Para que un país salga adelante es necesario tener a todas las fuerzas de la producción enfocadas en la tarea de producir cada vez más, ya que es la única forma de generar trabajo, uno de los problemas más graves que tiene la Argentina en la actualidad y que las autoridades de gobierno no saben cómo solucionarlo.
Dentro de las causas que generan esta situación figura la burocracia estatal, que es considerada como el enemigo número uno de los emprendedores, en los que se basa la esperanza del desarrollo económico y social de numerosas comunidades.
Cuando hablamos de burocracia nos referimos, por ejemplo, a los numerosos requisitos que en estos momentos se siguen exigiendo en los tres niveles de Estado, nacional, provincial y municipal, para abrir un negocio. Casi siempre estos requerimientos implican tener que desembolsar mucho dinero cuando apenas se está arrancando con una actividad o un negocio y perder mucho tiempo obteniendo los permisos para la habilitación del emprendimiento correspondiente. A esto hay que sumarle los costos tributarios, que se llevan gran parte de las ganancias que tiene un negocio.
Es decir que todo emprendedor o persona que se quiere establecer con un negocio o actividad económica adquiere un socio compulsivamente que es el Estado y que se lleva gran parte de las ganancias sin arriesgar nada ni esforzarse por nada. Para colmo de males el Estado argentino es un socio burocrático y obsoleto en cualquiera de los tres niveles en que se pone de manifiesto, de ahí todas las dificultades que los nuevos emprendedores encuentran en el proceso de inscribir y poner en marcha una empresa pyme.
Según una encuesta de la Asociación de Emprendedores de Argentina (Asea), el 60% de los emprendedores considera que es difícil o muy difícil realizar trámites ante el Estado. Entre los principales desafíos señalan que es complicado acceder a algún programa o beneficio público, la obtención de permisos, habilitaciones o certificaciones, o registrar y formalizar las empresas.
En resumen se dice que la burocracia es una pesada piedra en la mochila de los emprendedores en un ámbito donde se necesita que los emprendedores tengan más tiempo para emprender, para ser creativos, para probar, para juntarse y para armar equipo.
Se sabe que la burocracia es un obstáculo que insume tiempo, costo y es una inversión que muchas veces los emprendedores no tienen cuando están empezando.
La Argentina de hoy está en la mitad de la tabla para abajo en términos de facilidades y simplificaciones para los emprendedores, pero hay una esperanza de que se está comenzando a ver un cambio de tendencia que es de esperar se concrete a la brevedad