La disminución de la carga impositiva sobre el campo no solo beneficia a los productores, sino que también impulsa el desarrollo nacional
La participación del Estado nacional en el gasto público se redujo del 42% al 33%Marcelo Manera – LA NACION
Durante más de 25 años, desde el interior del país hemos cuestionado a los gobiernos centralistas por la manera en que el Estado nacional ha concentrado recursos mediante impuestos que no se coparticipan, como el impuesto al cheque, el impuesto PAIS y las retenciones a las exportaciones (DEX), ejerciendo una presión económica que limita la autonomía de las provincias.
Con la llegada de Javier Milei, este modelo comenzó a cambiar. Entre sus primeras medidas, destacan la eliminación del impuesto PAIS y la reducción de las retenciones a las economías regionales, así como a productos como la soja, el maíz y las carnes. Como resultado, la participación del Estado nacional en el gasto público se redujo del 42% al 33% (aprox. 60 billones de pesos).
Esta menor recaudación nacional permitió que una suma considerable llegara directamente a los bolsillos de los argentinos, especialmente de quienes residen en el interior. Este flujo de dinero dinamiza las economías regionales, incrementando los ingresos locales que, a su vez, generan una mayor recaudación en tasas municipales e impuestos provinciales, como ingresos brutos. A mediano plazo, esto se traduce en un aumento de los recursos coparticipables, gracias al aporte de impuestos como el IVA y Ganancias.
El modelo que propone Milei apuesta por un Estado nacional menos centralizado y absorbente de ingresos, enfocado en la generación de leyes que protejan la propiedad privada y fomenten inversiones en provincias con recursos naturales poco explotados, promoviendo así la independencia económica y política. Este enfoque obliga a las provincias y municipios a proveer servicios públicos más eficientes y de calidad, a incentivar el sector privado y a competir sanamente, como lo hacen las pymes en una industria competitiva, en línea con el concepto de “votar con los pies” de Charles Tiebout.
En este contexto, resulta pertinente analizar las críticas de algunos políticos como Schiaretti, Lousteau, Llaryora y Pullaro, quienes cuestionan la reducción de retenciones y la supuesta falta de políticas productivas. No considero que estos dirigentes sean ignorantes o desinformados; más bien, sus posturas reflejan intereses políticos particulares. Al centrarse únicamente en sus aspiraciones, terminan perjudicando el interés general de las provincias que gobiernan.
Saben que la reducción de impuestos pone en evidencia la ineficiencia de los estados subnacionales, que han optado por aumentar la presión fiscal sin ajustar sus gastos. Tal como señala Letelier en su enfoque de elección pública sobre descentralización fiscal, este tipo de comportamiento político está relacionado con la permanencia de los dirigentes en el poder, lo que los convierte en “beneficiarios potenciales de la captura del Estado” y los induce a actuar de manera oportunista.
En la cosmovisión de esta administración las provincias deben regular sus propios sistemas impositivos, mientras la nación retrae sus impuestos, de esta manera, cada provincia debe competir ofreciendo mejores condiciones tributarias, en este punto es central el aporte de la accountability ejercida por: la ciudadanía a la hora de emitir su voto y del complejo empresarial al momento de elegir en qué lugar del país realizar sus inmersiones
En contraposición con esta dirigencia, cabe destacar la reacción positiva de gobiernos subnacionales de la Patagonia, Cuyo y el NOA, que han sabido aprovechar los beneficios de la descentralización y del Régimen de Incentivo para Grandes Inversiones (RIGI). Estas provincias están generando ingresos significativos a través de la minería y el petróleo, logrando una mayor independencia fiscal.
Un apartado a la reciente medida de eliminación temporal de las retenciones a todos los productos agropecuarios, la cual marcó un hito en los últimos 23 años. Por primera vez, aunque solo fuera durante un breve periodo, las commodities pudieron reflejar su valor real en el mercado, sin que el Estado nacional interviniera para apropiarse de una parte significativa de sus ingresos.
Sin embargo, la naturaleza transitoria de la medida también generó ciertas distorsiones e incentivos negativos en el mercado, que el Gobierno debe asegurar que no ocurran más. A pesar de estos efectos adversos, la experiencia sirvió para demostrar un punto clave: la reducción de impuestos, según el efecto Laffer, puede resultar en un aumento de la recaudación fiscal.
Social y políticamente, se ha alcanzado un consenso sobre el papel fundamental del sector agropecuario en el crecimiento económico del país. La disminución de la carga impositiva sobre el campo no solo beneficia a los productores, sino que también impulsa el desarrollo nacional. Esta perspectiva ha abierto la puerta a la posibilidad de implementar una medida permanente que contemple la eliminación total de las retenciones, consolidando el camino hacia una estructura tributaria más favorable para el sector y para el país en su conjunto.
Estos nuevos ingresos para el sector privado también quedarán en las provincias productoras. Los desafíos pendientes son claros: controlar el tamaño y la calidad del gasto público en provincias y municipios —especialmente en educación y salud—, exigir transparencia y rendición de cuentas, y promover una mayor participación ciudadana, en particular del sector privado.
El autor es diputado nacional (Liga del Interior ELI)