El Ministerio de la Primera Infancia trabaja junto a las comunidades de Tartagal, Rivadavia Banda Norte, Rivadavia Banda Sur y Santa Victoria Este, implementando acciones para reducir el impacto que generan las fuertes lluvias durante el período estival en esas poblaciones. Lo hace a través de los Centros de Primera Infancia (CPI) que el Gobierno de Salta puso en funcionamiento en la región.
Los acompañantes educativos de cada CPI trabajan junto a los vecinos e instituciones para avanzar en la construcción colectiva de un proyecto de gestión de riesgo. Según informó el Ccoordinador de la Secretaría de Articulación, Pablo Agero, «se trabaja en todos los CPI ubicados en zonas de riesgo de inundación o aislamiento».
En este contexto, los acompañantes educativos del norte salteño desarrollan operativos de sondeo en las comunidades, elaboran ecomapas de las zonas de influencia de los CPI, analizan las fortalezas y debilidades de las prácticas comunitarias e institucionales e identifican a los actores sociales que pueden actuar de manera coordinada ante cualquier tipo de emergencia.
«El objetivo es definir estrategias que nos permitan prevenir y mitigar las consecuencias que generan las fuertes lluvias e inundaciones en las comunidades. El bienestar de nuestros niños nos moviliza», añadió Agero.
«Cuando comenzamos a trabajar en este proyecto de gestión de riesgo a corto plazo, el primer paso fue realizar un relevamiento de los recursos y capacidades de nuestros CPI. Analizamos qué es lo que tenemos y qué sabemos hacer como comunidad en situaciones de estas características», agregó el funcionario.
«Durante los sondeos realizamos una serie de preguntas a las madres CPI sobre la vida en la comunidad en tiempos de lluvia. Gracias a esta metodología los AE pueden conocer, a través de las experiencias de las mujeres, qué ocurre en sus hogares durante este tiempo y qué medidas de prevención toma la comunidad cuando se ve afectada», añadió.
El coordinador explicó que se busca identificar las fuentes de agua, alimentos y leña, los espacios secos, medios de comunicación y sanitarios o medios de eliminación de excretas. «Al momento de analizar sus fortalezas y debilidades cada CPI debe considerar los espacios con que cuentan, el acompañamiento que brinda a su comunidad, sus posibilidades de atender casos prioritarios, las prácticas de crianza que realizan y cómo involucra a los actores sociales del lugar».
«Para cada paso que damos la dinámica es la misma. Es un proceso continuo de formación y evaluación», indicó.
– El Tribuno