
Telecom desarrolla soluciones IOT que ya están transformando las políticas públicas: eficiencia energética, monitoreo hídrico, seguridad inteligente y movilidad basada en datos.
Hasta hace algunas décadas tendíamos a imaginar a las ciudades modernas como escenarios hiperfuturistas repletas de grandes rascacielos, autos voladores y sirvientes robots. Y si bien es cierto que el mundo ha cambiado y la tecnología nos atraviesa, también lo es que, al menos desde lo estético, las urbes no lucen tan diferentes de lo que solían ser. Pero en sus entrañas tienen lugar transformaciones más subterráneas y sigilosas, tal vez similares al impacto que implicó en nuestras vidas el aumento exponencial de la conectividad.
El concepto de Smart Cities no tiene tanto que ver con infraestructuras ultramodernas, sino con hacer uso de la colosal cantidad de datos hoy disponibles para tomar decisiones más eficientes y sostenibles en cuestiones tan vitales como el consumo energético, la recolección de residuos, la gestión de recursos hídricos o la movilidad. En suma: una transformación que late más profundo.

“Cuando hablamos de ciudades inteligentes hablamos de un modelo para gestionar lo público sobre la base de información que se genera el propio entorno de esas ciudades. Máquinas, sensores y dispositivos que nos informan acerca de cómo distintos factores e infraestructuras están operando”, arranca a explicar Martín Piñeiro, Gerente de Tecnología IoT en Telecom. Y prosigue: “Es esa la información que se aprovecha para planificar y medir la efectividad de las políticas públicas”.
Ciudades más vivibles, ciudades que fluyen
En las ciudades inteligentes el tránsito circula con mayor naturalidad, no hay inundaciones, el alumbrado público se enciende cada vez que hace falta y las fuerzas de seguridad y prevención están siempre en el momento y el lugar justos. También es posible conocer de una forma muy detallada los intereses y necesidades de movilidad de las personas.

“Toda esta información se obtiene a partir de diferentes sensores y dispositivos conectados, y luego se integra en una gran base de datos a partir de cuyo análisis se diseñan políticas públicas”, afirma Piñeiro. Y enfatiza: “Esto no solo mejora la eficiencia operativa, sino que también habilita una toma de decisiones basada en evidencia y orientada al bienestar ciudadano y a la sostenibilidad. Una ciudad inteligente no es solo más tecnológica: es una ciudad que piensa, aprende y evoluciona junto a quienes la habitan”.
En la base de las Smart Cities aparece la llamada “Internet de las Cosas” o IoT, que interconecta la infraestructura urbana y genera un flujo constante de datos clave sobre energía, presión hídrica, niveles de agua, movilidad urbana y calidad ambiental, entre otras variables: precisamente los datos que permiten a municipios y organizaciones tomar decisiones informadas y estratégicas.
Todo lo que las soluciones IoT pueden potenciar
Como líder en soluciones tecnológicas para el sector B2B y organismos públicos, Telecom viene desarrollando una serie de propuestas para la gestión energética, la gestión hídrica, la construcción de canales de comunicación entre vecinos y fuerzas de seguridad y la modelización de intereses de desplazamiento y turismo en las ciudades.
Todas estas tecnologías tienen una aplicación muy directa en áreas críticas para el desarrollo urbano: desde medición de cotas de ríos y lagunas y monitoreo de estaciones cloacales hasta telegesión de luminarias y medidores, optimización de espacios verdes y manejo remoto de sistemas de riego. También control de presión y suministro de agua y geolocalización y trazabilidad de vehículos.

Se trata de tecnologías que permiten un ahorro significativo de energía y recursos, además de transformar a las ciudades en entornos más seguros y resilientes ante fenómenos climáticos.
A partir de su amplísimo know-how Telecom puede acompañar a gobiernos y desarrolladores ofreciéndoles soluciones IoT integradas para acompañar las diversas iniciativas para ciudades inteligentes con propuestas innovadoras y de calidad mundial. “Esta transformación ya está sucediendo –concluye Piñeiro–. Y tiene que ver con ciudades no solo más conectadas, sino sobre todo más seguras, más sostenibles y más vivibles”.