Frente a un escenario internacional marcado por el desplome del Brent y expectativas de precios bajos durante 2026, YPF activó una estrategia financiera basada en la venta de activos no estratégicos para reforzar su caja, aumentar 20% la inversión y acelerar el desarrollo de Vaca Muerta y los proyectos de exportación.
La baja del precio internacional del petróleo volvió a encender señales de alerta en la industria hidrocarburífera. El Brent perforó nuevamente los 60 dólares por barril y regresó a niveles similares a los de abril, cuando la tensión comercial global y el aumento de aranceles impulsados por Estados Unidos habían presionado a la baja las cotizaciones. Con un consenso creciente entre analistas sobre la continuidad —e incluso profundización— de esa tendencia en los próximos meses, las compañías del shale argentino comenzaron a redefinir sus esquemas de financiamiento para sostener sus planes de crecimiento.
En ese contexto, YPF optó por una estrategia anticíclica. La petrolera de mayoría estatal decidió reforzar su posición de caja mediante la venta de activos no considerados estratégicos, con el objetivo de aprovechar un ciclo de costos más bajos en servicios y mantener el ritmo de actividad en Vaca Muerta de cara a 2026. La premisa es clara: no reducir inversiones cuando el precio del barril cae, sino capitalizar esa etapa para optimizar recursos y ganar escala productiva.
“El precio del pozo va a ser mucho menor en 2026. Hay que aprovechar eso porque para 2027 se habla de una suba en el barril de crudo”, explicó el presidente y CEO de la compañía, Horacio Marín, durante un encuentro de cierre de año. La afirmación resume el corazón del plan: sostener la actividad cuando el ciclo es adverso para posicionarse mejor cuando el mercado se recupere.
La hoja de ruta contempla elevar las inversiones en torno al 20% y superar los 6.000 millones de dólares en 2026, aun en un escenario internacional complejo. Para lograrlo, YPF avanzó con un programa de desinversiones que apunta a generar un fondo anticíclico cercano a los 2.000 millones de dólares.
El primer movimiento fue la venta de Profertil, una empresa que inicialmente no formaba parte del paquete de activos a desprender debido a su elevada rentabilidad. Sin embargo, la oferta presentada por Adecoagro, superior a los 600 millones de dólares, modificó la estrategia. “La propuesta es mejor de lo que pensábamos y nos aporta solidez frente a posibles cambios de precios”, señaló Marín al justificar la operación.
El segundo paso del plan incluye la salida del bloque convencional Manantiales Behr, en Chubut. Este activo forma parte del Plan Andes, que comenzó focalizado en áreas maduras con pérdidas y luego se extendió a todos los yacimientos convencionales, incluso aquellos rentables pero menos productivos que el shale. YPF ya recibió una oferta de Rovella Capital por más de 450 millones de dólares, a la espera de la aprobación final del directorio.
La tercera pieza del esquema es la reactivación del proceso de venta de Metrogas, que había quedado en suspenso durante el período de volatilidad financiera asociado al calendario electoral. Para avanzar, la compañía aguarda la prórroga de la concesión por parte del Gobierno nacional, condición necesaria para abrir formalmente la operación, que podría aportar otros 600 millones de dólares.
A estas operaciones se suman desprendimientos adicionales de áreas convencionales, que en algunos casos implicarán ingresos directos y en otros una reducción de gastos operativos. En conjunto, la petrolera estima que el fondo anticíclico podría acercarse a los 2.000 millones de dólares.
Desde el punto de vista productivo, la estrategia se apoya en una mejora significativa de la eficiencia. “Reemplazar un barril convencional por uno de Vaca Muerta nos genera una ganancia enorme”, afirmó Marín, al destacar que la productividad en fractura creció 31% y más del 25% en perforación. Ese salto permitiría alcanzar el objetivo de 250.000 barriles diarios hacia diciembre de 2026 con tres o cuatro equipos de perforación menos que en años previos.
Una parte de los recursos se destinará al llenado del oleoducto Vaca Muerta Oil Sur, cuya puesta en marcha está prevista para fines de 2026 y que permitirá ampliar la capacidad de evacuación de crudo. El otro eje estratégico es el avance del proyecto Argentina LNG, clave para la exportación de gas natural.
En ese frente, YPF busca cerrar los detalles del acuerdo por 12 millones de toneladas anuales con la italiana ENI y la emiratí ADNOC, para luego encarar un proceso de financiamiento superior a los 12.000 millones de dólares, que será estructurado por JP Morgan. En paralelo, la petrolera negocia el ingreso de un socio que reemplace a Shell en los 6 MTPA adicionales del proyecto, con Saudi Aramco entre los candidatos, junto a otras grandes operadoras internacionales.
“Tenemos plan A, B y C”, resumió Marín, al describir un esquema flexible que combina desinversión selectiva, mejora de productividad y apuesta por proyectos de exportación. En un contexto de precios bajos, la petrolera eligió no retraerse, sino redoblar la apuesta para llegar fortalecida al próximo ciclo alcista.