Rosario. Los bares culturales resisten como pueden y buscan que los regulen

En los primeros días de abril del año pasado, el mítico bar Olimpo, de Corrientes y Mendoza, cerró sus puertas.

Había estado clausurado casi un mes por ruidos molestos y la dueña del inmueble decidió venderlo. Cuatro meses antes, y a pocas cuadras de allí, había cerrado el bar cultural La Chamuyera (Corrientes al 1380). Fue después de que una joven que salía del local recibiera un botellazo desde un balcón. La antigua casona que albergaba a cantantes y bailarines de tango ya fue demolida y en ese lugar se está construyendo un edificio.

Pablo Teglia estuvo los últimos diez años al frente del Olimpo. «Es una lástima. Durante este año cerraron diez bares culturales y, seguramente van a seguir cerrando estos espacios», se queja.Los bares culturales llevan casi cuatro años reclamando que los permisos para estos espacios se otorguen bajo la figura de club social y cultural.

«Son lugares que no se manejan con una lógica comercial, sino con la idea de sostener espacios abiertos para la cultura y para el desarrollo de los artistas locales», destaca Teglia y remarca la importancia de mantener esos espacios, «que buscan nutrir la mente y la sensibilidad de los rosarinos».

– La Capital