SALVADOR MAZZA
El intendente Gustavo Subelza comenzó a aplicar una «tasa de mantenimiento de pavimento» para todos los que quieran ingresar a la localidad fronteriza.
La insólita medida tiene solo por objetivo recaudar y con escaso control y no hace más que retrotraer la situación a lo que sucedía 20 años atrás cuando a un intendente de la localidad que luego fue intervenido por encontrárselo en un prostíbulo de la ciudad de Salta, se le ocurrió la idea de imponerle a todos los vehículos y del porte que fuera, una «tasa de desinfección» (cuando en la zona hizo eclosión el dengue) para permitirles el ingreso a la localidad de frontera luego de rociar las cubiertas a los vehículos, algo que de tan inaudito llamaba a la risa.
Hace algunas semanas que esta medida, que de novedosa no tiene nada pero que de ilógica tiene todo, comenzó a regir nuevamente en la localidad fronteriza de Salvador Mazza donde cada vehículo que llega a la garita en el acceso sur de la localidad donde termina la ruta nacional 34, si no tiene radicación en Salvador Mazza, debe tributar desde los $700 para arriba, dependiendo del porte de la unidad.
El sábado, en horas de la siesta en que gran cantidad de gente que reside en los pueblos vecinos llegaba para pasar hacia Bolivia, protagonizaban diferentes discusiones con el personal que trataba de explicar lo inexplicable: la aplicación del cobro de una tasa municipal para «el mantenimiento de pavimento». Algunos usuarios exhibieron en redes sociales el ticket que el personal le entregaba, pero sobre todo la indignación por una medida a todas luces ilegal.
«Con ese mismo criterio cuando voy al médico a Tartagal tengo que pagar la misma tasa, con la diferencia que ahí por lo menos las avenidas de entradas están en buenas condiciones, iluminadas y con semáforos, podes pasear por el centro; pero acá en Salvador Mazza dejás la ruta, agarrás la avenida San Martín y es un desastre» explicó el dirigente local Gulvan Ferris quien consideró que «lisa y llanamente lo que el intendente Gustavo Subelza quiere hacer es recaudar y sin ningún control, de manera que en vez de modernizarnos y de avanzar, Salvador Mazza ha retrocedido 20 años» consideró el dirigente local.
Es una oportunidad para sacarle plata a los compradores argentinos. Desde los cambios en materia económica y financiera y por la devaluación de la moneda boliviana, los compradores argentinos que cruzan el puente internacional llegan en mayor cantidad.
Esto los obliga a que tengan necesariamente que ingresar a Salvador Mazza y dejar ahí sus vehículos para pasar a Bolivia donde los precios, sobre todo de ropa y calzado, no tienen punto de comparación con los de nuestro país. una zapatilla deportiva de competición que en Tartagal o en Salta capital cuestan 350 mil pesos en Bolivia se las consigue por 120 mil. Lo mismo sucede con la marroquinería de buena calidad que ingresa desde Brasil, ya que un par de botas cortas no superan los $30.000 argentinos cuando de este lado, el precio por un producto de similar calidad, se triplica.
Salvador Mazza cuenta con varias playas de estacionamiento y algunos automovilistas pagan $500 por hora para dejar guardados sus vehículos -las cocheras cuentan con personal de seguridad- , lo que despertó «la creatividad» de las autoridades municipales actuales: ellos ahora, además de la tasa para pavimentar, también quieren cobrar el estacionamiento en las detonadas calles de la localidad fronteriza.
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