La tormenta empezó después de las 4 de la mañana del viernes y se intensificó en las siguientes horas, alcanzando su pico máximo entre las 7 y las 11. La gravedad del fenómeno obedeció en principio a la cantidad de agua caída: más de 290 milímetros en 12 horas, lo mismo que llueve en casi seis meses, un récord absoluto para Bahía Blanca. El promedio anual de agua en la ciudad es de 584 mm y marzo suele ser el mes más lluvioso, con un promedio de 129 mm. Sin embargo, el temporal superó en más del doble esa marca. Aunque la intensidad excepcional de las precipitaciones fue determinante, la ubicación geográfica contribuyó a que se desencadenara la catástrofe: la ciudad se encuentra ubicada en la cuenca inferior del canal Maldonado y del arroyo Napostá, que son claves en el sistema de drenaje y que desbordaron en las últimas horas. La acumulación de agua es inmediata en este contexto, sobre todo ante un caudal atípico.

Pasado el mediodía, se confirmó la primera víctima fatal a causa del temporal: se trata de una mujer que fue hallada en la vía pública, en la calle Paroissien y Rawson. Otras cuatro personas fueron encontradas muertas sobre Sarmiento al 1000, en el centro. Un fallecido fue reportado desde la localidad de General Daniel Cerri, alejada de la ciudad, según informaron desde la municipalidad de Bahía Blanca. Las autoridades confirmaron diez muertos a última hora del viernes. Ante la magnitud del desastre, no se descartan más víctimas.

Una de las escenas más desesperantes tuvo lugar en el Hospital Interzonal José Penna de Bahía Blanca, donde las enfermeras debieron evacuar a bebés que estaban en el sector de neonatología. Las imágenes del personal médico abriendo incubadoras para rescatar a los recién nacidos despertaron un estupor generalizado. Los pacientes fueron trasladados al Hospital Municipal de Agudos Dr. Leónidas Lucero y a otros centros de salud privados, que también se vieron afectados aunque en menor medida. Las cirugías programadas fueron canceladas en los establecimientos y se mantuvieron los servicios de emergencias. La corriente arrastró vehículos y causó daños en la infraestructura urbana. El aeropuerto debió cerrar por la inundación de la pista y los accesos terrestres fueron bloqueados. En la ruta 3, una de las principales vías de ingreso a Bahía Blanca, el agua hizo ceder el pavimento. También se tornó intransitable la entrada por el denominado Camino Viejo. La ruta 51 quedó habilitada para unidades de fuerzas que llegaban en apoyo para sumarse al operativo de asistencia a los damnificados. En medio del caos, se cortó el servicio eléctrico de manera preventiva y se interrumpió el despacho de combustible, salvo para los vehículos destinados a la ayuda dispuesta por el municipio. Sin clases y sin transporte público, todo quedó paralizado. La orden de las autoridades fue clara ante el riesgo en las calles: no salir de los hogares y solo hacerlo en caso de urgencia. Hay más de 1000 evacuados en la ciudad y alrededores.

El Servicio Meteorológico Nacional había advertido sobre la llegada de tormentas fuertes en toda la costa bonaerense, más de 24 horas antes del trágico desenlace. Desde el Municipio de Bahía Blanca, publicaron una alerta a las 18.49 del jueves 6. “Mañana viernes la región se verá afectada por lluvias y tormentas de variada intensidad, algunas fuertes o localmente severas, que se desplazarán progresivamente de sudoeste a noreste. Las mismas estarán acompañadas por abundante caída de agua en cortos períodos, ocasional granizo y ráfagas que pueden superar los 90km/h”, consignaba el comunicado publicado en las redes sociales oficiales. Es más, desde el jueves se habían suspendido las clases, una medida que ayudó a disminuir riesgos y a controlar mejor el impacto. Sin embargo, los vecinos no imaginaron semejante escenario ya que las alertas meteorológicas son habituales y no suelen derivar en un drama como el de las últimas horas. La gravedad se llegó a dimensionar durante el transcurso de la tormenta, con un operativo de asistencia y rescate que se desplegó desde temprano: a las 7.15 la intendencia publicó un informe sobre el estado de los servicios afectados y la situación general.

El recuerdo del desastre climático del 16 de diciembre de 2023 está intacto. En aquella ocasión también fue Bahía Blanca la ciudad que se llevó la peor parte, con la muerte de 13 personas. A diferencia de la catástrofe actual, los vientos de hasta 140 km/h fueron los causantes del drama hace dos años, cuando el techo del Club Bahiense del Norte colapsó en medio del temporal. Según fuentes consultadas por LA NACION, la explicación de la gravedad del fenómeno actual se debe sobre todo a la cantidad de lluvia caída, que rompió todos los récords en la ciudad y solo fue superada a nivel nacional por la marca de Santa Fe, que en marzo de 2003 registró 300 milímetros de agua, solo 10 mm más que en Bahía Blanca. Además del caudal inédito, el agua se acumuló debido a la particular ubicación de la ciudad bonaerense, en la cuenca inferior del canal Maldonado y del arroyo Napostá, que se desbordaron y no sirvieron como cursos de drenaje. Un trabajo de hidrografía urbana de Bahía Blanca publicado por el Conicet en 2012 plantea el problema que se genera en sectores de baja pendiente, debido a que el escurrimiento generado en áreas más altas erosiona calles sin pavimento y transporta sedimentos hacia zonas bajas, bloqueando los sistemas de drenaje. Suma el informe la existencia de una “expansión urbana desordenada”, que agrava el panorama al generar áreas impermeables y reducir espacios naturales de absorción. Más allá de las excepcionales condiciones climáticas y las particulares características geográficas de Bahía Blanca, la preparación de la ciudad en cuanto a infraestructura queda como interrogante ante una tragedia que conmueve al país. “Bahía Blanca ha sido nuevamente azotada por una catástrofe natural. La situación se ha tornado muy crítica en diversos sectores”, señaló el intendente Federico Susbielles en la tarde del viernes. “Continuamos trabajando con todos los recursos disponibles para llegar con la asistencia y rescate de las personas afectadas”, agregó.

En un importante operativo, a los equipos de bomberos y de Defensa Civil se sumaron efectivos policiales bonaerenses y federales, el Ejército, la Armada y la Prefectura Naval Argentina. La ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, llegó con el ministro de Defensa, Luis Petri, alrededor de las 19, y fueron informados por agentes de seguridad federales y las Fuerzas Armadas sobre el estado de situación. “Gendarmería perdió todo en la inundación, todos los vehículos y los equipos de comunicaciones, por eso estamos enviando equipos de otras zonas para cubrir el déficit operacional”, señaló Bullrich en declaraciones periodísticas. Para enfrentar los daños y ayudar a los damnificados, el ministro de Economía, Luis “Toto” Caputo, confirmó el envío de $10 mil millones a Bahía Blanca. Por su parte, el ministro de Seguridad de la provincia de Buenos Aires, Javier Alonso, se trasladó al lugar en compañía de autoridades de organismos especializados en emergencias. El gobernador Axel Kicillof viajó por tierra más tarde.

LA NACIÓN