Carta Orgánica Municipal. Treinta años de la Convención en Neuquén: legado y desafíos aún pendientes

Los Convencionales redactaron en el verano de 1994-1995 una Carta Orgánica que buscó mayor pluralidad, fortalecer la división de poderes y fomentar la participación ciudadana. Consideran que hoy algunos de esos avances sufrieron deterioros importantes.

Este lunes se cumplen 30 años de la clausura de la Convención Constituyente de la ciudad de Neuquén, una norma que introdujo profundos cambios para democratizar la vida institucional de la ciudad.
La norma fundamental de la capital ordena el funcionamiento del Poder Ejecutivo y Legislativo, sus atribuciones y relación. Establece los procedimientos para la sanción del presupuesto, la junta electoral y distintos estamentos municipales, entre otros aspectos.

Una de las principales novedades del proceso constituyente que comenzó en diciembre de 1994 y culminó el 31 de marzo de 1995 es que sus integrantes fueron electos por sistema D’Hont, de lo cual resultó una integración plural de sus 25 integrantes: 9 convencionales por el MPN, 6 por la UCR, 6 por el Frente Grande y 4 por el PJ. Al poco tiempo de comenzar el trabajo, el convencional Ríos, del PJ no asistió más así que finalmente quedaron 24 integrantes encargados de la tarea de dotar el nuevo marco institucional a la ciudad.

Según recuerda el entonces presidente del cuerpo, Rodolfo Laffite, las deliberaciones continuaron durante todo el verano de 1995. “Era plena época de vacaciones, con un calor a veces insoportable. El trabajo más duro se produjo en las comisiones, que funcionaron en la biblioteca de la Universidad Nacional del Comahue, en receso académico. Luego, las sesiones plenarias se hicieron en el edificio de la vieja Legislatura, en el bajo neuquino” recordó Laffitte.

El reemplazo del sistema de mayorías y minoría vigente hasta ese entonces, dotó al cuerpo de una pluralidad de voces y enfoques inédito. “Hasta entonces se acostumbraba a que el que ganaba se llevaba la mayoría y el segundo la minoría. Ahora nosotros, el MPN, éramos la fuerza más numerosa pero sólo primera minoría. Eso implicó un cambio político-cultural importante, porque estábamos acostumbrados a que el que ganaba prácticamente imponía todo. Ahora se debía consensuar, dialogar, ceder posiciones en casi todos los temas. La Convención estaba citada por tres meses, pedimos una extensión de dos meses más, pero sólo nos dieron uno. Eso hizo que 25 personas con diferentes perfiles políticos, profesionales, comunitarios y sociales, sin experiencia en este tipo de procesos constituyentes, debiéramos aprender, convivir y ponernos de acuerdo, en sólo cuatro meses” explicó.

La austeridad fue tal, que no llegaron a utilizar el total del presupuesto asignado y, pese a sesionar un mes más de lo previsto, devolvieron parte de los fondos al erario municipal.

Por este motivo, la mayoría de los artículos de la redacción final salieron casi todos por unanimidad. Sólo los temas de renovación parcial del Concejo Deliberante, la creación de la figura del viceintendente y la cantidad de concejales no tuvieron el consenso necesario y se emitieron despachos de mayoría y minoría para ser votados en el plenario. “Años después Horacio ‘Pechi’ Quiroga, que votó en contra del viceintendente, me señaló ya como intendente de Neuquén que le hubiera sido útil esa figura”, recordó el expresidente del cuerpo.

El aprendizaje de convivencia política se trasladó incluso a una camaradería que se mantuvo con los años, más allá de las diferencias partidarias. “Cuando terminó la convención hicimos un gran asado en lo de la (convencional radical) Mirta Domene. Cuando se cumplieron los 15 años del fin de la convención hicimos otro encuentro en el que participamos casi todos los que estamos vivos”, rememoró Lafitte. Muy recordado es el historiador Santiago Polito Belmonte (PJ), que escribió cosas muy interesantes sobre aquella convención y tenía salidas muy ocurrentes que distendían el clima de las reuniones.

Entre otros aspectos, la Carta Orgánica buscó reivindicar la autonomía del poder municipal para dotarse de su propio ordenamiento; estimular la participación ciudadana en las decisiones ; promover el respeto, atención y protección hacia el niño, el anciano, la mujer, la familia, los discapacitados, el ambiente, el patrimonio cultural; el reconocimiento de las sociedades vecinales, en las audiencias públicas, la revocatoria, la iniciativa, el referéndum, el Consejo Asesor Económico Social y de Planeamiento; el equilibrio de poderes con clara delimitación de las facultades de cada órgano y la creación del Defensor del Pueblo; mecanismos de gestión y de administración económico-financiera modernos, que permitirán a la comunidad un eficaz y eficiente seguimiento de los actos de gobierno, entre otros.

La defensa de la división de poderes y límites a la concentración de poder fue una de la claves del proceso que hicieron que, a 30 años de la reforma, un grupo de 12 exconvencionales realizara un pronunciamiento a favor de mantener el espíritu de la Carta Orgánica, que hoy consideran erosionado por recientes enmiendas que, a su juicio, fueron en realidad una reforma profunda. Entre ellos mencionan los cambios en la renovación parcial del cuerpo, la duración de los mandatos de los jueces de falta y la sindicatura y del defensor del Pueblo, entre otros. “Se le quita la facultad al Concejo Deliberante de definir sus autoridades y conduce a una especie de autocracia, donde todo el poder queda en manos del intendente y de la mayoría”, concluye.

Los convencionales Laffitte, Domene, Carrión y Hernández en la jura de la Convención.

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