
La autopista permanece paralizada y el gobierno de Javier Milei tampoco tiene intenciones de retomar la obra.
La autopista de la ruta 22 está paralizada hace varios años y el gobierno de Javier Milei no da señales de querer continuar con su construcción..
La autopista de la ruta Nacional 22, la columna vertebral del Alto Valle y el principal acceso logístico a Vaca Muerta, se convirtió en un símbolo del abandono y la desidia estatal. De lo poco y nada que le importa al gobierno central la zona mayor densamente poblada de la Patagonia. Lo que alguna vez fue una promesa de modernización, hoy es un monumento a la falta de gestión, con tramos inconclusos, licitaciones caídas y un peligro latente para miles de conductores. Mientras el gobierno nacional de Javier Milei hace silencio, la tantas veces prometida obra ingresó en modo campaña electoral de cara a las elecciones de medio término.
El gobernador de Río Negro, Alberto Weretilneck, fue categórico al denunciar el abandono de la obra pública por parte de Nación. Puso como ejemplo el caso de la rotonda de la Ruta 22 y 250 en Choele Choel, un acuerdo firmado en Buenos Aires que jamás se ejecutó. Pero el problema se agrava en la hipertransitada ruta 22 a la altura del Alto Valle, donde tramos quedaron a medio hacer y otros ni siquiera llegaron a licitarse. Mientras tanto, el tránsito colapsa y los choques se multiplican.
El intendente de Cipolletti, Rodrigo Buteler se sumó a la denuncia y expuso que la obra entre Fernández Oro y Cipolletti sigue paralizada, a pesar de que existe un contrato vigente que el gobierno nacional debería cumplir. Sin embargo, reconoció que la única razón por la que Milei retomaría los trabajos es una cuestión legal más que una verdadera intención de avanzar con la infraestructura.
En Roca, la intendenta María Emilia Soria también apuntó contra Nación durante su discurso de apertura de sesiones en el Concejo Deliberante. Lejos de los tiempos de grandes anuncios y financiamiento asegurado, hoy la ciudad vuelve a depender del bolsillo de los vecinos para realizar obras de pavimento. Además, criticó la indefinición del gobierno sobre la continuidad de la autopista. Pero su discurso omitió un detalle clave: el tramo que pasa por la ciudad nunca se ejecutó porque su hermano, el exintendente Martín Soria, llevó el proyecto a la Justicia para impedir que se hicieran puentes elevados en los accesos a la ciudad. Como parte de la mala relación con Vialidad Nacional, hace unos años el municipio instaló semáforos en cuatro cruces, lo que hoy genera demoras interminables en horas pico.

En medio de este fuego cruzado, la diputada libertaria Lorena Villaverde y su círculo de aliados, entre los que sobresale el oscuro ex sorista Julian Goinhex, evitaron referirse a la parálisis de la ruta 22 por decisión de Milei y optaron por desviar el debate hacia la responsabilidad de los Soria, que gobiernan la ciudad desde 2003. Para ellos, el verdadero motivo del bloqueo judicial a la obra fue proteger un negocio inmobiliario en la intersección de Gobernador Castello (continuación de San Juan) y ruta 22, donde se realizaba la Fiesta de la Manzana. Parte de ese terreno pertenece a la sucesión de Carlos Soria y, según los libertarios, la familia prefería un desarrollo inmobiliario antes que un puente elevado que afectara la valorización del predio.
Lo cierto es que, más allá de las acusaciones cruzadas y el oportunismo político, la ruta 22 es un calvario para quienes deben transitarla a diario. Las promesas incumplidas y los intereses personales transformaron una necesidad urgente en un campo de batalla electoral, donde nadie asume la responsabilidad y mucho menos se ofrecen soluciones concretas. Mientras la política juega su partida, los ciudadanos permanecen atrapados sin encontrar soluciones