Cortaron el tránsito en hora pico en un sentido en la avenida 7 y 47. Protestaron contra los operativos comunales que buscan frenar a una actividad clandestina que en La Plata creció 88% en el último año
Más de dos décadas después de que una ordenanza prohibiera la actividad en suelo platense, la Ciudad sufre un creciente desborde de la venta ambulante ilegal. Mientras un reciente informe de la Cámara Argentina de Comercio (CAC) alertó que en La Plata el mercadeo clandestino creció 88% en un año, los manteros siguen resistiendo en las calles los esporádicos operativos municipales para intentar ponerle algún límite al desmadre callejero.
Ayer, en un nuevo capítulo de esa saga que se torna interminable, inspectores comunales levantaron puestos que se alineaban en diferentes puntos del microcentro y en los que se ofrecían a la venta productos de dudosa procedencia. “Se dispuso una serie de controles en avenida 7 y en los centros comerciales de calle 8 y 12, con el fin de erradicar esta problemática que afecta principalmente a los comerciantes legítimos”, explicaron desde la Comuna.
Fue un operativo conjunto entre la Secretaría de Convivencia y Control Ciudadano y la Policía Local. Se levantaron ocho puestos no habilitados dedicados a la venta de artículos de bijouterie y CD’s piratas, se informó.
Como suele ocurrir en estos operativos, los vendedores se resistieron, hubo tensión y cruces verbales. Pero la cosa no terminó ahí. Molestos por los controles, de inmediato un reducido grupo de manteros salió a protestar con un piquete. “Durante uno de los procedimientos -aclararon desde la Municipalidad- se originó un conflicto con los vendedores retirados, quienes tras ser informados acerca de que no se permite ningún tipo de venta ambulante, cortaron (el tránsito en) la intersección de las calles 7 y 47”.
Lo hicieron en plena hora pico con un bloqueo sobre la avenida, lo que se tradujo en un enredo vial que afectó a miles de automovilistas. “Eran un puñado y alteraron todo el tránsito”, se quejó un taxista de una parada cercana. También era densa la humareda que en esa esquina invadía la atmósfera, debido a que los manifestantes quemaron basura sobre la traza, por lo que numerosos transeúntes debían cubrirse el rostro al pasar por el lugar.
Sobre esta problemática endémica de las calles platenses, el secretario de Convivencia y Control Ciudadano del Municipio, Roberto Di Grazia, destacó que “avanzar contra la venta ambulante ilegal es uno de los principales temas a resolver, y en ese aspecto, se están gestionando predios para contener a feriantes y vendedores de la ciudad, otorgando las garantías de seguridad correspondientes para el montaje de una feria” (ver aparte).
A su vez, como ya informó este diario, desde la Comuna trabajan en el anteproyecto de un Nuevo Código de Convivencia Urbana en el que se aborda especialmente la venta callejera: según trascendió, se prevé derogar la ordenanza que fija parámetros a la actividad (la prohíbe) y su reemplazo por otras “más rigurosas que permitan una recuperación del uso del espacio público y el orden de la Ciudad”, se anticipó.
DESBORDE SIN FIN
La Plata, se sabe, es una de las cinco ciudades con mayor penetración de la venta ilegal en el país. Las cifras son inquietantes respecto al desborde del mercado informal: en el último trimestre se detectaron, en promedio, 205 puestos de venta callejera ilegal en las avenidas, calles y peatonales relevadas en La Plata. Es universo, vale aclarar, no toma en cuenta los puestos que arman en las denominadas “saladitas”, como las que empezaron a copar parques y plazas de la Ciudad.
Por estos días, un ejemplo paradigmático de esa situación es lo que está ocurriendo en la plaza San Martín. Quienes suelen pasar por ese espacio verde coincidieron en que “cada vez hay más vendedores” y esta semana se vio desbordada de puesteros “como pocas veces”.
Hace ya tiempo que en las narices de la Gobernación es posible desde comer un choripán hasta comprar un par de zapatos usados. Lo que nació años atrás con vendedoras que se concentraban en la explanada del Pasaje Dardo Rocha, se expandió hasta adquirir tal dimensiones que en los días en que montan la feria casi no quedan lugares libres. Eso ocurre tres veces por semana y en los horarios de mayor concentración de peatones, o sea desde media mañana hasta el atardecer.
Allí nomás, otro punto habitual de conflicto es la “saladita” que se arma en la vereda de la Legislatura. En ese espacio también parece la “historia de nunca acabar”. Sucede que se han realizado diferentes operativos para erradicar los puestos, pero según denuncian vecinos y comerciantes, pasan apenas unos días y vuelven a instalarlos, como si nada hubiese sucedido.
El conglomerado de la oferta ilegal abarca un variopinto catálogo de rubros: venta de frutas y verduras en casi todos los sectores del centro; remeras, ropa, películas, paraguas, golosinas entre numerosos productos, forman parte de una amplísima gama de oferta en los puestos ambulantes.
Sabido es que los manteros no pagan impuestos, ni alquileres ni tasas, por lo que además de tratarse de una modalidad de comercialización prohibida, constituye “competencia desleal” para el resto de los comerciantes, que deben afrontar un alquiler con todos sus impuestos y cargas sociales, según denuncian desde el sector.
Por si fuera poco, tal y como reflejó un reciente artículo de este diario, lo que sucede en las calles platenses contrasta con el promedio nacional, que registró una baja interanual de 21,7% en el tercer trimestre del año.
21,7% Menos
A nivel país, en el tercer trimestre del año la venta irregular en la vía pública disminuyó, según un relevamiento encarado por la Cámara Argentina de Comercio, lo que contrasta con la situación platense, donde creció 88%.
8.779 Ordenanza
Es la que regula -y prohibe- la actividad de la venta ambulante en la vía pública en la Ciudad. Se aprobó en 1997 tras un crudo enfrentamiento entre puesteros e inspectores. En la práctica, su aplicación deja muchos baches.
– El Día