Carta Orgánica Municipal: ¿Qué puntos habría que cambiar?

EN DOS AÑOS SE DEBE ACTUALIZAR

Afines de 2026, Bariloche tendrá que reformar nuevamente la Carta Orgánica Municipal (COM) y con ello, estarán bajo análisis numerosos puntos de su contenido.

Faltan dos años para la reforma de la Carta Magna local.

De hecho, en las últimas semanas, el intendente Walter Cortés, reclamó que la competencia del intendente está limitada y que brinda cuantiosas facultades al Concejo Deliberante, lo cual según se criterio, dificulta el rápido accionar de la Comuna.

Analizando la COM, surgen necesidades, dudas y debates. Desde ya, hay varias temáticas que no requieren una modificación, donde nuestra ciudad ha estado a la vanguardia y otras, donde el paso del tiempo y la experiencia en la práctica, han demostrado que la teoría no se cumplimenta acabadamente en la práctica.

Si bien el análisis en cuestión puede ser muy subjetivo, hay algunos puntos que, por lo menos, deberán ser examinados y observados, para después determinar si necesitan o no, un cambio conceptual.

Los tiempos del Estado

El principal reclamo del jefe comunal, tiene que ver con los tiempos del estado. Entiende que para generar comprar o llevar adelante obras, se requieren de muchos pasos. Esos procedimientos están fijados por ordenanza y las facultades que tiene el poder legislativo, están vinculadas a parámetros urbanísticos, grandes erogaciones de dinero, contratos, concesiones y licitaciones.

Lo que permite el paso por el Deliberante, es el aval no sólo parlamentario, sino de “todo el pueblo” representado en cada una de las fuerzas políticas allí sentadas.

Tiempo de residencia para cargos electivos

Por otro lado, en los últimos años, han surgido varias complicaciones en el desarrollo de la vida institucional de la ciudad. Una de ellas tuvo que ver con el tiempo de residencia de la defensora del Pueblo, a quien -al igual que a los funcionarios electos- se le requiere según la Carta Orgánica, un mínimo de tres años de residencia.

Allí se generó una fuerte polémica, porque si bien la titular del organismo cumplía con ese requisito básico en su DNI, había sobradas muestras que durante ese lapso, había estado en el exterior en gran parte del tiempo. Pero valió lo escrito y no lo práctico para la elección de los concejales, quienes son encargados de su selección.

¿Cómo se certifica el tiempo de residencia a los funcionarios? ¿Es válido solo lo que dice el DNI? ¿Tres años son suficientes para conocer los temas y problemáticas de la ciudad? ¿El cargo de defensor o defensora del Pueblo debe seguir siendo elegido sin el voto popular y a discreción y negociación de los concejales de turno? Son solo algunos interrogantes que los próximos convencionales constituyentes deberán resolver.

El número de los ediles

Otro tema para el debate y que se dio con la llegada del censo poblacional, fue el de la cantidad de los concejales. La COM señala que deben ser un mínimo de 11 y que cada uno de ellos representa a 10 mil habitantes. Según el censo, Bariloche tiene poco más de 130 mil personas residiendo en su territorio (de hecho hay 108 mil habilitados a votar) y si se respeta la Carta Magna, ese número de ediles debe modificarse y deberá subir a 13 si no hay cambios en el articulado de la misma.

Concejales por zonas, circuitos o delegaciones

Respecto a los concejales, durante las últimas gestiones, en algunos temas y debates, han demostrado un total desconocimiento, o no vivir una realidad similar a la de muchos vecinos de Bariloche. A raíz de esto y de los que sucede en otros distritos, hay quienes ven con buenos ojos que los ediles se voten por representación de los diferentes sectores del ejido de la ciudad.

Es decir, que haya concejales del Sur, del Este, Oeste y del Centro. O como variable, podría dividirse de acuerdo a las existentes delegaciones municipales. La CEB incluso, tiene un sistema similar para seleccionar a sus delegados con 23 distritos, donde está incluido Dina Huapi como uno de ellos.

Este método de representación poblacional, sería algo similar a los legisladores provinciales que se eligen por circuito y de este modo, cada concejal se convertiría en una suerte de embajador de sus barrios, y los vecinos tendrían un político (o varios) directo a quien llevarle sus necesidades e inquietudes.

La Vice Intendencia

Asimismo, apuntando al resguardo de la institucionalidad, otro tema a rever, es la creación de la Viceintendencia. Ese proyecto sí fue propuesto en 2006 por la Convención Constituyente, pero se desestimó tan solo por un voto, luego de una puja política coyuntural (hubo 8 votos en contra de la idea y 7 a favor en el debate).

La falta de esa figura, la cual debería ocupar el presidente del Concejo en caso de crearse, le generó a Bariloche dos elecciones municipales para elegir solo el cargo de intendente, en muy pocos años entre sí: la primera fue cuando Alberto Icare no pudo asumir por su grave enfermedad luego de haber sido reelecto en 2007 y la segunda se suscitó cuando Omar Goye fue destituido en 2013.

Si la figura del viceintendente hubiese existido, en ambos casos, la ciudadanía no tendría que haber ido a votar y la economía local, no tendría que haber pagado un nuevo proceso electoral. El viceintendente también podría reemplazar al jefe comunal en casos de viajes, como hoy lo hace el presidente del Concejo, pero de forma más automática y con mayor preponderancia.

Las PASO barilochenses

Por otro lado, en las elecciones del 3 de septiembre pasado e incluso en las anteriores, también han surgido dilemas que generaron debate y por qué no, podrían ser revisadas en el corto tiempo.

¿Bariloche necesita unas PASO? Es un interrogante que surge a raíz de la enorme cantidad de listas que pujaron por participar en las elecciones. 11 candidatos en 2019 y 12 postulantes en 2023 para ocupar el sillón principal del Centro Cívico, parecen demasiadas alternativas para un padrón que apenas supera las 100 mil personas.

Por ende, si hubiese un método democrático que “filtre” ese número y queden menos opciones, podría determinar un número menor de listas, y que no se registren casos como pasó hace dos semanas, donde la mitad de las listas obtuvo menos del 5% de los votos, incluso hubo cuatro partidos políticos por debajo del 2,3%. Unas PASO locales podrían ser de utilidad o incluso, hay quienes proponen subir el piso de avales de los partidos políticos para poder presentarse a las elecciones.

 

Segunda vuelta o balotaje

Y finalmente, siempre hablando en términos políticos, otra pregunta que surge es: ¿necesita Bariloche crear el balotaje o segunda vuelta?

Desde ya que tener más elecciones, no aparece en el horizonte como algo con lo que la ciudadanía esté de acuerdo. Pero claramente, las sociedades requieren de dirigentes con legitimidad democrática para gobernar. Y el alto registro de ausentismo el pasado 3 de septiembre, sumado a la enorme oferta electoral, generaron que Bariloche tenga un intendente electo con un 19% del padrón. Incluso, el segundo lugar ocupado por Juntos Somos Río Negro, que alcanzó un 15% de los sufragios, también fue un registro bajo.

Es decir, sumando las dos principales fuerzas partidarias, se obtiene un 34% de los votos, muy lejos de la mitad del padrón y con apenas 23 mil personas (12.977 del PUL, más 10.111 de Juntos) definiendo el futuro de una ciudad que tiene, aproximadamente, 8 veces más de habitantes que ese número.

Tal vez una segunda vuelta le daría una mayor legitimidad al intendente que se elija en las próximas elecciones. No solo las de 2027, sino en todas las venideras.

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