Una ciudad controlada por naranjitas

LO MÁS IMPORTANTE
Sin regulación ni control municipales, los cuidadores de autos deciden dónde y cuánto cobrar, incluso en lugares prohibidos.
Y ninguno de ellos cree que el nuevo sistema de estacionamiento los vaya a sacar de las calles.

El dominio de las calles por parte de aquellas personas que con un chaleco de cualquier color, aunque archiconocidos como “naranjitas”, deciden cobrar estacionamiento es innegable.

También lo es el hecho de que ese poder se logró gracias, en parte, a la inacción de quienes deben controlarlo.

La situación no sólo es problemática por los conflictos entre automovilistas (que reniegan de tener que abonar un canon por estacionar en la calle) y cuidadores de autos (que exigen el dinero), sino también por la disposición que estos cuidadores hacen del camino, ya que inventan estacionamientos en lugares prohibidos que obstaculizan el tránsito.

La situación tiene un arrastre de años. Y cada vez se complica más.
No importa horario, día o lugar, en todo tiempo y espacio de la ciudad de Córdoba se puede encontrar a los “naranjitas” trabajando, ya sea a voluntad o con tarifas altísimas que alcanzan los 150 pesos en ciertos espectáculos.

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Barrios como Alta Córdoba, Centro, General Paz, Güemes, Nueva Córdoba y Cerro de las Rosas están superpoblados de cuidadores, especialmente en zonas de bares, hospitales, escuelas y mercados, que incluso tienen tarifas mensuales para los vecinos.

Mientras pasa un automovilista y le acerca un billete de 10 pesos, Mónica Palacios explica que ella trabaja al mediodía y a voluntad, aunque no es la única que se dedica al cuidado en Balcarce y Rondeau. “Acá está lleno de caraduras. El que está a la tarde cobra 20 o 30 pesos por hora, y tiene cuatro o cinco vecinos con autos lindos a los que le cobra mensual, unos 300 pesos, entonces ellos no me dejan nada a mí porque dicen que Raúl les cobró el mes”, explicó.

Sin embargo, la discusión está centrada en la ausencia de reglas y control por parte del municipio, que ni siquiera habla del tema pese a la insistencia de La Voz.

En un relevamiento propio, la diferencia entre trabajadores de cooperativas (legales) y “cuentapropistas” refleja que más del 85 por ciento de los cuidadores se encuentran trabajando sin estar habilitado y ninguno piensa que el nuevo sistema de estacionamiento que implementará la Municipalidad en breve lo sacará de las calles.

Incluso, algunos mencionan que al momento de quedar desempleados funcionarios los invitaron a custodiar una calle. “Hace 3 años que me quedé sin trabajo y fui a Desarrollo Social. Ahí me dijeron que podía agarrar esta cuadra. Llegué y había una señora con la que trabajé un tiempo, pero después se fue”, mencionó Juan Rodríguez, quien se encuentra todos los días en Achával Rodríguez y Belgrano, aunque aclara que durante la noche se va por que vienen otros que son “pesados”.

La próxima implementación del nuevo Sistema de Estacionamiento Medido que afectará a cinco mil lugares en el Centro, Nueva Córdoba, Alberdi, y el entorno de los mercados Norte y Sud posiblemente genere un conflicto con los cientos de naranjitas ilegales que tienen el control de esas zonas.

Sin reglas

Fabio espera ansiosamente que se libere una calle de Nueva Córdoba o Güemes por la noche. Que alguno de los naranjitas que ya está adueñado del espacio decida dejar el negocio para poder ingresar y abandonar la modalidad “a voluntad”, para pasar a cobrar “arriba de 50 pesos por auto”.

Fabio limpia vidrios en la calle Poeta Lugones y cuando la persona que cuida autos en ese lugar no se presenta, se calza el chaleco naranja y cumple con ese rol. Tan fácil como abrir la mochila.

Él habla de la liberación de una calle, ya que los distintos sectores están custodiados por grupos que entre ellos -o terceros- se ayudan para que nadie les robe el lugar.

Pese a que no existe regulación o control municipal, sí hay reglas propias y quien las rompe, sufre consecuencias. La pelea por la noche es dura, ya que la diferencia económica con el día es abismal.

Mientras antes de las 20 se cobra entre 10 y 20 pesos, incluso algunos piden a voluntad, con las luces de los bares, los cines y los teatros, el precio prácticamente no tiene tope, con bases de 40 o 50 pesos en Nueva Córdoba, Güemes, General Paz, Alta Córdoba y el Cerro de las Rosas, todo frente a los ojos de policías e inspectores.

Bajo el sol sólo se registran precios similares en lugares puntuales como el Parque Sarmiento, con naranjitas habilitados (único lugar relevado en donde todos los cuidadores tienen carnet) que disponen de distintos tipos de tickets que van desde los 10 pesos por hora a las tarifas fijas de 40, e incluso más en casos de eventos especiales.

El afán de recaudación lleva a que una persona decida ponerse un chaleco y exigir pagos a conductores incluso en calles donde está prohibido estacionar.

Sin carteles con el trazo rojo tachando la letra E, con lineas amarillas despintadas e intermitentes en el cordón y una persona cobrando por el espacio, los conductores no esperan volver al lugar y no encontrar su auto en el lugar donde lo habían estacionado, pero sucede.

“Acá los naranjitas te cobran 40, 50 o 100 pesos vaya uno a saber de acuerdo a qué. Y en el mismo lugar donde cobran estacionamiento la grúa levanta 5 o 6 autos por día por que está prohibido estacionar”, explicó Sebastián Basualdo, encargado de un edificio en Cañada y Achával Rodríguez.

En Güemes el incremento de vehículos que frenan por un par de horas es directamente proporcional al de “naranjitas”, quienes hacen estacionar a los autos sobre veredas, garajes y calles con estacionamiento prohibido. Esto genera problemas de tránsito e incluso obstaculizan el giro del trolebús y colectivos desde Achával Rodríguez a Cañada.

Los cuida coches también explotan los sitios de interés sanitario, educativo, de entretenimiento y religioso.

En los alrededores de hospitales, clínicas, sanatorios públicos o privados se reparten el negocio desde la primera hora de la mañana hasta entrada la madrugada. Este es el sector donde más “naranjitas” de cooperativas hay, sin embargo no siempre se respetan las precios.

Médicos, enfermeros y administrativos que trabajan todos los días o varios días de la semana incluso pagan por mes, como si lo dejaran en una playa de estacionamiento.

Para conocer el «copamiento» naranja basta llegarse, por ejemplo, a General Paz, donde en unas pocas cuadras se encuentran la Clínica Reina Fabiola, el Hospital Italiano y el Sanatorio del Salvador. En las cuatro manzanas relevadas por este diario, trabajan aproximadamente 30 “naranjitas”, algunos con permiso municipal, y otros sin, aunque es indiferente ante la ausencia de controles municipales.

Dónde están y cuánto cobran

Por Tomás Vázquez – La Voz del Interior