El Presidente amenazó con «fundirlos a todos» los gobernadores debido a que no consigue que el Congreso le apruebe sus proyectos sin objeciones.
Neuquén lleva una década con recursos públicos provinciales robustecidos por las regalías de la producción de Vaca Muerta. El Producto Bruto Geográfico de Neuquén alcanzó en volumen al de Mendoza, aunque la provincia cuyana tiene el triple de habitantes. Es decir, el PBG por habitante de Neuquén es el de Mendoza por tres.
En ese contexto, el salario promedio de los trabajadores registrados en Neuquén es de los dos más altos del país. La desocupación es del 5,6%. Aún así, Neuquén tiene a 34 de cada cien habitantes en la pobreza, mientras siete de cada cien son indigentes, no tienen ingresos ni para comer lo que se requiere para no desnutrirse.
Figueroa no deja pasar discurso sin lamentar la desigualdad en la sociedad neuquina. Y ahí nomás remarca que su plan de gestión tiene en la mira achicar las brechas.
El poder de fuego de Milei para afectar los ingresos de Neuquén sólo con el poder de la lapicera presidencial es acotado respecto al que ostenta frente a otras provincias. Las partidas discrecionales de la Nación nunca fueron determinantes en los ingresos de la provincia mientras la producción de gas y petróleo no deja de crecer.
No obstante, una avanzada del Presidente en una guerra con los gobernadores con la mira en fundir a las administraciones de los gobernadores no sólo tendría consecuencias para las provincias más dependientes de las partidas discrecionales. Una de las características de la población neuquina es la velocidad de su crecimiento. Entre los últimos dos censos la cantidad de habitantes de Neuquén creció 30 por ciento, el doble del aumento en la población nacional.
Si se funden otras provincias, Neuquén recibirá más foráneos que si no lo hicieran. Sólo por esa cuestión, que no es la única ni mucho menos, la guerra que Milei estuvo declamando contra las provincias tienen un potencial de daños altísimo para la gestión de Figueroa, sobre todo en su fase tendiente a romper con la desigualdad.
La amenaza presidencial podría no ser más que una amenaza, pero Milei es disruptivo y lo que haga es impredecible
