Más allá de su utilidad es necesario llegar a un proyecto razonable y eficiente
La Nueva
No sorprende, porque este tipo de temas es habitual que genere discusiones, marchas, contramarchas, propuestas, críticas, quejas. Pero no deja de ser llamativa la cuestión de las ciclovías de nuestra ciudad.
Han pasado diez años de las primeras propuestas de construir carriles destinados a la circulación de bicicletas, con la idea de generar condiciones de seguridad a los ciclistas.
Considerando el grado de vulnerabilidad de estos usuarios, que además no cumplen con las exigencias que corresponde a este tipo de vehículo, desde el elemental uso del casco, pasando por luces, frenos y ropas adecuadas, es razonable generar circuitos de circulación que eviten que se deban mezclar con automóviles y ómnibus en medio del caos que es transitar por las calles.
A partir de ahí comenzó la discusión sobre su trazado, en qué calles intervenir, establecer direcciones de circulación que además de tener una lógica en su uso responsan a demandas ciertas y tengan puntos de salida y de llegada útiles.
Poco de eso ha pasado con el actual trazado. Varios de los recorridos se ven desiertos, sin usuarios, que nacen en lugares aislados y que no conducen a ninguna parte o se interrumpen en puntos inadecuados.
Si bien en su momento se pidió un estudio a la Universidad Tecnológica (UTN), el mismo indicó en particular cuestiones técnicas en cuanto a las ciclovías, su ancho, como se demarcan, la necesidad de cartelería y semáforos.
Pero pareciera que lo esencial, que es a partir de estudios serios y confiables, de encuestas y mediciones, establecer por dónde circulan los ciclistas y que trayectos son los que se pretenden alentar no se ha analizado en profundidad.
También es necesario admitir que hay calles que por su volumen de tráfico y su ancho no admiten esos carriles, ya que si bien generan seguridad al ciclista terminan por volverse inseguros para el resto de los actores.
La realidad es que hoy el sistema no resulta adecuado y muchos tramos son ineficientes. Es necesario reconsiderar lo realizado, adecuar y corregir a partir de análisis y estudios a cargo de profesionales respaldados por evaluaciones sensatas