
Con apenas 1.750 habitantes, demostró que no hacen falta presupuestos millonarios para innovar. Gracias a la participación activa de sus vecinos, la creatividad local y el uso inteligente de tecnologías accesibles, este poblado logró transformar su vida comunitaria y dar un salto adelante en digitalización urbana.
El reconocimiento no llegó por grandes inversiones estatales ni por un presupuesto millonario. Fue el resultado de una década de participación ciudadana, soluciones creadas a medida y una visión compartida.
El impulso comenzó en 2012, cuando la escuela primaria local estuvo a punto de cerrar por falta de alumnos. En lugar de resignarse, los vecinos formaron la asociación Etteln Aktiv y lograron mantenerla abierta. Esa experiencia marcó el inicio de un modelo de cooperación que, con el tiempo, se volcó a la digitalización.

En 2020, durante la pandemia, un problema de conectividad aceleró el cambio. Cincuenta y cinco hogares en las afueras quedaron fuera del plan de fibra óptica. Conectar esas viviendas costaba EUR 2,5 millones, un monto que el gobierno local consideró excesivo, aunque el Estado federal cubriría el 90% del gasto. Los vecinos decidieron resolverlo por su cuenta.
Sesenta y cinco personas participaron como voluntarias. Agricultores aportaron tractores, el club de tiro cavó zanjas, y miembros de la iglesia colocaron cables. En 3.500 horas de trabajo, se conectaron todos los puntos pendientes. El costo total fue de EUR 100.000, financiado con donaciones y fondos municipales.
Tecnología al servicio de todos
Hoy, cada vivienda y granja cuenta con conexión de fibra óptica. Más de la mitad de los vecinos utilizan Crossiety, una aplicación suiza que funciona como una sala comunal virtual. Allí se anuncian eventos, se publican avisos y se coordina ayuda. Quien no usa teléfonos inteligentes puede acceder a los mismos servicios en tres pantallas públicas instaladas en el pueblo.
La digitalización también alcanza el transporte. EttCar es un vehículo eléctrico compartido de siete plazas, disponible sin costo a través de una aplicación. Lo compró el municipio y su uso supera las 2.000 reservas, con más de 100.000 kilómetros recorridos. Se emplea para traslados a partidos de fútbol, compras grupales y viajes internos.
El proyecto más ambicioso es el pueblo 3D, una réplica digital que muestra datos ambientales en tiempo real: lluvias, temperatura o nivel de llenado de contenedores. La red de sensores funciona con tecnología LoRaWAN, de bajo consumo y largo alcance. El sistema respeta la privacidad: si un vecino no quiere que su casa aparezca, la imagen se pixela.

La plataforma se usa para tareas de prevención. El sistema Waterverse, basado en herramientas de código abierto FIWARE, simula inundaciones. En un estudio reciente, se comprobó que cinco lotes destinados a viviendas quedarían dos metros bajo agua en un escenario extremo, por lo que probablemente no se construirá allí.
Un liderazgo que inspira
El administrador municipal, Ulrich Ahle, lleva diez años como voluntario al frente de estos proyectos. Con trayectoria en la economía digital alemana, fundó la FIWARE Foundation y dirige Gaia-X, una iniciativa europea de datos. Sin embargo, su trabajo en Etteln es personal. Organizó talleres participativos desde 2017 para planificar el futuro del pueblo. De esas reuniones surgió la idea de apostar por la digitalización.
El impacto es visible. Todos los terrenos disponibles se vendieron. La matrícula de la escuela primaria pasó de menos de 50 a más de 80 alumnos. El uso de energías renovables se amplió: desde 1995, el pueblo convive con aerogeneradores, y hoy cuenta con 26 turbinas. Para favorecer la aceptación, se fijó una tarifa eléctrica 30% más baja para los residentes de Etteln.
Las innovaciones no se detienen. Se incorporó una aeronave no tripulada para asistir a los bomberos y un sistema de asistencia sanitaria digital. Vecinos capacitados realizan controles básicos —como medición de presión arterial o saturación de oxígeno— en los hogares. Los datos, hasta 50 por paciente, se envían al médico de cabecera, que se comunica por videollamada.
Un modelo replicable
El caso de Etteln demuestra que la transformación digital no es exclusiva de las grandes ciudades. Según datos de Statistisches Landesamt Nordrhein-Westfalen, la región tiene más de 370 municipios con menos de 5.000 habitantes, muchos con problemas de despoblación. La experiencia de Etteln sirve de referencia: su combinación de participación comunitaria, soluciones tecnológicas locales y uso eficiente de recursos públicos genera resultados medibles en calidad de vida.

Más de 500 ciudades en todo el mundo ya aplican plataformas FIWARE en sus estrategias de ciudad inteligente, inspiradas en parte por este ejemplo. Para Ahle, el éxito no se mide solo en sensores y software: “Ser inteligentes significa trabajar juntos, cuidar a todos y pensar en el futuro del lugar donde vivimos”