Lucía Klug presentó en la Legislatura bonaerense un proyecto para cobrar un impuesto a las emisiones de metano de la ganadería. El sector agropecuario rechazó la iniciativa, señalando que afectaría la producción.
La diputada Lucía Lorena Klug, del kirchnerismo y vinculada a Juan Grabois, presentó un proyecto de ley en la Legislatura de Buenos Aires para implementar la Tasa Ambiental sobre el Metano en Buenos Aires (TAMBA). Esta tasa buscaría gravar a los productores ganaderos según los kilogramos de dióxido de carbono equivalente (CO₂e) emitidos por su ganado, calculados en función de la cantidad de cabezas.
El proyecto se plantea como un mecanismo de Responsabilidad Extendida del Productor con el objetivo de mitigar las emisiones de gases de efecto invernadero. Sin embargo, la iniciativa causó una fuerte reacción negativa en el sector rural.
La Confederación de Asociaciones Rurales de Buenos Aires y La Pampa (CARBAP), a través de su presidente Ignacio Kovarsky, rechazó el proyecto afirmando que «cobrar por respirar a las vacas no reduce emisiones, reduce producción», y expresó su rechazo a aumentar impuestos al sector ganadero.
Por su parte, el diputado provincial Luciano Bugallo (Coalición Cívica) calificó la propuesta como un «impuesto a los pedos de las vacas» y lamentó la falta de tecnología adecuada para medir de forma precisa las emisiones en cada establecimiento. Además, fuentes legislativas indican que el proyecto carece de apoyo político y tiene un futuro parlamentario «casi nulo» debido a las objeciones técnicas y la falta de consenso.
La diputada Klug fundamentó la iniciativa señalando que la ganadería representa el 19% de las emisiones de metano provinciales, sin embargo, la controversia en torno a su viabilidad y el impacto en la producción ganadera persiste.
