El 17 de junio es una jornada especial en la historia argentina. Este día, se conmemora la muerte del General Martín Miguel de Güemes, el prócer que fue pieza clave de la independencia contra los españoles. Por ello, se celebra el Día Nacional de la Libertad Latinoamericana. Se cumplen este lunes 203 años de su asesinato.
Nació el 8 de febrero de 1785, producto de la familia que formaron el español Gabriel de Güemes Montero y María Magdalena de Goyechea y la Corte, jujeña y de ascendencia española y portuguesa.
Martín Miguel Juan de Mata Güemes Montero de Goyechea y la Corte fue un militar y político que lideró la «guerra gaucha» y murió como un prócer, el 17 de junio de 1821, poco tiempo después de la Declaración de la Independencia Argentina (9 de julio de 1816).
Sin embargo, recién hace unos años (el 22 de agosto de 2006), fue reconocido en el país como un héroe nacional. A través de la Ley 26.125, impulsada por medio de un proyecto presentado en el Congreso de la Nación, en septiembre de 2004, por la senadora nacional salteña Sonia Escudero.
Durante su gesta, Güemes contuvo nada menos que 9 invasiones españolas junto a sus gauchos conocidos como «Los Infernales», quienes lucían ponchos de color rojo y pertenecían a los sectores más vulnerables. Con la estrategia de atacar por sorpresa con grupos pequeños, ganó batallas fundamentales para librarse de los invasores. Sin su compromiso por la Patria en las luchas que protagonizó en el norte del país, no se podría haber logrado la Independencia.
Además, y en los años posteriores a las hazañas que logró, Güemes fue el primer gobernador de la provincia de Salta en ser electo. Gobernó durante casi seis años (6 de mayo de 1815-24 de abril de 1821) y formó parte de las luchas contra los españoles que tuvieron lugar incluso luego de la Independencia.
En 1806, Güemes viajó a Buenos Aires para formar parte de la defensa de la primera invasión de los ingleses. Como edecán del virrey, Santiago de Liniers, luchó contra la Justine, una goleta (embarcación) que estaba bombardeando a la ciudad. El entonces joven militar lideró a un grupo de jinetes y aprovechó la bajante del Río de la Plata para abordar la embarcación, capturarla y llevar presos a las tropas inglesas. Este hecho se lo conoce como una verdadera hazaña, teniendo en cuenta que resulta inédito encontrar un caso similar: hombres a caballo que capturaron un barco enemigo.
Martín Miguel de Güemes surgió de una familia adinerada, de buena posición económica. Era el hijo de Gabriel de Güemes Montero, que era muy respetado en Salta y se desempeñaba como tesorero de la Real Hacienda de la corona española. A los 14 años comenzó la carrera militar y se sumó al «Fijo de Infantería», ubicado en Salta. Formó parte de la defensa de la primera invasión inglesa como edecán del Virrey, Santiago de Liniers, en un viaje a Buenos Aires y regresó victorioso.
En varias oportunidades, Güemes intentó ser sobornado por los realistas. Le ofrecieron dinero, tierras y hasta le prometieron convertirlo en marqués en el Alto Perú. De todas formas, siempre le fue fiel a la Patria. De hecho, y a raíz de una de las cartas que el virrey del Alto Perú le envió, el prócer le explicó por qué jamás traicionaría a su Patria.
La respuesta de Güemes al intento de soborno del virrey del Alto Perú
«Muy señor mío y pariente: Al leer su carta del 19 del cte. formé la idea de no contestarla, para que mi silencio acreditara mi justa indignación; pero como me animan sentimientos honrados, hijos de una noble cuna, diré a Ud. que desde ahora y para siempre renuncio y detesto ese decantado bien que desea proporcionarme. No quiero favores con perjuicio de mi país: este ha de ser libre a pesar del mundo entero. ¿Qué más quiere usted que le diga? Estoy persuadido que Ud. delira y por esta razón no acrimino, como debía y podía, el atentado escandaloso de seducirme con embustes, patrañas, que me suponen tonto. Yo no tengo más que gauchos honrados y valientes. No son asesinos sino de los tiranos que quieren esclavizarlos. Con estos únicamente espero a Ud., a su ejército y a cuantos mande de España. Convénzanse Uds. que jamás lograrán seducir no a oficiales, sino ni al más infeliz gaucho. En el magnánimo corazón de estos hombres no tiene acogida el interés, ni otro premio que su libertad; por ella pelean con energía, que otras veces han acreditado y que ahora más que nunca desplegarán. Ya está Ud. satisfecho. Ya sabe que me obstino, y ya sabe también que otra vez no ha de hacerse tan indecente propuesta a un oficial de carácter, a un americano honrado, y a un ciudadano que conoce hasta más allá de la evidencia que el pueblo que quiere ser libre, no hay poder humano que lo sujete. Sin perjuicio de esto vea Ud., si en otra cosa puede serle útil su afectísimo servidor Martín Güemes».