Los dos monitoreos anuales han permitido recabar información en los últimos diez años.
El proyecto para monitorear los glaciares en la Patagonia es una de las tantas iniciativas que se encuentra frenada por falta de presupuesto desde el gobierno nacional.
El investigador del Conicet, Lucas Ruiz, estudia el comportamiento de los glaciares en la Patagonia y el impacto del cambio climático en el Tronador, el Campo de Hielo Sur y Perito Moreno, en Santa Cruz, y otros glaciares de la zona.
Algunos proyectos arrancaron en 2010, cuando se sancionó la Ley de Protección de Glaciares que protege no solo a los glaciares sino al ambiente periglaciar como reserva de agua y atractivo turístico. Los estudios sostenidos que aportan información ya llevan más de diez años.
«A lo largo de estos diez años, hemos podido constatar varias cuestiones, como la interacción entre el glaciar y el clima para entender los procesos por los cuales los glaciares están cambiando. ¿Tiene que ver con un aumento de la temperatura?, ¿con uina disminución de las precipitaciones?», explicó el glaciólogo del Instituto Argentino de Nivología, Glaciología y Ciencias Ambientales (Ianigla).
En el cerro Tronador, por ejemplo, pudieron constatar «una fuerte variabilidad» entre un año y otro. «Hay un año nevador; otro no tanto. Descubrimos que, en los años de sequía que se combinan con veranos calurosos -como ocurrió en 2016, 2017, 2021 y 2022-, los glaciares pierden mucha masa; mientras que en el resto de los años, con precipitaciones normales, el glaciar no pierde masa o está cerca del equilibrio», puntualizó.
El Grupo de Glaciología e Hidroclimatología Andina del Ianigla está conformado por 10 investigadores, aunque el instituto reúne 300 trabajadores.
Las tareas son múltiples aunque las principales están centradas en las dos visitas anuales a los glaciares para efectuar la red de monitoreo. En otoño, se evalúa el estado de las masas de hielo y nieve para definir el nivel de derretimiento en el momento más seco; mientras que a fines de octubre, se mide la mayor cantidad de acumulación.
Ruiz admitió una fuerte incertidumbre en torno al presupuesto para encarar estos estudios que depende de la Secretaría de Ambiente. Hasta ahora, los fondos correspondientes al monitoreo que establece la ley de glaciares, por ejemplo, no llegaron.
«Se terminó el presupuesto con el que trabajamos el año pasado. No es que haya un recorte. No hay comunicación, no hay una decisión tomada acerca de si vamos a tener o no presupuesto. Seguimos consultando a las autoridades para ver cuándo habrá una respuesta», puntualizó Ruiz.
También hay incertidumbre respecto al monitoreo del glaciar Perito Moreno que depende de un convenio que aún no se firmó entre el Conicet y Enarsa (Energía Argentina S.A.), una de las tantas empresas que figura en la lista que el gobierno pretende privatizar.
«El gran problema es que, laboralmente, no está buena la incertidumbre para planificar el resto del año. Al cortar los monitoreos, se corta la información que veníamos recabando y nos permitía saber qué pasa con los glaciares. Si este año no vamos, no habrá mediciones para comparar con años anteriores. No sabremos qué pasó con respecto a la acumulación o el derretimiento», argumentó