Dos cosas dijo el ministro de Minería, Juan Pablo Pereaeste jueves por la noche en el stand de Canal 13, en la primera noche de la Fiesta Nacional del Sol, acerca de la tan esperada regulación a favor de los proveedores locales. La primera, que ya finalizó la ‘etapa de escucha’ hacia todos los sectores. La segunda, que no van a ‘alambrar la provincia’.

Se puede traducir al léxico liberal/libertario: alambrado minero, ¡afuera!

¿Significa esto que los proveedores locales no tendrán ninguna ventaja con respecto a los competidores que vengan de afuera? No necesariamente. Pero tampoco habrá exclusividad a la hora de postularse para los jugosos contratos que ofrezcan los gigantescos proyectos de cobre, que empiezan a desperezarse al compás del RIGI.

Desde el inicio de la gestión tanto Perea como su colega ministro de la Producción, Gustavo Fernández, se abocaron al desarrollo de una definición de proveedor local, a pedido de los empresarios pyme sanjuaninos que ven con altas expectativas la reactivación del sector, de la mano de Josemaría y de Los Azules fundamentalmente.

Esa esperada regulación sanjuanina tiene detractores, fundados en la concepción libremercadista del presidente Javier Milei. Por ejemplo se pronunció en contra de esta intervención el radical bullrichista Mario Capello.

En Banda Ancha el influyente dirigente dijo que sería un error condicionar a la industria minera acerca de algo que naturalmente sucedería. Lo lógico es que se apele a los recursos humanos, bienes y servicios que ofrece el entorno más cercano. Todo lo que venga de afuera resultaría más caro.

Para los empresarios pymes sanjuaninos esa cuenta todavía genera dudas.

El presidente de la Unión Industrial de San Juan, Ricardo Palacios, es uno de ellos. Esta semana en Banda Ancha dijo que no piden exclusividad, pero sí un reconocimiento de la localía. Es decir: que a igual precio y calidad las grandes mineras estén obligadas a optar por el oferente sanjuanino antes que otro.

¿Acaso eso sería alambrar la provincia? La respuesta será siempre de carácter político/ideológico.

De hecho, esta fue una de las cuestiones más controversiales del RIGI a la hora de su adhesión en la Legislatura Provincial. La oposición justicialista criticó la desprotección del compre local en los términos de ese régimen liberal/libertario. El oficialismo orreguista y sus aliados defendieron el modelo de incentivos que debería derramar los beneficios sin mayor intervención estatal.

Marcelo Orrego fue recurrente este jueves, en la apertura de la FNS: su norte es la promoción de las inversiones privadas con un Estado presente pero mínimo. En comparación con Milei que pretende la extinción del Estado, el gobernador ofrece una mirada más moderada, pero ciertamente alejada de sus antecesores José Luis Gioja y Sergio Uñac.

Las mineras lo están ayudando. En Banda Ancha la gerente de Comunicaciones de Josemaría, Carolina Laumann, reveló que el componente local será un indicador clave para la adjudicación de la construcción de la ruta minera.

Puede ganar finalmente una empresa foránea, pero siempre tendrá que detallar cuántos y cuáles servicios contratará en San Juan. Sin ese plus, quedaría fuera de competencia. También puede asociarse a una firma provincial bajo la forma de UTE. O puede ganar directamente un oferente sanjuanino.

Todo esto está ocurriendo sin la reglamentación que sigue en elaboración en los ministerios de Minería y de Producción. Josemaría le está dando un argumento potente a Orrego para bajar la ansiedad de los empresarios pymes que se sientan en desventaja.

Un planteo similar ofreció el gerente de Sustentabilidad de Los Azules, Mario Hernándezen el stand de Canal 13 en el predio ferial. El proyecto cuprífero cruza los dedos para terminar el año con la declaración de impacto ambiental aprobada y uno de los ítems bien valorados siempre será el impacto social. Esto incluye la contratación en la provincia, aunque no haya una ley especial que defina qué cosa se entiende por proveedor local.

Dice el refrán popular que ‘el que se quema con leche ve una vaca y llora’. La experiencia de Veladero dejó algunos favorecidos y varios heridos. La cuestión de fondo se resume en que la minería se agota y si no dejó desarrollo genuino, más allá de la recaudación durante los años de bonanza, habrá sido un mal negocio.

Con alambrado o sin él, la discusión es esa. O debería serlo