El RIGI ya está vigente pero los anuncios de inversión en minería todavía esperan. El cepo, la macro, el consenso político y los precios son los factores que más inciden en la velocidad de los anuncios.
María Victoria Lippo – Redactora de Economía. El Cronista – Fuente: Bloomberg
El Régimen de Incentivo a las Grandes Inversiones (RIGI) está en marcha y generó movimiento en el mercado. La mira está puesta en la minería por los niveles de inversión, sus proyecciones de exportación y la competitividad de los recursos de Argentina, en especial en litio.
Entre los principales beneficios del RIGI se impone la posibilidad de no tener las restricciones del cepo y otros beneficios cambiarios e impositivos.
Si bien el régimen está reglamentado, el movimiento en el sector aún es incipiente. Matías Baglietto, vicepresidente de la Cámara Argentina de Proveedores Mineros, dijo a El Cronista que aún es poco tiempo para que se desarrollen estas inversiones, pero que ya se ven movimientos, sobre todo en las empresas más grandes volcadas al cobre.
El cepo y la macro
Uno de los elementos que plantea dudas es la vigencia del cepo. La representante de la Mesa del Litio, Flavia Royón, sostuvo en un encuentro organizado por la Cámara Argentina de Empresas Mineras, que uno de los principales obstáculos que persisten a la hora de las inversiones son los problemas macroeconómicos y el cepo.
«Es muy difícil convencer a un inversor extranjero cuando todavía tenemos cepo porque lo primero que te preguntan es ‘cómo entro si después no puedo salir'», explicó la exfuncionaria, quien agregó que todavía hay falta de credibilidad porque también hace falta consenso político para demostrar acuerdos básicos sobre temáticas como el déficit o los sectores mineros.
Desde CAEM señalaron que Argentina en los últimos años, con las condiciones macroeconómicas, el incumplimiento de la Ley de Inversiones Mineras y el cepo, redujo la posibilidad de recibir inversiones principalmente porque, «como en cualquier lógica de negocios, esto implica un repago y un beneficio, algo que el cepo imposibilita».
Esto no solo dificulta las inversiones sino también la exploración que, señalaron desde CAEM, tiene un alto riesgo porque 1 de cada 100 intentos exploratorios se transforma en una mina en producción.
«En este panorama, el RIGI aporta una solución al cepo y a la inestabilidad macroeconómica que lo genera. No ofrece condiciones excepcionales en minería, sino que nos equipara con aquellos países con los que competimos como destino de inversiones», agregaron.
Por último, señalaron que «Argentina tiene por delante un camino para lograr una recuperación macroeconómica, sumado a la necesidad de recuperar la confianza de los inversores, para poder garantizar la continuidad de un contexto de reglas claras».
Desafíos
Una de las dificultades que planteó Baglietto para las empresas que ya operan en Argentina es que, si adhieren al régimen con una nueva inversión o VPU, no se les aplican los beneficios para las actividades que ya existen. Esto, señaló, puede generar tensiones porque estas ya operan con, entre otras cosas, el cepo.
Según explicaron desde KPMG en una encuentro organizado por CAEM uno de los desafíos que se presentan es cuando la inversión está orientada a ampliar una mina que tiene como objetivo extender la vida útil de la misma.
El desafío para poder incluir los beneficios del RIGI, aunque sea de manera prorrateada, es poder demostrar la curva actual de producción y cómo la nueva inversión puede impactar en la extensión de la vida útil de la mina.
La necesidad de plantear unidades diferenciadas que plantea el RIGI se choca con la forma habitual de operar que es dentro de una misma unidad para evitar una facturación cruzada. El VPU debe tener una sola actividad con sus componentes en un radio de 200 kilómetros.
El caso del litio
En los últimos años se discutió el rol de Argentina como proveedor de litio, insumo esencial para la transición energética. Algo similar se reflotó con el cobre. Es que la expectativa es que la demanda global de estos insumos se multiplique en los próximos años ya que para 2040 se espera que en el mundo haya 380 millones de vehículos eléctricos contra los 66 millones que se estiman para el año próximo.
Según estas estimaciones, la demanda de cobre se duplicará de 2020 a 2040 mientras que para 2032 desde CAEM proyectan que las exportaciones podrían ascender a u$s 12 mil millones al año.
El ingeniero Eduardo Gigante señaló que en el caso del litio inciden fuertemente los precios internacionales. «Las inversiones están detenidas o ralentizadas porque, en los commodities, los precios están muy deprimidos. Eso hace todo lo que sean proyectos nuevos o expansiones de existentes se detengan o se vuelvan más lentos».
Además, agregó que si los precios se mantuvieran en niveles fuesen más altos, el cepo y otras cuestiones macro serían negociables y tendrían un peso menor a la hora de definir inversiones.
La tonelada de litio cotiza en torno a los u$s 10.000 mientras que en 2022 había alcanzado los u$s 80.000
La política
Royón destacó que Argentina empezó un camino para arreglar los problemas macro, pero el consenso político es lo más relevante porque los inversores aún tienen dudas sobre la sostenibilidad del régimen.
En el mismo sentido, Gigante agregó que todavía hay una cuestión de «wait and see» por cuestiones políticas y los inversores todavía tienen aversión al riesgo.
Otro de los elementos que puntualizó fue algo que marcó el presidente en la presentación del presupuesto, donde reclamó a las provincias un ajuste de u$s 60 mil millones, aunque luego miembros del Gobierno aclararon que serían u$s 20 mil millones.
De concretarse, el impacto sobre las provincias puede ser significativo y una de las dudas que quedan es que los territorios subnacionales modifiquen las regalías mineras, como fue el caso de Salta.