
La adopción del Gas Natural Comprimido en la movilidad oficial abre un campo de oportunidades para las Bocas de Carga, que se consolidan como actores centrales en el abastecimiento y en la articulación de convenios institucionales con municipios de todo el país.
En plena expansión de la producción gasífera argentina, se suman voluntades públicas y privadas para que el GNC pueda posicionarse como la alternativa más viable para avanzar hacia una movilidad eficiente, económica y ambientalmente responsable. Las Estaciones de Servicio, como primer eslabón visible de esa cadena, están llamadas a ocupar un lugar central en la transformación.
Es el caso de un innovador proyecto de sustitución de combustibles líquidos por Gas Natural Comprimido en la flota municipal Las Heras, provincia de Mendoza, impulsado por la empresa ESIGAS, con lo cual, se vuelve a poner en agenda la importancia de las expendedoras como aliadas estratégicas en la reconversión energética de los Gobiernos locales.
La propuesta de ordenanza busca reconvertir progresivamente los vehículos de la intendencia y demás reparticiones públicas, no sólo por el ahorro en costos frente a la nafta y el gasoil, sino también por los beneficios ambientales y de seguridad patrimonial. En ese esquema, las Estaciones de Servicio son convocadas a ofrecer precios institucionales preferenciales y asegurar la provisión estable para los vehículos oficiales.

“Este modelo de cooperación público-privada no se limita a un solo distrito: constituye una tendencia que puede replicarse en otras ciudades. Para los municipios significa reducir gastos operativos y mejorar la calidad del aire; para las expendedoras, implica consolidar una demanda sostenida y previsible, que fortalece su rol en la matriz energética de la movilidad local”, destacaron a surtidores.com.ar los autores del texto legislativo.
De acuerdo a la iniciativa, la oportunidad se potencia en contextos urbanos como el Gran Mendoza, donde la geografía encajonada por la Cordillera de los Andes favorece la acumulación de contaminantes. “Allí, el reemplazo de combustibles líquidos por GNC no sólo tiene impacto económico, sino también un valor ambiental y sanitario ineludible, que vuelve aún más urgente la adopción de este tipo de medidas”, expresa el dictamen.
El proyecto también contempla la firma de convenios con talleres habilitados para la reconversión técnica de los vehículos. Este aspecto genera un círculo virtuoso: mientras los municipios reducen sus costos, se promueve la actividad privada vinculada al sector del GNC y se garantiza que la transición se haga bajo estándares de seguridad y calidad.
Otro factor clave que inspiró al proyecto es la seguridad patrimonial. A diferencia del gasoil o la nafta, que son susceptibles de desvío o robo, el GNC —por su sistema de almacenamiento presurizado— presenta mayores garantías de control. “Para los gobiernos locales esto significa un ahorro indirecto, pero para las Estaciones de Servicio también implica operar con un producto de trazabilidad más confiable”, detalla la futura norma.

La estabilidad de precios es otro punto que alimenta el interés por esta transición. Aun en escenarios de volatilidad de los combustibles líquidos, el GNC mantiene una brecha favorable que otorga previsibilidad a las cuentas municipales. “En este sentido, los convenios con expendedoras resultan estratégicos para asegurar un esquema de abastecimiento eficiente y competitivo en el tiempo”, propone.
Si prospera, desde ESIGAS aventuraron que el proyecto de Las Heras puede marcar un precedente para otros municipios, consolidando al GNC como la opción de referencia para las flotas oficiales. “En ese escenario, las Estaciones de Servicio tienen un papel clave: no sólo como puntos de carga, sino como socias estratégicas de los Gobiernos locales en la transición energética sustentable”, concluyeron los representantes de la empresa