El Rodeo, la cuesta de El Portezuelo, las ruinas del Shincal, el Pueblo Perdido de la Quebrada, el campo de Piedra Pomez, Balcosna, las Termas de Fiambalá, los diques del Valle Central y el este son solo algunos de los lugares turísticos que tiene nuestra provincia.
Se destacan por la magnificencia de su entorno natural, la riqueza cultural que encierran, y se han convertido progresivamente en los destinos clásicos, los más buscados por el visitante.
Pero hay, en potencia, muchísimos otros que podrían convertirse en territorios atractivos para el turista de otras provincias e incluso extranjeros. Solo hay que saber descubrir esas cualidades, características especiales que poseen y diseñar una estrategia para ponerlos en valor.
Existen algunas experiencias desarrolladas en otras jurisdicciones de la Argentina que bien podrían replicarse en Catamarca, adaptándolas a nuestra realidad. Por ejemplo, el programa Pueblos Turísticos que puso en marcha la provincia de Buenos Aires y que busca valorizar localidades pequeñas que hasta ahora no eran frecuentadas más que por visitantes ocasionales.
El proyecto busca poner en valor el patrimonio natural, cultural, social, arquitectónico y gastronómico de estos pueblos, todos de menos de cinco mil habitantes.
Se promocionan viejas casonas y edificios públicos, panaderías artesanales, almacenes de ramos generales, iglesias, capillas y oratorios, antiguos molinos, tambos, ferias de artesanos, estaciones ferroviarias, parajes que fueron escenarios de hitos históricos, entre otros atractivos.
Catamarca tiene, en cada punto cardinal de su geografía, desde el punto de vista cultural, histórico y hasta paisajístico, pueblos con muchos más atractivos para ofrecer que la provincia más grande de la Argentina. Poniéndolos en valor –lo cual no demanda inversiones demasiado importantes- e incentivando la radicación de pequeños emprendimientos hoteleros y gastronómicos, el potencial puede transformarse rápidamente en una realidad.
En los últimos años, desde las áreas de turismo de los distintos niveles de gobierno, se han puesto en marcha algunas iniciativas de este tipo que han ido dotando a Catamarca de nuevos y en la mayoría de los casos exitosos emprendimientos. Pero son innumerables las pequeñas localidades que esperan aun poder incorporarse a un plan más integrador de características como las señaladas.
Existen líneas de créditos para estos fines. De hecho, el gobierno provincial accedió este año a un crédito de 13 millones de dólares de parte de la Corporación Andina de Fomento para el desarrollo del Programa de Infraestructura Turística del Plan Estratégico de Turismo Sustentable, que incluye varias obras y un programa transversal denominado “Pueblos con encanto”.
Como siempre en estos casos, al aporte estatal se le debe añadir como complemento la iniciativa privada. La articulación eficiente de ambas partes es requisito imprescindible para el fomento del turismo, una actividad que es factor de desarrollo integral de nuestras comunidades.
– El Ancasti