que esta por verse; en nuestra opinión no se han dado las condiciones para decir que se ha conseguido o no, por eso queremos promover un debate serio y respetuoso, donde las opiniones se fundamenten sobre datos científicos”.
En relación a este punto, sin embargo, el titular de Seargen SA fue claro al afirmar que “consideramos que estamos en una condición óptima como para empezar a trabajar sobre un consenso social que permita el desarrollo de la minería en Chilecito, pero al mismo tiempo creemos que tenemos que respetar la percepción de la comunidad. Queremos capacitar a la mano de obra local. Chilecito es un polo económico importante y queremos dar prioridad a los proveedores de bienes y servicios locales y queremos apuntar también a la industria del turismo. Queremos hacer minería responsable y sustentable”.
En lo que respecta al rol del Estado Vera no fue menos claro al afirmar que “debe ejercer un fuerte control sobre la actividad”. En este sentido, el titular de Seargen SA narró que “entre las demandas de la población, en las encuestas que hicimos, estaba el no tener toda la confianza en los controles que pueda ejercer el Estado”, sobre lo que aclaró que “esto no ocurre únicamente en La Rioja. El estado puede contribuir hasta categóricamente demostrando una capacidad de policía y de control en la actividad minera que le de confianza a la población y que le ponga límites a la actividad minera. Relacionado con esto, seguimos con la campaña en los barrios para recoger datos de las personas que quieran hacer los monitoreos participativos que determine el Estado o la compañia. Los vecinos no son expertos, pero pueden actuar como garantes de los muestreos que se hacen para detectar que no hay impacto en el aire, en la flora o la fauna. Estamos promoviendo que los vecinos participen de esos monitoreos”.
Por último, y en relación al aporte que puede generar la minería a la economía del sector en que se desarrolla, Vera sostuvo que “hay veces que se confunde el aporte que hace la minería cuando se le atribuye que solo deja las regalías. Esto es una gran falacia, un error. En realidad la minería paga todos los impuestos al igual que cualquier agente económico del País y a eso se le suma que paga el tres por ciento de regalías; todo eso en términos impositivos. Pero es importante recordar que la mano de obra es local, por lo que la masa salarial queda en el lugar en que se está trabajando; la minería demanda además muchos bienes y servicios: catering, transporte, logística, provisión de alimentos, etc. Son todos costos que paga la industria y que quedan en el lugar donde la minería se establece. Por mi experiencia, de cada 100 pesos que la minería exporta, el 85 por ciento queda en el lugar donde se produce”.
Garantía
“Nuestro foco específico es el habitante común y corriente de La Rioja, nuestros vecinos, ese es nuestro objetivo. El tema político tiene influencia, pero tratamos de no inmiscuirnos y ser neutros. Solo tratamos de cumplir con todas las regulaciones con las que debemos cumplir y pedimos que el resto de los ciudadanos también cumplan la ley. Un proyecto minero dura muchos años. En esa vida de un proyecto minero hay muchos ciclos políticos, por lo cual un proyecto serio no debe confiar en una ola política del momento, sino en una relación franca y respetuosa con el vecino. Esa es la única garantía de sustentabilidad de la industria minera”.
– Nueva Rioja