Funcionaba como un lavadero petrolero en el predio de la ex juguera ubicado en las chacras. La jueza de Faltas lo clausuró y le impuso una multa millonaria.
Un lavadero petrolero, ubicado en el medio de las chacras de Centenario, fue clausurado por derramar líquidos contaminantes del fracking al suelo y a los canales de riego, en el predio donde funcionaba la ex firma Jugos del Sur SA. La empresa fue multada con $10,3 millones por la jueza de Faltas, Carolina Vidal, por arrojar efluentes peligrosos, y en principio es la pena mínima por no ser reincidente. Pero se abrió una investigación por más irregularidades ambientales.
La situación era conocida, por el movimiento de camionetas y personal en un lote en medio de la zona rural, donde se puede ver hasta el montaje de una torre petrolera entre las alamedas, donde operan tres empresas de servicios petroleros. Los operarios utilizaban agua subterránea para lavar camionetas y tubos para la industria del fracking, y se constató la presencia de hidrocarburos en el lugar, y efluentes que se vertían en el desagüe, con una caño ilegal conectado desde las instalaciones hasta las aguas que conducen al río Neuquén.
La jueza del Tribunal de Faltas tomó la determinación luego de varias notificaciones e inspecciones realizadas a la firma que se presentó como responsable de las maniobras, Monali SAS, radicada en la ciudad de Neuquén y constituida en 2019.
Algunos vecinos se cansaron de la situación y radicaron una denuncia, de una situación que viene desde la pandemia. Pero en ese momento nadie había detectado nada, y las inspecciones no habían tenido un resultado positivo en la dirección municipal de Medio Ambiente.
Denuncia vecinal o «batida»
Se habla también de una “batida” ya que las descargas de efluentes estaban a la vista de todos, a metros del cementerio municipal. La empresa comparte el predio de la ex juguera con un taller de soldadura y también con la empresa BM Inspecciones, según constataron los inspectores municipales en las actas realizadas en abril y mayo, a través de inspecciones.
A la empresa Molani SAS se le dio un plazo para que adecúe los procedimientos del lavadero, pero no lo cumplió, y las viejas instalaciones, donde funcionaba la iónica Jugos del Sur, fueron clausuradas.
La empresa operaba con cierto halo de misterio, ya que si bien tenía licencia comercial, nadie se explica cómo pudo funcionar un lavadero con residuos petroleros en medio de las chacras.
Se trata de un lavadero industrial de flota pesada y tolvas (también de caños de perforación en su momento) y en el informe ambiental de la Municipalidad consta que se usaba agua subterránea para el lavado de las unidades, los tanques de almacenamiento, sistema de recolección, tratamiento con un tema de filtros de carbón activado.
Clausura: había sido notificada pero no cumplió
La situación se destapó después de la pandemia y en estos últimos meses, por el incremento notorio de la actividad, según los vecinos de esa zona. Luego del lavado de vehículos y materiales petroleros, los efluentes iban a parar directo a los desagües, un vertido de manera constante.
De acuerdo a la información que pudo obtener LMNeuquén, se labró un acta de inspección el pasado 12 de abril donde se notificó al responsable de la empresa Monali SAS, para que cese el derrame de fluidos contentamientos. Pero esto no ocurrió.
Es que la generación de los derrames nunca paró y la compañía ni se inmutó ante las inspecciones. Se realizaron visitas en días y horarios distintos, y los efluentes contaminados con petróleo se seguían arrojando al desagüe, a la vista de todos. Era una situación además conocida por los vecinos que salen a caminar, no sólo por el sector de chacras, sino por Loteo Cabezas, un predio muy cercano a la ex juguera usado para la práctica deportiva.
El pasado 10 de mayo de 2024 se labró una segunda acta de Inspección por derrame de fluidos al desagüe, con notificación a la razón social. Se dio un plazo de remediación que nunca se cumplió.
La política: ¿Nadie vio nada?
Dentro de la investigación que hizo la comuna, se detectaron otras irregularidades que al menos llaman la atención. Hubo una informe ambiental (Expediente N° 920 del 2023), donde el personal de la ex dirección de Medio Ambiente, hizo un informe, cuyos resultados fueron negativos. No detectaron nada de vertidos ni contaminación. ¿Qué pasó? Aún no hay respuestas.
La empresa había presentado una nota con algunos de los datos solicitados en su momento por la comuna, pero omitió la constancia de inscripción de Generadora de Residuos Peligrosos. ¿Cómo es posible que pudo haber operado durante casi cuatro años una empresa sin autorización?
No había permiso de Recursos Hídricos de la provincia ni un informe sobre la generación, el tratamiento y el final de los residuos especiales (barros y efluentes contaminados con hidrocarburos) ni tampoco la autorización de agua subterránea para el lavadero.
Los plazos para la empresa se vencieron en estos dos meses y la jueza Vidal no dudó en la clausura preventiva a la compañía con toda la ruta administrativa en la mano, las fotografías y el detalle de las actas.
El caso deja de ser sólo una anécdota, ya que Centenario tiene un debate casi perdido con la irrupción del negocio de Vaca Muerta, que avanza cada vez más sobre la zona rural. Y una postal de ese debate es la torre, hoy ficticia, que se erige entre las alamedas de un pueblo que huele más a petróleo que a manzanas