Trabajar en blanco. En Argentina, el Estado se queda con más de un tercio del costo laboral

Trabajar en blanco. En Argentina, el Estado se queda con más de un tercio del costo laboral

Un informe comparó la presión impositiva sobre los sueldos en 39 países. Sólo Austria y Francia tienen mayor carga tributaria sobre el trabajo formal que Argentina.

En Argentina, más de un tercio del costo laboral se destina a impuestos y aportes, según un informe del Iaraf. (Archivo)

Pablo Petovel

Trabajar en blanco en Argentina implica una pesada carga tributaria. De cada 100 pesos que una empresa destina a pagar el salario de un trabajador, más de 34 van al Estado, ya sea en forma de aportes personales, contribuciones patronales o impuestos.

Así lo revela un estudio del Instituto Argentino de Análisis Fiscal (Iaraf), que comparó la presión impositiva sobre el trabajo formal en 39 países, la mayoría miembros de la Ocde (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos).

El informe de la consultora presidida por el economista Nadin Argañaraz, basado en datos de 2024 y en la metodología internacional del informe Taxing Wages de la Ocde, ubica a Argentina como el tercer país con mayor carga tributaria sobre el empleo formal.

Sólo Austria (35,7%) y Francia (35%) tienen una presión impositiva mayor. Argentina se posiciona con una cuña fiscal del 34,6%, es decir, la porción del costo laboral que se desvía del bolsillo del trabajador hacia el Estado.

La cuña fiscal se calcula sobre el caso de un trabajador soltero, sin hijos y con salario promedio. Para este perfil, se suman los aportes personales (que paga el empleado), las contribuciones patronales (que paga la empresa) y el impuesto a las ganancias. Luego, se compara el ingreso real del trabajador con el costo total que la empresa debe desembolsar por su contratación. La diferencia es la carga tributaria.

Presión sobre el salario

Según el informe del Iaraf, los aportes personales en Argentina equivalen al 13,4% del costo laboral total. Este porcentaje es superior al promedio de la Ocde, que es de 8,1%, y coloca a Argentina en el séptimo lugar del ranking. Los países con mayor carga por este concepto son Eslovenia, Lituania y Alemania.

En cuanto a las contribuciones patronales, Argentina también supera la media internacional. En nuestro país representan el 21,2% del costo laboral, frente al 13,4% promedio de la Ocde. Esto ubica a Argentina en el décimo lugar en este aspecto, por detrás de Francia, Chequia y Estonia.

Una particularidad del caso argentino es que, en 2024, el Impuesto a las Ganancias no se aplicó sobre los salarios promedio. Esto se debe a que la última reforma tributaria, incluida en la Ley Bases, elevó el mínimo no imponible y excluyó a buena parte de los asalariados del tributo. Como resultado, el impacto de este impuesto fue nulo en el perfil analizado.

Esta ausencia de Impuesto a las Ganancias sobre sueldos promedio explica por qué la cuña fiscal total de Argentina no lidera el ranking, a pesar de los altos niveles de aportes y contribuciones.

De hecho, en términos generales, el país se ubica en el puesto 26 entre los 39 analizados, si se considera la carga tributaria completa.

Comparación regional y mundial

Los países con menor carga sobre el trabajo son Colombia, Chile y Nueva Zelanda. En estos casos, la presión impositiva es prácticamente inexistente, lo que refleja sistemas fiscales menos gravosos para el empleo formal.

En contraste, los países europeos con mayor peso tributario sobre el trabajo (como Bélgica, Alemania y Austria) mantienen esquemas complejos y caros, pero acompañados en general por redes de protección social más desarrolladas.

Argentina, en cambio, combina una elevada presión impositiva con un sistema previsional en crisis y servicios de salud fragmentados. Esto hace que el peso de los tributos no siempre se traduzca en beneficios tangibles para el trabajador.

Evolución de la carga tributaria

El informe del Iaraf también analiza la evolución de la carga tributaria sobre el trabajo entre los años 2013 y 2024. En ese período, la presión en Argentina se mantuvo prácticamente estable, tanto en aportes personales como en contribuciones patronales.

Sin embargo, en el contexto internacional, muchos países de la Ocde redujeron sus aportes personales o modificaron su estructura fiscal, lo que alteró el posicionamiento relativo de Argentina.

Por ejemplo, mientras que en 2013 Argentina estaba en el puesto 23 del ranking por carga tributaria total, en 2024 pasó al 26. Esto no implica una mejora, sino que otros países aumentaron su carga impositiva o Argentina no la modificó, perdiendo así posiciones.

El estudio también destaca que, si bien la carga promedio de los países de la Ocde se mantuvo estable en torno al 35,8%, hubo cambios en la composición de la cuña fiscal.

En algunos casos, se redujo el peso del Impuesto a las Ganancias y se aumentaron las contribuciones a la seguridad social, y viceversa.

En la práctica, la elevada presión fiscal sobre el empleo formal es uno de los factores que desalientan la registración laboral. Según datos oficiales, más del 45% del empleo en Argentina es informal, es decir, sin aportes ni cobertura social.

Además, el peso impositivo sobre el trabajo incide en el costo de contratación y en la competitividad de las empresas, sobre todo las pequeñas y medianas

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