En medio de la recesión económica, los comercios formales de Salta están apostando a la reestructuración para evitar el cierre definitivo.
“Estamos viendo que muchos dividen locales y comparten alquiler”, afirmó Gustavo Herrera, presidente de la Cámara de Comercio de Salta, al describir cómo el sector intenta sobrevivir ante la caída del consumo y la creciente informalidad, especialmente en zonas de frontera.
Lejos de los cierres masivos que algunos sectores auguraban, Herrera aseguró que la tendencia va por otro lado: ajustes internos para evitar despedir empleados y cerrar persianas. “Cerrar un comercio formal hoy es prácticamente imposible. Por eso los comerciantes buscan alternativas para reducir costos sin bajar la persiana”, explicó.
Un dato que respalda esta lectura es que, según la Cámara, en el último año aumentó la cantidad de socios y no se registraron bajas significativas. “Eso muestra que los comercios formales siguen activos, aunque con muchas dificultades”, sostuvo Herrera a El Tribuno.

Sobre la dinámica del consumo, el referente del comercio local fue claro: la inflación ya no es el enemigo que disimulaba errores de fondo. “Antes, con la inflación alta, la gente compraba por miedo a los aumentos. Hoy, con una cierta estabilidad, compra solo lo indispensable”, detalló. Eso obliga a los comerciantes a ser más eficientes, revisar costos y adaptar sus estrategias de venta.