Es toda una decisión, porque esa Fuerza Patria que viene de ser vapuleada en las urnas de casi todo el país, al mismo tiempo es la que reina inquebrantable en Catamarca desde hace tres lustros. De hecho, la única provincia en la que Fuerza Patria se impuso en las legislativas de octubre último fue en Catamarca, que ahora retiraría a sus electos legisladores nacionales del bloque. Así de grave es la derrota nominal, psicológica y anímica para el peronismo, que a nivel nacional no termina de digerir lo que ocurre. Puede equivaler a una caída estruendosa precisamente en el Congreso, que fue el ámbito donde Javier Milei y sus políticas conocieron los tropiezos más grandes y sonoros en lo que va de este 2025 que transita su epílogo.
Pragmatismo, oportunismo, supervivencia, inteligencia… Cada quien calificará la jugada como le plazca o como la entienda. Políticamente abre un nuevo escenario para Catamarca, que puede resultar vital en el tramo final de la gestión jalilista. Queda claro que el gobernador no tiene interés en convertir su gestión en una trinchera de resistencia ideológica, sino que optó por el camino que le permita conducir de manera razonable los dos años finales de su segundo y probablemente último mandato. El dialoguismo domina el ADN de Jalil desde siempre, y siguiendo esa línea no puede causar gran sorpresa su determinación. Por otro lado, es inútil disimular que marca una ruptura brutal con el kirchnerismo que supo cobijar a todo el peronismo catamarqueño y devolverlo a la victoria. En ese aspecto, acertada o no, la decisión resultará dolorosa para buena parte del oficialismo local. Incluso entre quienes piensan que se eligió el camino correcto.
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