Entre los principales cambios aprobados figuran incentivos para construir en la zona sur de la Ciudad y la limitación en la construcción en barrios de casas bajas.
Los principales cambios del Código Urbanístico
Entre los puntos salientes del proyecto que modifica la norma del 2018, regirán restricciones a las construcciones: por un lado, limitará la altura de los desarrollos en zonas residenciales de casas bajas, mientras que hace lo propio en términos de diseño y capacidad de la infraestructura.
Además, contempla incentivos para promover la construcción en la zona sur de la Ciudad. Los desarrolladores que inviertan en los barrios sureños tendrán una serie de beneficios como la posibilidad de emprender proyectos en áreas con más densidad urbana, como por ejemplo, en determinados corredores de la zona Norte.
Además, promueve áreas de desarrollo prioritario, como Constitución, Flores y Nueva Pompeya, para poder buscar soluciones particulares a problemas específicos.
Según afirmaron desde la Ciudad, la nueva normativa «amplía los centros libres de cada manzana, porque impulsa espacios más permeables que favorecen la entrada de aire y sol y promueve la calidad ambiental de los barrios».
La reacción de la oposición
A finales de septiembre, el Código Urbanístico recibió una primera aprobación con 32 votos a favor. El apoyo provino de los bloques oficialistas del PRO, la Coalición Cívica, la UCR y Confianza Pública. Hubo 6 en contra de Unión por la Patria y 18 abstenciones. Se descontaba que habría una aprobación final esta noche.
«Estamos convencidos de que la Ciudad se merece otro Código Urbanístico», dijo durante la sesión Claudia Neira, legisladora de UP, pero aclaró que «para ello hay que planificar y tener una visión clara de Ciudad, algo que estuvo ausente en el proyecto del oficialismo sencillamente porque falta esa misma visión en la gestión de Jorge Macri».
La diputada reconoció que hubo avances en las comisiones y se lograron «algunas modificaciones positivas» referidas a «ajustes de alturas y densidades, recuperación del pulmón de manzana, creación de áreas de desarrollo prioritario en Flores y Constitución». Sin embargo, aseguró que la propuesta final «no sólo se queda a mitad de camino sino que suma una herramienta como la capacidad constructiva adicional, algo que la Ciudad no necesita y que lo único que va a traer son nuevos problemas»