El debut de Luis Lucero, urgencias del sector, tensiones en Mendoza, el “Toro Rojo” y marketing en la minería de minería de la Argentina despeinada de la era Milei.
Por Daniel Bosque
En todos lados se cuecen habas, sin excepciones. La designación de Luis Lucero, por años apoderado de Glencore en Alumbrera y Pachón fue la noticia pre Pascuas. Ahora tocan los primeros días del abogado mentor del IADEM y patrocinador de movidas mineras en tribunales y foros nacionales, provinciales e internacionales. En 30 años de “sobaquear expedientes” el ex de varios bufetes porteños debió escribir centenares de veces “pedimos a Y haga respetar la Ley 24.196 de Inversiones Mineras…”
Al otro lado del mostrador, Lucero ingresa en un mundo de sales y vinagres donde las cosas no siempre funcionan. Los medios han dejado trascender que este jueves tiene cita con CAEM para hablar de SEDIs, boreales, el Régimen de Incentivos a las Grandes Inversiones (RIGI), que viajaba en la primera Ley Ómnibus y algo más urgente: el centenar de certificados para liberar importaciones que se fueron amontonando en el freezer después de que la fueron amontonando en el freezer después de que la fueron a Flavia Royón
Hasta ayer, Lucero seguía con su compu en una oficina prestada en Economía, a la espera del decreto de estructura y nombramiento, cosas que se demoran en la Era Milei. Este miércoles fue un día duro en la administración pública argentina por los despidos/no renovación de contratos. No hubo batifondo en Diagonal Sur 651, sede de Producción, la que pronto será ex casa de la Secretaría de Minería porque se mudará a “Parque Chas” (por el barrio de CABA donde uno entra y se pierde fácil) como le llaman al laberíntico edificio ex Aerolíneas Argentinas, de Paseo Colón y Alsina, anexo de Economía donde estará más cerca “del Papa y del lápiz rojo” de Luis Caputo. Y de la Secretaría de Energía en cuyo presupuesto han quedado con este gobierno subsumidas las partidas de la autoridad minera.
Hablando de despidos, no hubo que esperar la motosierra pascual para decrecer el personal en la secretaría, donde revistaban 160 integrantes al 10-D y hoy habrían quedado 100 clavados. Algunos fantasmas se fueron solos, o dejaron de no venir, sin esperar un “piedra libre” que comenzó a ejecutar Royon. Otros fueron avisados en estos meses que se podían quedar en sus casas o en sus provincias. La dotación había evolucionado en diversas capas geológicas, pero se elevó notablemente, a tono con lo que fue el albertismo, en la gestión de Fernanda Ávila. Pero hoy varios programas y misiones fueron desarticulados, como el Gabinete de Género, desmembrado, a tono con lo reglado en la materia por el nuevo signo político.
Otro lugar al que Caputo ha pedido a Lucero que mire con lupa es el Servicio Geológico Minero Argentino (SEGEMAR), organismo que según el gobierno debería tener menos gente y más productividad, en Migueletes y en las sedes provinciales. Allí quedó en el aire el elegido Eduardo Marquina, que debutó en público en aquel webinar con Alemania, en enero, que parece un siglo. Marquina nunca fue nombrado por decreto, pero no es el único. Lucero tendrá por estas horas un encuentro con el Consejo Federal Minero (CO.FE.MIN.) coordinado por el cordobés Aldo Bonalumi, según dicen “ad honorem” por el momento.
En muchos despachos y foros se palpa la desorganización de este gobierno. Y en paralelo, en el contexto de la batalla dineraria Nación vs. Provincias, crece la tensión inmanente por los tironeos por la renta minera, un conflicto sottovoce que se disimula cada vez que aterriza un visitante inversor y es recibido con entusiasmo y armonía por Milei, su jefe de gabinete Nicolas Posse, Luis Caputo y las autoridades provinciales ad hoc. Como ocurrió en los cafés con fotos con los popes de Glencore, McEwen y Rio Tinto. La batalla naval por los tributos mineros todavía está por comenzar y de eso hablan en la Mesa del Litio que arrancó el año pasado, tuvo su rumbo massista ya olvidado y en la Mesa del Cobre que no para de crecer y de la que se habla tanto en estos días.
Tensiones y marketing minero es lo que abunda en este ciclo de costos altos en dólares y señales de desregulación a la espera del fin del cepo. Como se vio en Mendoza donde la reforma del Código de Procedimientos Mineros promovida por “los emilios” como le dicen a la troika que armó el ministro Emilio Guiñazú, alrededor de la estatal Impulsa, un órgano que nace con fondos por los activos y las servidumbres de Potasio Río Colorado. Por detrás del consenso pro minería y de ríos de tinta aquí y en el Exterior sobre el despertar explorador en la provincia cuyana, hubo cruces duros en el trámite legislativo, que han terminado en una pax romana, con la media sanción de un proyecto que dejó vivo al Consejo Minero y limitó el rol y alcance de Impulsa en la caducidad y re adjudicación de áreas sin inversión.
“Eso no estaba en los Cinco Pilares multisectoriales, lo pusieron desde la carpa chica de Cornejo con el guiño de algunos mineros”, se quejan un unas cuantas voces mineras. Y en el medio, en plena Semana Santa, hubo carpetazos en la prensa y en las redes acerca de los concesionarios de las áreas mineras. No siempre es muy lindo el otoño en Mendoza, como cantaba Mercedes Sosa.
Lo que parece un tema local no lo es. Los brokers de la inversión minera en otras provincias, desde Santa Cruz a Jujuy, tienen el tema de las mineras estatales provinciales en el altar de las preocupaciones. Por eso en el debate caliente de los mendocinos se habló mucho, con nombres y apellidos de cómo el montaje del Estado (y de sus amigos ocasionales) desalienta el ingreso de otros actores.
No es sólo permisología, el neologismo peruano que ya es continental, el problema sino quien da los permisos y a quien, en esta etapa embrionaria en la que el litio perdió chapa en los foros porque vale menos y porque es una ventana que puede durar 20 años y el cobre en cambio unos 50. Por eso todos los días se dice o se escribe algo sobre los 6,7,8 proyectos argentinos. Es hora de comenzar a debatir la huella hídrica, antes que hablen otros por nosotros, dice Mario Hernández, desde McEwen-Los Azules, quien repite que el metal es el Toro Rojo, que no llegará a ser Vaca Muerta, pero podría sumar varios ceros a la economía argentina.
A propósito, desde YPF, la líder del fracking neuquino que proyecta US$ 30.000 MM de exportaciones de oil&gas a 2030, el ex Tecpetrol Miguel Marín acaba de frizar el impulso de las baterías de litio made in argentina que pretendía el Alberto-kirchnerismo desde Y-Tec a partir de una cuota de carbonatos e hidróxidos cedidos por las mineras del NOA. “No es prioridad, será en todo caso para la próxima década”.
Prohibido quedarse dormido. En esta danza de grandes sueños y soluciones día a día, siempre se pueden dar golpes de efecto. Como el último de Challenger Gold, la junior que dice querer construir su mina aurífera Hualilán, en San Juan, a pesar de que tiene como vecina a áreas inexploradas de Newmont y de que está de moda el ingreso de grandes mineras globales a la provincia. “No estamos en venta”, dice la líder del proyecto Sonia Delgado tras el ruido que hizo el ingreso en la sociedad de Eduardo Elsztain, mínimo en capital, pero de gran efecto mediático,
Así es este negocio, con un ojo se miran los testigos de perforación y con el otro los charts en las bolsas. Con los dos, hacia dónde va la Argentina y su proyecto liberal, bastante despeinado y costoso por ahora. Pero al cual las mineras del mundo le ponen fichas. No las une el amor, sino el espanto, hubiera dicho Jorge Luis Borges