Ante la urgencia del cambio climático y la contaminación, la gestión integral de residuos sólidos urbanos se posiciona como una necesidad para los gobiernos.
La Nueva. Por Gastón Gutiérrez
En un contexto donde el cambio climático y la contaminación se han convertido en problemas apremiantes, la gestión integral de residuos sólidos urbanos (GIRSU) se posiciona como una necesidad urgente para los gobiernos locales en Argentina.
Sin embargo, a pesar de su importancia, son pocas las ciudades que han logrado implementar políticas en esta área. Viedma, junto a la Comuna de San Javier, es la única ciudad de Río Negro que lleva adelante un modelo integral de gestión de residuos, se erige como un ejemplo a seguir, demostrando que es posible avanzar hacia un futuro más sostenible con bajo impacto ambiental y alto impacto social. Este proyecto modelo de co-gestion ambiental e inclusión social, también lo integra la hermana Ciudad de Carmen de Patagones, transformando al Consorcio Ambiental Patagónico GIRSU, en el único interjurisdiccional del país.
Por supuesto que no fue magia ni inercia, hubo una firme decisión política del entonces Intendente de Viedma, y actual vicegobernador de Rio Negro, Pedro Pesatti, de afrontar los costos de un modelo de gestión de residuos que duplica al modelo tradicional y prevalente, de quemar y enterrar la basura a cielo abierto.
Para ello, no solamente Pesatti decidió sostenerlo presupuestariamente para preservar el ambiente y generar mano de obra formal a través de la inclusión social de recuperadores urbanos, sino que jerarquizo el área tradicional de Servicios Públicos dependiente de Obras Publicas en los modelos tradicionales de los gobiernos municipales, creando la Secretaria de Servicios, Espacio Público y Ambiente. Construyó una agenda transversal e integral de políticas públicas locales para afrontar la higiene de la ciudad, a través del concepto Viedma Verde, para el cuidado de la Casa Común, con el fin de cambiar un paradigma que aún hoy prevalece en casi la totalidad de los municipios argentinos, y que incluyó políticas como la conservación de la biodiversidad, la forestación de especies nativas y autóctonas, la educación ambiental en todos los niveles, la edición del primer libro de la Editorial Municipal “Piedra Libre para el Monte”, y hasta el proyecto de creación de la Reserva Natural Municipal “Acantilado de los Loros”.
Esto mismo ha sido resaltado por el Banco Interamericano de Desarrollo, que sumó a Viedma y al GIRSU Patagónico, al Comité Consultivo de Operadores Públicos de Residuos de América Latina, para diseñar la primera herramienta de autoevaluación y planificación estratégica.
El BID manifiesta claramente que “la gestión de residuos urbanos en América Latina y el Caribe (ALC) es un desafío crucial para el desarrollo sostenible. A medida que la población y el consumo crecen, la cantidad de residuos sólidos también aumenta, generando problemas ambientales y sociales que impactan directamente en las ciudades. El manejo de residuos sólidos no solo es un reto logístico, sino también una herramienta crucial para combatir el cambio climático”.
Esto fue lo que llevo a que en su Programa GIRSU I (2016-2019) el Banco financiara la construcción de proyectos GIRSU como el de Viedma, pero que los municipios luego de recibir las obras a lo largo y ancho del país, no los hayan puesto en marcha por los recursos presupuestarios que conllevan. En Argentina, hay solamente 36 Rellenos Sanitarios para disposición adecuada de residuos (como en Viedma), y en contraparte, hay 6800 Basurales a Cielo Abierto, donde se entierra y quema basura indiscriminadamente.
“Una buena gestión de los residuos sólidos genera beneficios en la salud pública y en el ambiente ampliamente documentados. Además, disminuye las emisiones de carbono, ayuda a prevenir inundaciones provocadas por la obstrucción de los sistemas de drenaje urbano, previene la contaminación plástica y microplástica de los océanos, puede impulsar el turismo, y reduce la explotación de los recursos naturales, entre otros beneficios.”
“Cada año, millones de toneladas de alimentos que se pierden o desperdician podrían gestionarse mejor para mejorar la seguridad alimentaria y disminuir la generación de desechos y los impactos ambientales negativos. El reciclaje y la recuperación abren oportunidades para nuevas fuentes de materias primas y energía, que puedan generar ahorros y/o ingresos derivados de su comercialización, permitiendo el desvío de residuos de sus sitios de disposición final, y, por tanto, alargando su vida útil”.
La GIRSU no solo se trata de recolectar y eliminar residuos; implica una serie de prácticas que incluyen la reducción, la reutilización y el reciclaje de materiales, así como la promoción de hábitos responsables entre los ciudadanos.
En Viedma, la implementación de este modelo ha permitido no solo una disminución en la cantidad de residuos enviados al relleno sanitario, sino también la generación de empleo y la inclusión social de grupos vulnerables a través de la puesta en funcionamiento de la Planta de Clasificación de Residuos Secos, y el desarrollo de la Recolección Diferenciada Selectiva.
Recursos presupuestarios: clave para la sostenibilidad
Para sostener la GIRSU en Viedma y replicar su modelo en otras ciudades argentinas, es fundamental que los gobiernos locales asignen los recursos presupuestarios necesarios. Sin una inversión adecuada, las iniciativas de gestión de residuos corren el riesgo de convertirse en meras propuestas en papel, o peor aún, en cuellos de botella que no permitan gestionar y transferir la totalidad de los residuos que se generan en la ciudad cotidianamente. El sinceramiento de las tasas municipales es una medida crucial en este sentido, con transparencia económica y honestidad política de todos los actores locales. Los ciudadanos deben entender la importancia de contribuir con tasas justas que reflejen los costos reales de la gestión de residuos, y los dirigentes deben evitar caer en la demagogia de asfixiar en recursos al sistema, pero pidiendo eficacia en los resultados. Esto no solo garantiza la viabilidad financiera de los programas, sino que también promueve un sentido de responsabilidad compartida. Para ello es fundamental construir el concepto más sincero del residuo urbano, que no es un objeto en sí mismo, sino el producto de una conducta del ser humano.
Cuidado del ambiente e inclusión social: una necesaria
La gestión de residuos tiene un impacto directo en la salud del ambiente. Cada tonelada de residuos reciclados significa menos contaminación, menos uso de recursos naturales y, en última instancia, un entorno más saludable para todos.
Pero además de su impacto ambiental, la GIRSU en Viedma se ha caracterizado por su fuerte impronta en la inclusión social, con el sello y el protagonismo del Cooperativismo, como lo viene desarrollando desde hace muchos años CoTraNVi, y la fuerte participación de sector civil de la sociedad como la Fundación EcoPet.
La creación de empleo para personas en situaciones de vulnerabilidad y la capacitación en prácticas separación de residuos en origen, la reducción de consumo y desecho, y la reutilización, son ejemplos concretos de cómo se puede abordar la gestión de residuos desde un enfoque que prioriza a las personas.
La educación ambiental y la participación comunitaria son pilares esenciales en este proceso. Los ciudadanos deben ser parte activa en la gestión de sus residuos, lo que se logra a través de campañas de concientización y programas educativos que fomenten prácticas sostenibles. En Viedma, estas acciones han contribuido a crear una comunidad más comprometida con su entorno y con un mayor sentido de pertenencia hacia la ciudad, trazando integral y transversalmente el Programa Viedma Verde, que aborda a su vez la conservación de la biodiversidad, la protección de la flora y fauna nativa, el control población de animales domésticos, y políticas sanitarias y ambientales que protegen a la comunidad.
Una política de estado prioritaria
La gestión integral de residuos debe ser considerada una política de estado por parte de los gobiernos municipales, provinciales y nacionales, en los distintos poderes del Estado, no solo el Ejecutivo, sino también el Legislativo. No se trata solo de cumplir con un deber administrativo, sino de asumir una responsabilidad hacia las generaciones presentes y futuras. Las decisiones que se tomen hoy en relación con la gestión de residuos influirán en la calidad de vida de los ciudadanos y en la salud del planeta.
En conclusión, la experiencia de Viedma ofrece una hoja de ruta valiosa para otros gobiernos locales en Argentina, pero también para que la propia ciudadanía viedmense sepa donde esta parada, cuanto recurso se necesita para sostener una política pública integral para la gestión de residuos. Con un enfoque en la asignación de recursos adecuados, el cuidado del ambiente, la inclusión social y la participación comunitaria, es posible construir un futuro más sostenible y equitativo. Los desafíos son grandes, pero las oportunidades que surgen al abordar la gestión de residuos con responsabilidad y compromiso son aún mayores