Aunque hoy la minería representa menos del 1% del PBI y menos del 6% de las exportaciones, la Argentina tiene una cartera de 119 proyectos y cuenta con «una ventaja geológica significativa en minerales críticos para la transición energética«, según el reporte.
El potencial que viene: litio ahora, cobre después
El país ya ocupa un lugar central en el mercado global del litio. Es el tercer productor mundial y podría llegar a aportar hasta el 20% de la oferta global en 2033. Este mineral -que ya superó a la plata y representa el 14% de las exportaciones mineras- es el motor del crecimiento actual.

Los proyectos de litio impulsan el crecimiento minero argentino.
La próxima ola llegará con el cobre. Argentina no produce este metal desde 2018, pero tiene en marcha proyectos de escala internacional como Josemaría, Los Azules, Taca Taca, El Pachón y el nuevo Proyecto Vicuña. En conjunto, representan u$s35.000 millones en inversiones y podrían llevar las exportaciones de cobre a más de u$s11.000 millones anuales hacia 2033.
De concretarse, el cobre pasaría a ser el principal impulsor del salto exportador minero en la próxima década.

Por qué la demanda mundial abre una oportunidad única
El informe remarca que el litio y el cobre son esenciales para la transición energética. La demanda global de litio podría multiplicarse entre 12 y 42 veces hacia 2040, mientras que el cobre será central para electromovilidad, almacenamiento y energías renovables.
Con reservas significativas y costos competitivos, Argentina tiene una ventana estratégica para posicionarse como proveedor confiable en un mercado global que exige volúmenes crecientes y estabilidad.
Qué hace falta: reglas claras y estabilidad
El estudio de BBVA Research es categórico: el salto exportador solo será posible «con un marco macroeconómico y regulatorio estable». El país necesita previsibilidad para poner en marcha los grandes proyectos que permitirán alcanzar los volúmenes récord hacia 2032/2033.
El estudio enfatiza que muchos desarrollos mineros se proyectan bajo el Régimen de Incentivo a las Grandes Inversiones (RIGI), una herramienta diseñada para atraer capitales de largo plazo mediante beneficios fiscales, estabilidad tributaria y un esquema cambiario más previsible