
En las proyecciones más conservadoras, la exportación de petróleo y gas no convencional aportará US$20.000 millones adicionales para 2030; expertos en el sector sugieren armar un fondo anticíclico y planificar para un derrame sostenible
Vaca Muerta aportará US$20.000 millones en exportaciones en 2030, según los cálculos más conservadores
Vaca Muerta y la minería son la gran fuente de ingreso de dólares que tiene la Argentina. La proyección de los especialistas es que, para el 2030, aportarán US$20.000 millones adicionales en exportaciones. Además, desde la óptica puramente energética, la explotación del yacimiento neuquino de recursos no convencionales baja el costo medio de la provisión para empresas y hogares. LA NACION consultó a expertos sobre el efecto derrame del “as de espada” de la economía argentina.
El primero de los efectos multiplicadores se registra en el empleo. La exploración y producción de hidrocarburos fue el sector más dinámico en la generación de trabajo registrado en la Argentina en los últimos diez años.
Según datos de la Cámara de Exploración y Producción de Hidrocarburos (CEPH) sobre números oficiales, el empleo formal en el upstream creció 13,4% en una década mientras que el promedio del conjunto de la economía lo hizo 4% y en el segmento energético en general, 7%.
Para producir un millón de barriles equivalentes de petróleo (BOE, según sus siglas en inglés), Neuquén –epicentro del desarrollo no convencional– requiere 77 trabajadores. En contraste, provincias enfocadas en la producción convencional como Santa Cruz y Chubut necesitan 178 y 189, respectivamente.
En extracción y refinación de petróleo se estiman seis empleos indirectos por cada uno directo, apunta Daniel Schteingart, economista del think tank Fundar, quien agrega que un estudio del Centro de Estudios para la Producción XXI de hace unos tres años registraba unas 10.000 pymes en la cadena de proveedores de petróleo y gas.
“Los recursos naturales pueden ser vector de desarrollo, las industrias petroleras y mineras generan encadenamientos productivos, son demandante de equipos, de servicios, de transporte –añade–. Lo que existe es una disociación entre donde se realiza la actividad y los proveedores más complejos; en el norte de Neuquén hay empresas, pero el fuerte de las metalmecánicas está en Córdoba, Santa Fe y Buenos Aires. No se observa con claridad que se esté generando un polo tecnológico y metalmecánico en la zona como sí pasó, por ejemplo, con la maquinaria agrícola en Santa Fe”.

El economista jefe de BlackTORO, Fernando Marengo, coincide en que es una creencia falsa que cuando se explotan recursos naturales “las empresas se llevan todo”. “Hay proveedores directos e indirectos, la actividad deja recursos por pago de impuestos a todos los niveles del Estado. El modelo de país de hace 70 años era el de sustitución de importaciones, cuando las inversiones y los trabajadores iban a los grandes conurbanos por centros de consumo. Si lo cambiamos por el de la incorporación al mundo, vemos que en minas y petróleo no se necesitan solo ingenieros sino gente para la construcción”, repasa.
Marengo menciona que, hace unos años, en Canadá lo sorprendió el dato de que el 40% del Capex (la inversión de capital que realiza una empresa) en minería era para comida de los trabajadores. “Lo que se estima es que el 70% de la inversión queda en el país”, resume.
El mayor receptor del empleo formal generado por Vaca Muerta es Neuquén. La provincia ya superó en peso económico en el país a Mendoza y Schteingart señala que si la tendencia se mantiene podría ser equivalente a Córdoba y Santa Fe, con una participación de alrededor del 7% en el PBI nacional. En ese contexto, subraya que es importante que el Estado planifique “lo que no suele suceder en procesos de crecimiento rápido. Es clave para evitar la ‘conurbanización’. En su momento, por ejemplo, Tierra del Fuego lo hizo”.

Ganar competitividad
Nicolás Gadano, economista jefe de Empiria Consultores y especialista en energía hidrocarburífera, sostiene que en proyecciones conservadoras la energía debería dejar un saldo anual de unos US$20.000 millones desde 2030 para el país. Con 2400 pozos en producción, las reservas alcanzarían para un mínimo de 63 años si se incluye un saldo exportable considerable y hasta 160 años si solo se usa la producción para consumo interno.
Enfatiza que la principal amenaza para el escenario es la volatilidad de los precios internacionales.
A US$60 el barril de crudo, Vaca Muerta “puede producir, crecer y exportar” pero ese valor “le genera dificultades a la industria convencional de la que la Argentina todavía depende en un 50%”. Medido en barriles Brent, el salario medio del sector es ahora de 78,5 cuando un año atrás era de 55,6. “También ahí hay que bajar impuestos, ganar competitividad”, definió.

El propio presidente de YPF, Horacio Marín, hace unas semanas se refirió a que el costo de producir petróleo en Vaca Muerta es hasta 35% mayor que en los Estados Unidos debido a los elevados costos de las compañías de servicios especiales (“de completación de pozos”). “Agarro un pozo de Vaca Muerta, lo meto en un avión y lo bajo en Estados Unidos, pongo los costos unitarios y me da 35% más barato que en la Argentina”, graficó y subrayó que no es por mayores costos salariales. “El problema es que los costos unitarios que tenemos en herramientas de las compañías de servicio de alta tecnología y materiales está totalmente fuera de rango con lo que hay en Estados Unidos”, dijo.
Para Marengo, es crucial que para un mayor desarrollo del yacimiento baje el riesgo país. “Todos relacionan el riesgo con lo financiero, pero lo importante es que baja la tasa de descuento de proyectos –detalla–. A partir de ahí los inversores buscan retornos ajustados por riesgo. El potencial de Vaca Muerta es fenomenal tanto en gas como en petróleo”.
El economista de BlackTORO sostiene que se invierte más en petróleo que en gas porque es “más sencillo. Se carga en barcos y se exporta. El gas, en cambio, no es commodity. Se usa para demanda interna y requiere de obras claves, algunas ya hechas, para llevarlo a Chile, a Brasil. Sino, hay que licuificarlo, para lo que se requieren inversiones de entre US$5000 millones a US$10.000 millones”.
La otra posibilidad, agrega, es “industrializarlo, producir urea, un fertilizante que la Argentina hoy importa; funcionaría como una devaluación para el campo, mejoraría su competitividad”. En la actualidad, Profertil es el único fabricante de urea del país en el polo petroquímico de Bahía Blanca, lo que genera cubre aproximadamente el 60% de la demanda interna. La mitad de la empresa es de YPF y la otra de la canadiense Nutrien, que analiza salir del negocio. Hay varios interesados en comprar su parte.
Gadano y Marengo señalan que hay que “apurarse” a explotar el yacimiento porque, en la medida en que se acelere la transición energética, el negocio se va a achicar. “No se sabe a dónde estará el mundo en 50 años –afirma Marengo–. Hay que monetizarlo y no gastarlo, ya que aunque el proceso de sustitución de las energías fósiles es más lento que lo esperado, no hay que confiarse”.
El riesgo de la “enfermedad holandesa” aparece en las conversaciones con los especialistas. El concepto hace referencia al fenómeno económico que se produjo en los Países Bajos en los años ’60 por los extraordinarios ingresos que les generó el descubrimiento de yacimientos de gas natural. “Si a la renta fenomenal se la gasta completa genera presión sobre los [bienes] no transables que ese sector puede pagar, pero el resto no”, sintetiza Gadano.

La creación de fondos soberanos fue la solución que se encontró para evitar estas desestabilizaciones internas. En Noruega, por caso, el 97% de lo producido por el petróleo del Mar del Norte va a un fondo soberano.
Marengo indica que, en Neuquén –núcleo de Vaca Muerta, recibe alrededor del 55% de las regalías totales–, “en pequeña escala, ya se ve que se genera una burbuja, por eso tiene que tener un fondo y usarlo de manera responsable”.
En el caso de Nación, que cobra el 8% de retenciones a la actividad petrolera, Gadano manifiesta que, de mantenerse la carga, “en el marco de la consolidación fiscal sería una buena idea que los recursos vayan a un fondo de ahorro para el futuro. En la Argentina nunca se hizo, nunca se ahorraron recursos fiscales para usarlos después”.
Con las exportaciones del yacimiento en ascenso, para 2030, las retenciones podrían dejar entre US$2000 millones y US$3000 millones anuales. Incluso estima que podría haber un acuerdo entre Nación y la provincia de Neuquén.
La lupa en Neuquén
El área de Vaca Muerta en Neuquén es de 30.000 kilómetros cuadrados; hay 51 concesiones de explotación no convencional en ese 36% del total e inversiones estimadas por US$214.000 millones para su desarrollo. Según información que el Ministerio de Energía y Recursos Naturales de Neuquén dio a este medio, hay una docena de áreas en “desarrollo continuo” que ocupan 8,5% del área total.
La formación contiene 16.000 millones de barriles de petróleo y 308 trillones de pies cúbicos de gas natural y solo se ha explotado el 5% de los recursos de shale oil. Tanto en gas como en petróleo la producción neuquina equivale al 59% del global.

De petróleo en abril pasado (último dato disponible) la producción provincial alcanzó 462.000 barriles diarios (Mbbl/d), con 440.000 de fuentes no convencionales, con lo que no solo revirtió sino más que compensó la caída de la convencional de 2018. “Existe potencial para triplicarla hasta 2028 sin alcanzar la meseta –añade la fuente–. La capacidad de evacuación y la disponibilidad de equipos son cuellos de botella clave que están siendo abordados”.
En el caso del gas, ese mes la producción neuquina fue de 91,24 MMm³/d; 80,5 MMm³/d provinieron de fuentes no convencionales y también alcanzó para revertir y superar la baja de la producción local en 2014. El potencial permitiría duplicar la producción provincial para 2030 sin alcanzar la meseta. Desde el Ministerio insisten en que están trabajando “activamente con la instalación y programación de la infraestructura necesaria”.
Para exportar el petróleo ya se habilitó la mayor capacidad del oleoducto Oldeval, mientras que el VMOS (Vaca Muerta Oil Sur) estará operativo el año próximo con salida por Punta Colorada. Para recibir gas de Vaca Muerta se concluyó la reversión del flujo de Transportadora Gas del Norte (TGN) necesario para acceder a Brasil, mientras que está aprobada una expansión de capacidad de 14 MMm³/d y se evalúa la fase 2 de GPFM; la conexión TGN con el sur (TGS) está en construcción.
Para Añelo –donde la ruta pasa por el medio de la ciudad– Neuquén está realizando obras para sortear los inconvenientes que se generan y, además, duplicar la capacidad de paso. Otras ya las licitó para empezarse.
Desde el gobierno neuquino indicaron que en un esquema de articulación público-privada, el gobernador Rolando Figueroa firmó un acuerdo con 10 empresas hidrocarburíferas que operan en Neuquén para la pavimentación de las rutas provinciales 8 y 17 de la Circunvalación Petrolera, hasta empalmar con el bypass que construye actualmente la provincia en Añelo (rutas 7 y 17).
Gadano plantea que Neuquén debería ser “muy prudente” en cómo usa la renta petrolera: “El desarrollo de la industria atrae trabajadores y es todo muy desordenado, por lo que faltan servicios. Las empresas no pueden hacer eso, la planificación y organización las tiene que hacer el Estado provincial. Y tomar las experiencias de Plaza Huincul y Cutral Co sobre qué pasa cuando se termina el auge”. La referencia es a las puebladas en esas dos localidades neuquinas en 1996 y 1997, cuando se privatizaron yacimientos.
El Fondo Anticíclico Neuquino (FEDeN) nació por la ley 3269 en 2022 y recibió ingresos hasta agosto de 2023. Con una modificación de la norma se habilitó el uso de esos recursos para el pago de deudas y sanear la caja de jubilaciones provincial (ISSN).
En febrero del 2024 subieron los aportes a la Caja y, por decreto refrendado por la Legislatura, el gobernador Figueroa destina esos recursos a pagar deuda pública, “siempre que su costo resulte superior al rendimiento de los recursos que administra el fondo” y a obras de infraestructura.