Calingasta se blinda contra las crecidas con el impulso del Fondo Minero

Calingasta da un paso firme hacia la prevención de desastres naturales con la ejecución de obras clave para mitigar los efectos de las crecidas y el escurrimiento de agua en el valle. Gracias al Fondo Minero para el Desarrollo de Comunidades, se están construyendo defensas y sistemas de drenaje en Villa Nueva, Puchuzun e Hilario, tres zonas históricamente afectadas por las inclemencias climáticas.

Con una inversión de 500 millones de pesos, el departamento sanjuanino avanza en obras de defensa y drenaje que protegerán a comunidades rurales y fortalecerán la infraestructura agrícola.

Con una inversión estimada en 500 millones de pesos, los trabajos comenzaron el pasado 21 de agosto y se desarrollan bajo la modalidad de contratación de horas máquina, lo que permite una ejecución ágil y eficiente. En el terreno, ya se despliegan topadoras, excavadoras, palas cargadoras y camiones batea, que avanzan en la consolidación de estructuras de protección hídrica.

La supervisión técnica está a cargo de la Dirección Provincial de Hidráulica, que implementa un sistema de seguimiento diario con registros fotográficos, garantizando la transparencia y trazabilidad de cada etapa del proyecto. El avance físico, medido en horas máquina, refleja un progreso sostenido, y se estima que las obras estarán concluidas en un plazo de tres meses.

El Fondo Minero para el Desarrollo de Comunidades, creado por la Ley Provincial Nº 1469-J, destina parte de los recursos generados por la actividad minera —el 20% de las regalías mineras que ingresan a rentas generales— a proyectos productivos y de infraestructura en los departamentos mineros de San Juan.

Su objetivo es claro: generar empleo, impulsar el desarrollo local y mejorar la calidad de vida de los sanjuaninos. En Calingasta, este propósito se traduce en acciones concretas que ya muestran resultados visibles en el territorio.

Las obras no solo buscan proteger a las comunidades ante fenómenos climáticos extremos, sino también resguardar la actividad agrícola, motor económico de la región. En zonas como La Pampa del Leoncito, donde el agua es un recurso vital, estas intervenciones representan una apuesta estratégica por la sustentabilidad y el arraigo rural.

Con este proyecto, Calingasta se posiciona como ejemplo de cómo la articulación entre el Estado y la actividad minera puede traducirse en infraestructura resiliente, desarrollo territorial y bienestar social

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