El gobernador de Santa Fe lamentó la salida de la UCR del frente con el socialismo y advirtió que Macri no resolvió los problemas de la economía
En un año electoral que acapara la atención de los políticos, el gobernador de Santa Fe, Miguel Lifschitz, apuntó a la situación económica. «No veo un plan económico del Gobierno», aseguró en una entrevista con la nacion. Si bien se mostró conforme con las medidas del Ejecutivo para frenar el narcotráfico en su distrito, una de las críticas centrales a Mauricio Macri es que no cumplió con el federalismo que prometió: «No hay federalismo a la hora de tomar decisiones», aseguró. En cuanto al abandono que la UCR hizo de su fuerza, el Frente Progresista Cívico y Social, para pasarse a las filas de Cambiemos, lamenta la imposibilidad de consolidar un espacio socialista a largo plazo.
-¿Cuál es la situación hoy en su provincia a nivel económico?
-El sector agropecuario de la provincia es el más dinámico y el que ha mostrado signos de recuperación. Pero la realidad es que la situación, salvo de ese sector, está para atrás. Ninguno de los objetivos que planteó el Gobierno en la campaña, como bajar la inflación a menos de dos dígitos, reactivar la economía, traer capitales extranjeros, reducir el déficit fiscal, se ha cumplido ni parece que fuera a concretarse en el corto plazo.
-¿Por qué cree que es así?
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-No veo un plan económico. Hay una excesiva confianza en que medidas de carácter monetaristas son suficientes y creo que hacen falta medidas más proactivas.
-¿Cuál es la relación de Macri con los gobernadores?
-Me ilusioné cuando el presidente nos convocó a todos en Olivos. Me pareció una señal de empezar a trabajar en un esquema realmente federal, pero después volvió a generarse una relación más bilateral, que tiene que ver con la afinidad política. Con los de Cambiemos y con los del PJ que tienen buena relación con el Gobierno. Nosotros tenemos una relación correcta con el Gobierno, pero siento que no hay un espacio de debate de políticas federal.
-¿No hay federalismo en su opinión?
-No a la hora de tomar decisiones. Creo que muchos problemas, como los tarifazos, se habrían evitado si se conversaban con los gobernadores.
-¿En qué situación está el reclamo por los fondos de la coparticipación adeudados?
-Nos deben $ 23.000 millones a valores históricos. No ha habido avances con el Gobierno. Durante el primer año de gestión nos pidieron paciencia y entendimos que era lógico. Hasta ahora no hemos tenido ningún avance.
-¿Cómo afectó la salida de la UCR de su frente?
-Un sector del radicalismo, particularmente de la ciudad de Santa Fe, se integró a Cambiemos. No es una novedad, era un final anunciado. Hace más de un año que ese sector se identifica con el gobierno nacional. Esto clarifica las posiciones.
-¿El socialismo siempre se tiene que juntar con sectores que no lo representan para tener votos, como el caso de Margarita Stolbizer con el massismo?
-Sí, Margarita lo plantea de esa manera como una forma de sobrevivir en la jungla del electorado de Buenos Aires. Yo creo que es un error político, quizás le permita ganar diputados o concejales, pero la diluye como referencia ética. Me parece un mal negocio ya que no va a llegar a senadora.
-¿Eso le pasó al radicalismo en Santa Fe?
-Absolutamente. Hay decisiones de las cuales es muy difícil volver. La UCR se corrió de su lugar histórico, que siempre fue un partido de centro o centroizquierda, con representación de los sectores medios, y se fue a una alianza con Pro, en la que se ubica como furgón de cola.
-¿Los debilitó esa salida?
-No, pero sí la posibilidad de construcción de una propuesta progresista de centroizquierda en el corto y mediano plazo.
-¿Cuál es hoy la situación del narcotráfico en su provincia?
-En los últimos dos años pasaron dos cosas: el gobierno nacional ha tomado el problema con seriedad, cosa que no ocurría antes, y lo otro positivo es que estamos trabajando en conjunto. Nos resultó muy bien el convenio nacional que firmamos con la ministra Patricia Bullrich. Hoy bajamos significativamente los niveles de violencia.
Agustina López – LA NACION