Varios municipios del conurbano bonaerense están definiendo aumentos por encima de la inflación anual, lo cual provoca una lógica irritación vecinal
La población se ha cansado de pedir que los grandes ajustes los haga la política y no el común de la gente, al tiempo que las promesas de la dirigencia han estado a la orden del día, al compás de no pocos discursos con matices progresistas que han terminado revelándose como un ejemplo más de populismo demagógico. Lo cierto es que no pocos municipios del Gran Buenos Aires siguen asfixiando a los contribuyentes con tasas de servicios generales que se tornan cada vez más impagables para buena parte de los vecinos, que en algunos lugares ya alertan sobre la posibilidad de rebeliones fiscales.
El caso del municipio de La Matanza, el más poblado de todo el país, no deja de ser emblemático. En el distrito conducido por el cuestionado intendente Fernando Espinoza, los incrementos en la tasa de servicios generales siguen sucediéndose mes tras mes.
Si bien el índice de precios al consumidor (IPC), que elabora el Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec), arrojó para octubre último un aumento del 2,7%, determinando un crecimiento acumulado a lo largo del año del 107%, la citada tasa municipal de La Matanza ya suma un incremento del 140% para este año, que se fue aplicando en tres etapas –enero, marzo y mayo–, a lo que deben añadirse ajustes adicionales resueltos en abril último mediante un decreto municipal que dispuso un aumento del 36% para la cuota 7, que venció en julio.
Una consecuencia de este fuerte incremento, superior incluso a la evolución del índice del costo de vida, fue la decisión del Banco de la Nación Argentina de cerrar su sucursal en Ramos Mejía, al esgrimir que se trata de la jurisdicción del país donde las tasas municipales tienen mayor impacto sobre el margen financiero de la entidad. En tal sentido, el banco aclaró que, durante los primeros ocho meses de 2024, debió afrontar pagos por 3500 millones de pesos en concepto de tasas municipales, una suma equivalente a la nómina salarial de los 150 trabajadores que se desempeñan en las sedes de la entidad financiera en el distrito matancero.
Otro municipio gobernado por el kirchnerismo, como Lomas de Zamora, se apresta a votar en el Concejo Deliberante exorbitantes aumentos propuestos por el intendente Federico Otermín. El incremento proyectado llegaría al 292% interanual a partir de enero del año próximo, en las zonas más cotizadas del distrito. Según una estimación realizada por concejales de la oposición, para la zona 0, la cuota mensual mínima pasaría de 3300 a 12.936 pesos.
En el partido de San Martín, la oposición al intendente Fernando Moreira, también de Unión por la Patria, denunció que el jefe comunal está proponiendo subas del 143% interanual.
A los continuos incrementos en las tasas de servicios generales, hay que agregar el problema derivado de otro abuso: la creación de nuevas tasas municipales. Por caso, en el partido de Almirante Brown, se creó este año una tasa vial, del 2% sobre el consumo de combustible, y una tasa ambiental, por comercialización de envases no retornables y afines.
Si bien la mayoría de los municipios ha fijado para el corriente año incrementos en relación con el aumento del costo de vida, algunos están efectuando ajustes que superan ese nivel. Se trata de una flagrante demostración de que pretenden trasladar su ineficiencia administrativa y los costos de sus elefantiásicas estructuras a los vecinos.
Parece mentira que muchos de estos “barones del conurbano”, que han hecho del clientelismo, del dispendio de recursos públicos y de la ineficiencia su mejor bandera, pretendan ahora voltear la legislación que les prohíbe la reelección indefinida.
Es de esperar que impere el sentido común entre quienes deben velar por la racionalidad presupuestaria en los municipios bonaerenses