Litoral Patagónico: el sistema de ciudades atlánticas que redefine la soberanía y el desarrollo de la Argentina bicontinental

La Patagonia Atlántica sufre un déficit que va más allá de lo fiscal: sin inversión estratégica, peligra la soberanía, el desarrollo regional y el futuro energético.

Mientras la discusión pública se concentra en el déficit fiscal, otro déficit menos visible crece en el extremo sur del país: el déficit infraestructural que lastra a la Patagonia Atlántica. «En abril de 2024, el presidente anunció una reducción del 87% en el gasto en obras del Estado, el nivel más bajo de la historia contemporánea».

Esa poda llevó a los expertos a advertir que la región —dueña de 46% de la superficie nacional y apenas 5% de la población— se ha convertido en el mejor espejo de las asimetrías territoriales argentinas. Un informe interno del Grupo de Trabajo Malvinas, Antártida, Atlántico Sur y Cuenca del Plata (GT-MAASCP) de Ocipex, filmado por Agustín Jofré, desnuda la urgencia de repensar el Litoral Patagónico como un sistema integrado de ciudades atlánticas capaz de sostener la soberanía, dinamizar la economía azul y amortiguar el impacto del cambio energético.

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Un corredor biológico y productivo sin igual

El litoral patagónico —donde «se encuentran el mar y la estepa» y, en Tierra del Fuego, «un sector del bosque subantártico»— alberga una plataforma marítima rica en langostinos, calamares y merluza, además de formaciones gasíferas offshore y recursos eólicos de clase mundial. Es, al mismo tiempo, un corredor biológico único que conecta la Península Valdés con Ushuaia, nuclea colonias de pingüinos y ballenas, y sirve de puerta de entrada a la Antártida.

La Ruta 3 vertebra este corredor de norte a sur, mientras que las rutas 25, 26 y 288 lo atraviesan de este a oeste.

Sin embargo, las conexiones internas siguen siendo frágiles, y buena parte del tráfico depende de un rodeo por territorio chileno para alcanzar la Isla Grande de Tierra del Fuego.

De enclave extractivo a territorio estratégico

La Patagonia Austral fue pensada durante décadas como «una mera proveedora de commodities, donde la lógica de maximización de ganancias prevaleció sobre una visión estratégica de crecimiento integral». 

Primero llegó la fiebre lanera; luego, el petróleo de la Cuenca del Golfo San Jorge encendió Comodoro Rivadavia; más tarde, el carbón moldeó Río Turbio y, en los setenta, la promoción fiscal 19.640 convirtió a Río Grande en un hub electrónico.

El litoral atlántico ofrece «vientos de clase mundial» para parques eólicos, disponibilidad de biomasa, energía mareomotriz y la promesa de un hub de hidrógeno verde.

Ese historial industrial demuestra que cuando el Estado diseñó políticas de arraigo —desde los Salesianos en la Misión de Río Grande hasta YPF y el régimen fueguino— la población creció a ritmo récord.

  • Río Grande, por ejemplo, multiplicó por once sus habitantes entre 1970 y 2022.

La paradoja de las ciudades extensas y poco densas

Entre 2006 y 2016, Comodoro Rivadavia, Río Gallegos y Río Grande expandieron su huella urbana mucho más rápido que su población. En Río Gallegos, «el 94% de la expansión correspondió a áreas residenciales» y se duplicó el ritmo demográfico, dando lugar a un tejido disperso y costoso de servir. En la margen sur de Río Grande, el 13% del nuevo suelo urbano se ocupó de forma informal, sin agua corriente ni cloacas. Este crecimiento extensivo, advierte el informe, «fragmentó el tejido urbano» y elevó los costos de infraestructura por habitante.

Hidrocarburos en retirada, energías limpias en ascenso

La Cuenca del Golfo San Jorge, donde YPF perforó su primer pozo en 1907, se acerca a su madurez. Las grandes petroleras redirigen capital a Vaca Muerta y a shale de Palermo Aike, mientras la actividad convencional pierde empleo.

Sin embargo, la propia cuenca «posee un alto potencial para liderar procesos de transición energética, gracias a su experiencia en pozos maduros y a parques eólicos de alto rendimiento». Comodoro Rivadavia, con su Agencia Comodoro Conocimiento, busca pivotear hacia hidrógeno verde y servicios tecnológicos para la cadena offshore.

Tierra del Fuego: laboratorio de diversificación

El régimen 19.640 —prorrogado en 2021— financia el Fondo para la Ampliación de la Matriz Productiva (FAMP) con el 15% del IVA que ahorran las electrónicas. Son unos US$ 100 millones anuales, de los que «el 60% se destina a nuevas actividades y el 40% a infraestructura». El decreto 111/2025 que intervino el fondo encendió alarmas, porque la isla combina la segunda cuenca gasífera del país con proyectos eólicos, mareomotrices y logísticos que requieren precisamente esas obras. Allí, el gasoducto trans-magallánico y el puerto multimodal de Río Grande son claves para industrializar hidrógeno y abastecer a los buques antárticos.

¿Es viable reformular el subrégimen para una transformación productiva en Tierra del Fuego?
 

Foro Patagónico de Ciudades Atlánticas: cooperación o estancamiento

En 2023, Comodoro Rivadavia, Río Gallegos y Río Grande fundaron el Foro Patagónico de Ciudades Atlánticas (FOPCA) para salir de la lógica de enclaves aislados. El foro propone «una agenda de trabajo articulada entre el sector público, el sector privado, las universidades y la comunidad organizada» que convierta a la costa atlántica en un sistema integrado de polos industriales, logísticos y científicos.

  • Hoy se suman Camarones, Tolhuin y Viedma con la meta de compartir proyectos de fibra óptica, un corredor bioceánico y políticas de suelo que frenen la expansión informal.

Entre las propuestas:

  • Modernizar la RN 3 y construir un cruce directo por aguas argentinas al territorio fueguino.
  • Impulsar un polo portuario multimodal en Río Grande que articule producción offshore, logística antártica y comercio internacional.
  • Reactivar el Fondo Fiduciario para la Ampliación de la Matriz Productiva (FAMP), hoy intervenido por decreto, y que aporta 100 millones de dólares anuales a partir del IVA de las firmas electrónicas

El reto de la infraestructura soberana

La Antártida vuelve a ocupar un lugar central. Desde el rescate de la misión sueca de Otto Nordenskjöld hasta la Base Esperanza, el país ha sostenido presencia científica ininterrumpida desde 1904. Pero sostener esa ventaja requiere puertos aptos para barcos de investigación, astilleros capaces de reparar rompehielos y enlaces aéreos todo-tiempo.

Sin inversión pública, advierte el documento, «la consolidación de este modelo debilita la calidad de vida de millones de personas, frena el desarrollo estratégico y pone en jaque la soberanía» sobre vastas porciones marítimas e insulares.

Agenda 2035: diversificar o repetir el ciclo extractivo

El Indicador Sintético de Actividad Económica Regional (ISAER) mostró en 2024 «una baja de 2,9% interanual» y los ingresos tributarios patagónicos cayeron 13,9% en términos reales. Hidrocarburos y minería crecieron, pero la pesca, la metalurgia básica y la electrónica retrocedieron. Sin una matriz más amplia —energías limpias, biotecnología marina, logística antártica, turismo de bajo impacto— la región podría repetir viejos ciclos de boom y retracción.

El informe subraya que la Patagonia atlántica «representa una posición geopolítica de primer orden» y que la inversión en infraestructura debe entenderse «no como mera obra pública, sino como entramado que organiza y condiciona las dinámicas regionales».

Conclusión: hacia un sistema de ciudades atlánticas resiliente

A un siglo de la primera perforación petrolera, el Litoral Patagónico encara su «encrucijada histórica».

Integrar la red portuaria, blindar el FAMP, apuntalar los parques eólicos y coordinar políticas de suelo pueden convertir sus ciudades dispersas en un sistema atlántico capaz de exportar energía limpia, ciencia antártica y servicios tecnológicos.

«Argentina se juega el siglo XXI en esta región», dijo Jofré.

«La articulación entre planificación territorial, industria nacional y capacidades de gestión modernas son condición para construir una Argentina verdaderamente bicontinental. De lo contrario, el déficit de inversión consolidará el imaginario de un sur lejano y caro, y la Argentina Bicontinental perderá la oportunidad de sostener su proyección sobre el Atlántico Sur», advierte.

La decisión —concluye el documento— es estratégica: «Llevar adelante una política soberana en la Patagonia Austral…debe ser asumida como una estrategia del conjunto de nuestro país». 

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