En Berisso, el peronismo irá a las urnas fracturado en doce espacios

En la cuna del movimiento que fundó Perón, hay listas de esa extracción en varios frentes

Se dice de Berisso que es la cuna del peronismo, su “kilómetro cero”. Y la definición tiene que ver, según la historia que se cuenta, con el mismísimo 17 de octubre de 1945, con el momento en que las primeras columnas de obreros de los frigoríficos decidieron reunirse para marchar a Plaza de Mayo. En la berissense esquina de Nueva York y Marsella hay, incluso, una placa que refiere a aquel momento de reunión espontánea y que los peronistas de Berisso veneran como símbolo de un sentimiento que los une. Pero en el Berisso de 2017 esa espontaneidad para unirse es un recuerdo lejano y una realidad imposible.

El reciente proceso de armados políticos y de cierre de listas dejó al peronismo berissense mucho más dividido de lo que estaba. En este turno electoral de agosto los peronistas de Berisso van divididos en ocho partes. O nueve, si se toma en cuenta al armado massista. O diez u once si se contabilizan los dos sectores que se pasaron al espacio de Cambiemos para oficiar de “pata peronista” o doce con la del Partido Federal.

Transitando los corrillos del legendario peronismo berissense se advierte algo más grave que la fragmentación: las relaciones entre dirigentes y militantes se ha contaminado de manera tal que aquello de “el que pierde acompaña”, resulta una frase vacía de contenido. Todos sospechan de todos. Todos están convencidos de que si ganan la interna no contarán con el apoyo de los derrotados.

El abanico de la división del peronismo empezó a abrirse a poco del histórico comicio de 2015 en que por primera vez un radical alcanzó la intendencia. Entonces quedaron planteados tres espacios visibles: el de Juan Ignacio Mincarelli que había ganado el derecho a ser candidato a intendente; el del dirigente del gremio de los petroleros, Ramón Garaza, que había participado de esa interna y el del ex intendente Enrique Slezack, que declinó ir por la reelección y bendecir a un candidato propio para favorecer una unidad que finalmente no llegó.

Hoy esos espacios se sintetizaron en una unión entre Mincarelli y Garaza enfrentados a Slezack, representado por el empresario Fabián Cagliardi. Entre ambos sectores las diferencias parecen insalvables. “Nunca hubo voluntad de unidad”, dejan trascender de un lado y del otro. Ambos se reprochan exceso de protagonismo y apetito personal de las cabezas de cada espacio. Por caso, el sector de Juani Mincarelli no cedió ante los pedidos de renovación y puso a su hermano Sebastián como candidato a concejal en primer término a pesar que ya ocupa una banca. “El único que mostró alguna voluntad de resignar terreno en pos de la unidad fue Garaza, que acordó poner al precandidato a concejal en tercer lugar”, señaló una fuente del peronismo en alusión a Alejandro Paulenko.

En ese marco de desencuentros quedó cruzado en la incertidumbre sobre si podrá o no participar de la contienda electoral (la Junta Electoral que objetó sus avales debe decidir si le dan boleta larga, corta o ninguna) el espacio que encabeza Miriam Pelusa Larrañaga, una militante K con predicamento en los barrios y apoyada por sectores de la transversalidad como el que encarna Jorge Drkos y con muchos años en la militancia peronista como Oscar Lutzack, entre otros.

INJERENCIA VECINA
En los corrillos de la política regional se asegura que el intendente ensenadense y armador K, Mario Secco, aspiraba a que se produjera una síntesis entre las listas de Cagliardi -a quien dio su apoyo explícito- y la de Larrañaga. Pero no logró convencer a Cagliardi que se negó a dar el lugar de la mujer a Larrañaga y se mantuvo en sostener a Santiago D`Elía un ex funcionario de Slezack que alguna vez merodeó La Cámpora y se mostró con José Ottavis. En los corrillos se asegura que Secco aspiraba a una disputa entre la fusión de Cagliardi con Larrañaga contra Mincarelli-Garaza con quienes su relación se desgastó en los últimos tiempos a caballo de los cruces con Randazzo.

Al peronismo K partido en tres, se agrega otro mosaico inesperado como el randazzismo donde la orden de arriba de “dejar jugar” se tradujo en cuatro listas: las de Federico Ruiz; Leonel Galossi; Gabriel Armendi y Leonel Paz, esta última fogoneada por la diputada Mónica López. Aquí se oyen las mismas quejas y reproches: “todos hablaban de unidad pero querían ir primeros en la lista”.

Las divisiones siguen: Jesús Helguera, un conocido militante barrial armó lista por el Partido Federal, el de Ivo Cutzarida, luego de esperar una oferta de los espacios de Cagliardi y de Mincarelli que nunca le llegó.

Pero los aires divisionistas en el peronismo berissense no se agotan en estas estructuras sino que trascienden a otros espacios como el massismo donde el “Tano” Angel Celi volverá a ampliar la oferta electoral a los votantes de extracción PJ.

En tanto hay peronistas dentro de Cambiemos a través de las “patas” que procuraron desde el Partido FE, con Roberto Castro y desde Encuentro Peronista, un sector que decidió dejar al ex concejal Gerardo Ridela para aceptar la oferta de participación del intendente Jorge Nedela.

Con todo, el peronismo de Berisso muestra hoy una imagen impensada para quienes abrieron el camino histórico del 17 de octubre. Débil, después de una derrota electoral histórica, no logra la vacuna para curar una enfermedad llamada atomización

– El Día