Distancia, inseguridades, el agotamiento de los roles pueden poner en jaque a cualquier pareja. Los desafíos de elegir el amor en una vida a contramano.
Cuando papá volvía era una fiesta. En ese entonces trabajaba 20 días seguidos arriba de una plataforma sobre el lago Maracaibo, Venezuela, pero podría haber sido aquí en Neuquén, en El Portón o en Loma de la Lata. Sin internet, sin celular, sin la inmediatez, sin la posibilidad del abrazo: la distancia y la soledad eran las mismas. De noche, sonaba el teléfono fijo de casa y mamá corría a contarle cómo había sido el día, siempre caótico entre su trabajo como maestra en una escuela primaria y los asuntos de todos sus hijos: las tareas, las alegrías, las frustraciones, las tristezas. Cuando volvía, tendíamos el mejor mantel y mamá cocinaba algo rico y nosotros ordenábamos la pieza y nos poníamos una ropa linda. De esos días tengo recuerdos felices. Podía pasar cualquier cosa, pero estábamos todos. Papá se iba y la vida seguía sin él, o mejor dicho con el muy lejos, y sin embargo siendo un sostén vital de todo.
Pasó mucho tiempo de todo eso, la realidad y las condiciones laborales de hoy son muy diferentes. Sin embargo, hay algo que implica trabajar en diagrama de 10, 15, 20 días fuera de casa que en verdad no cambia y abre un interrogante permanente: cómo lidiar con esa ausencia y cómo construir vínculos que no generen daños colaterales; qué pasa en la familia que se queda sin una parte y que pasa con esa soledad.
La atracción por Vaca Muerta
Neuquén recibe por día más de 30 nuevas familias que llegan a la provincia en busca de un futuro mejor. El motivo se llama Vaca Muerta, que luego de muchos años de trabajo, esfuerzo y planificación, en lo que va del 2024 alcanzó su récord histórico de producción de hidrocarburos. Los números son impactantes y hoy significan un alivio para un escenario económico y social cuanto menos crítico.
Por supuesto que nada de eso se hace solo, es posible gracias al esfuerzo de miles de trabajadores que, aunque conquistaron sueldos muy dignos, dejan en los yacimientos mucho de sus vidas. También de una familia que sostiene.
Así como el fenómeno Vaca Muerta transforma la región en su economía estructural y cotidiana; en su demografía; en su cultura, también lo hace en sus prácticas sociales y por tanto en sus vínculos amorosos.
Celos y cansancio
“La mayor cantidad de las parejas que llegan a hacer terapia vienen del petróleo. Yo les digo parejas con diagramas”, explica la licenciada Laura Chiarotto, la especialista neuquina en terapia de vínculos. Dice que más allá de que cada relación es un mundo, hay lugares comunes que se repiten en las consultas donde aparecen tres grandes temas para abordar: los celos, las infidelidades y el cansancio por los roles que cada uno cumple. Pero además, manifiesta que esta situación muchas veces se complejiza por los entornos se potencian los estereotipos de masculinidad, donde las cosas se pueden volver hostiles y la soledad también se vuelve una muy mala consejera.
Trabajar en petróleo implica un buen pasar económico, pero también perderse cumpleaños, actos del jardín, merendar juntos, correrse de los hechos importantes o pequeños de la familia. Pero también significa estar lejos de la pareja, lo cual representa un escenario difícil de llevar que suele llenarse de fantasmas. En general, explica la profesional, los celos aparecen más del lado de la persona que está trabajando fuera de casa, de la que se está perdiendo el cotidiano.
“Los celos no son una forma saludable de mostrar amor. De hecho son una forma recontra retorcida que habla de la inseguridad”, explica Laura. «Y es increíble, porque todas las personas que están lejos de casa la están pasando mal de alguna forma, pero entre ellos se chicanean y se hacen el chiste sobre qué estará haciendo la mujer en ese momento, si estará con alguien”, agrega.
Pero no sólo aparecen ese tipo de celos, sino aquellos que tienen que ver con la demanda de atención. “Los grupos de compañeros en el trabajo te los arman, uno no los elige. A veces se está a gusto, hay buena energía y otras veces no, todo lo contrario. Entonces los trabajadores están emocionalmente solos aunque estén rodeados. Ante eso se acude a la pareja y entonces hay una sobrecarga. Ahí aparece una pelea clásica: la pareja está atendiendo las cuestiones del cotidiano, no puede responder cuando hay una demanda del otro lado y entonces surge el conflicto: los celos por la supuesta poca atención”, dice Laura. Y añade: “Cuesta ver al petrolero desde ese lugar por el estereotipo de hombre fuerte que todo lo puede, pero muchas veces son personas de una gran vulnerabilidad, que están tristes, que extrañan a su familia”.
La infidelidad y los roles
Según explica la profesional, en base a las consultas que recibe y en el ida y vuelta que genera con sus seguidores en las redes sociales, existe una alta tasa infidelidad en este tipo de parejas.
“Muchos acuden a terapia para lidiar con el daño y el dolor que generó la infidelidad y lo hacen con la intención de perdonar. La persona infiel tiene que estar dispuesta a reconocer que estuvo mal, validar el dolor de la otra persona. Es la única forma de que a la otra persona se le pase cierto deseo de venganza y se pueda reconstruir el vínculo”, dice. Pero además de las infidelidades reales, están las que no han sido constatadas. El escenario genera peleas en las que se sufre igual. “En la universidad nos daban un ejemplo maravilloso, el del elefante blanco. El profesor nos decía: imaginen y describan un elefante blanco. Estábamos 25 minutos hablando del elefante. Después de ponerlo tanto tiempo en palabras, era real para nosotros. Es más, pasaron 10 años y yo me lo sigo viendo. Una pelea por celos o infidelidad es lo mismo. Por más que tenga toda la palabra del otro, si lo imaginé no se lo voy a creer”.
A todo el mundo de las inseguridades, los enojos, los deslices, se le suma el del encontrar el rol al volver a casa. La persona que vuelve de trabajar está agotada y quiere descansar. Al mismo tiempo, la persona que trabajó en la casa teniendo todo a su cargo, también quiere descansar. “¿Quién tiene más derecho a descansar? Es muy duro, porque en la ausencia de la persona, la vida sigue y quedan por fuera de la dinámica familiar”.
Todo se puede recuperar cuando hay amor
Laura es optimista. Explica que la dinámica de las sesiones de este tipo de parejas suele ser muy interesante, porque en general no se quieren separar, todo lo contrario. Al estar lejos, hay cierto grado de idealización del otro. Son personas que se extrañan, que muchas veces se frustran cuando están cerca, pero que se vuelven a elegir cuando se separan. Son personas que además tienen una excelente vida sexual.
“Generalmente tienen reencuentros muy apasionados. Son relaciones donde hay mucha chispa, pero que también pelean mucho. La distancia se transforma en deseo y también en pelea. Lo bueno es que salen muy fortalecidos de esos proceso de terapia”, explica.
En la terapia, Laura trata de trabajar las maneras positivas del amor, las formas de generar seguridad, diálogo e integración. “La verdad que la tecnología ayuda mucho. Es importante intentar hacer presente al otro aunque no esté presente. Mandar audios contando que va a hacer la familia al otro día, hacerlos partícipes de alguna actividad a través de fotos, videos. Es decir, aunque no esté físicamente, hacer que esté emocionalmente. Por otra parte, cuando la persona que trabaja fuera regresa, es importante que el primer día haya un buen encuentro, que pueda descansar, pero luego mantener una buena distribución de roles, que sea equitativo todo el cotidiano”, explica.
Nada del mundo petrolero escapa a la realidad. Hay oscuridades, hay situaciones de miserias individuales y sociales, como puede ser la violencia género; hay situaciones muy complejas como en todos los ámbitos, como son las adicciones, las cuales son necesarias trabajar desde lo individual antes que abordar cualquier proceso de vínculo.
Hay cierto grado de responsabilidad empresarial para generar ámbitos más agradables que escapen a la hostilidad de la aislamiento. Existen numerosas políticas sindicales para incentivar a un tiempo libre de calidad, de armonía, que sirva para revincularse con la familia.
Lo importante es animarse a desnudar los miedos, las fragilidades, a quitarse de encima los estereotipos. Lo importante es poder mostrar lo que nos lastima y a lo que tememos. Despojarnos de prejuicios y sombras para volvernos más humanos, porque es en esa realidad donde podemos encontrar las formas sanas de amar.
Lo real es que hay una gran porción de la sociedad neuquina que vive el amor desde la ausencia y la que le interesa no destruirse el corazón en el intento