Esta semana no fue resultado de las altas temperaturas, ni de un consumo excesivo ni de la rotura de un acueducto, sino de la inevitable proliferación de algas en el embalse.
Por Mario Minervino
Bahía Blanca sin agua. Una realidad que se repite a lo largo de su historia y que a cuatro años del bicentenario de su fundación resulta una realidad difícil de aceptar.
Esta semana esa carencia no fue resultado de las altas temperaturas, ni de un consumo excesivo ni de la rotura de un acueducto. Se multiplicaron las algas en el embalse de Paso de las Piedras, “aparición” que no es sorpresa y que hasta es posible anticipar.
Pero ello ha puesto en evidencia las limitaciones que para su tratamiento tiene la planta potabilizadora Patagonia.
Como resultado de esa falta de respuesta, prácticamente toda la planta urbana se quedó sin agua durante al menos tres días, al punto que varias instituciones, por caso las educativas, debieron suspender sus clases y actividades.
La presencia de algas en el lago es moneda corriente. Se manifestó por primera vez en los 80, a poco de conformarse el embalse, y desde entonces es una presencia habitual.
La crisis ha generado reuniones entre funcionarios municipales y especialistas, buscando tener un cuadro completo de situación y las herramientas posibles para evitar que deje de haber agua cuando este fenómeno se verifica.
Como si fuera la primera vez que ocurre, se repiten conceptos y se reitera un listado de obras posibles necesarias. Se descubre entonces que hay obras prioritarias que nunca han sido planteadas desde la provincia y que a esta altura aparecen como impostergables y necesarias.
Un historia sin filtro
Cuando la planta potabilizadora Patagonia recibe el agua cruda con algas, su sistema de tratamiento colapsa.
Simplemente porque no fue diseñada para el tratamiento de esa calidad del agua.
No se contempló en 1967 que el lago artificial formado con las aguas aportadas por el río Sauce Grande iba a sufrir, como todos los lagos de este tipo en el mundo, la aparición de malezas acuáticas.
Hoy, según se explicó desde Aguas Bonaerenses SA (ABSA), el agua cargada de algas ingresa directamente y en menos de una hora obtura los filtros. Eso obliga a utilizar el agua disponible para su limpieza, una y otra vez, en tan cantidad que en algún casi no queda para su distribución.
Las algas, fuera de todo reino
Las algas forman parte de un singular mundo, al punto que no se clasifican ni como planta, ni como animal ni como hongo.
Se las llama “protistas”, al ser organismos cuyas células poseen un núcleo definido y estructura membranosa.
La presencia de algas en Paso de las Piedras, de acuerdo a publicaciones realizadas por investigadores del CONICET, se origina desde el momento en que la laguna reúne condiciones ecológicas adecuadas para su crecimiento.
Si bien en una cantidad reducida esa presencia tiene ciertos beneficios, su crecimiento excesivo se convierte en un problema para un reservorio destinado a proveer de agua potable a una población.
Una de las causas del crecimiento de algas es que el agua contiene nutrientes, la mayoría de ellos generado por actividades realizadas por el hombre en la cuenca del curso de agua que es aportante del lago. En este caso el Sauce Grande y unos 12 tributarios menores.
El vuelco de aguas servidas, el uso de agroquímicos y la erosión del suelo son algunos de los componentes derivados de la acción del hombre que generan condiciones cada vez más propicias para esta aparición. Porque además este lago de 3 mil hectáreas retiene casi toda el agua que escurre de la cuenca, actuando como depósito de todos los elementos disueltos y en suspensión.
La calidad del agua del lago está atada al uso que se hace de la tierra y de otros recursos naturales en toda el área geográfica en la cual se recoge el agua del río principal y sus afluentes.
No es simple controlar las actividades que se llevan adelante en semejante superficie, estimada en 160 mil hectáreas, cuando el 75% está destinada a la agricultura y aporta enormes cantidades de nutrientes derivados de la fertilización.
Cosechar agua, la prioridad
Ante esta realidad es clave que el responsable del recurso, en nuestro caso la Autoridad del Agua –Organismo dependiente del Ministerio de Infraestructura, con competencia para la supervisión y vigilancia de actividades relativas al estudio, captación, uso y conservación del agua– mantenga un control permanente de las condiciones del lago, esto es su turbiedad, salinidad, PH, dureza, cantidad de nutrientes, oxígeno y carbono inorgánico, todos parámetros relacionados con la aparición de las algas.
A esto habría que sumar un trabajo de campo para controlar el volcado de aguas servidas, la polución por insecticidas y agroquímicos, los sedimentos provenientes de la erosión de los suelos por cultivos, el manejo de los pastizales y el escurrimiento superficial del agua.
En el mundo, señalan los especialistas, las actividades del hombre en cuencas relacionadas con un reservorio de agua que consume una población deben ajustarse a ciertas normas, con un uso preestablecido y un poder de policía que asegure la integridad del sistema.
“Se trata de una tarea ininterrumpida, una forma de vida”, detallan.
Es una cuestión de prioridad. Si lo importante es “cosechar agua” para uso doméstico, las otras tareas deben adecuarse a ese cuidado y proteger al sistema proveedor es esencial.
Esta política está sugerida, por caso, en la publicación “La sustentabilidad del recurso del agua para Bahía Blanca” realizada en 2005 por Roberto Vázquez y Osvaldo Fernández, docentes UNS e investigadores del CERZOS.
Se puede inferir entonces que las algas en el embalse seguirán apareciendo, en mayor o menor cantidad, en distintas variedades de acuerdo a diversos factores.
Lo que queda entonces es preguntarse si en esos períodos de agua con algas se puede instrumentar un tratamiento que no se afecte la eficiencia de las plantas potabilizadoras y garantice la disponibilidad del líquido.
Al costado del camino
La buena noticia detrás de este objetivo es que –de acuerdo a los especialistas— existen en el mercado sistemas adecuados y probados para atender este requerimiento.
Lo criticable es que nunca se haya planteado de manera prioritaria para nuestra ciudad cuando se sabe que la presencia de algas es habitual y es inevitable.
Es difícil (o no) entender como en 40 años no se ha dado una respuesta a una situación que genera una enorme sensibilidad social y sanitaria.
El tratamiento que se adecúa al agua con algas puede verse instalado y en operatividad en la ciudad de Córdoba, que convive con una fuente de agua, el lago San Roque, que de manera constante registra la presencia de algas.
La empresa concesionaria del servicio –Aguas Cordobesas, de Roggio SA– dispone de un sistema de decantación que es previo a la entrada del líquido a la planta potabilizadora.
En esos decantadores se eliminan las algas –mediante la aplicación de distintos elementos químicos– antes de que el agua ingrese al sistema de filtrado. Así de sencillo, así de simple.
Es llamativo que luego de tantos años la provincia no haya considerado la implementación de este tratamiento, que no se lo haya considerado prioritario y que se necesite una crisis para que se haga visible.
El ingeniero Juan Carlos Scheffer, integrante del comité de expertos en el tema del agua y que fuera director del dique Paso de las Piedras y Jefe de Operación y Mantenimiento y miembro del Directorio de la Autoridad del Agua, mencionó a este medio que “hace décadas que desde la Universidad Nacional del Sur se plantea la necesidad de un decantador” que reciba el agua cruda para ser tratada de modo que se eliminen los sedimentos y las algas y que el líquido ingrese a la planta potabilizadora sin esos componentes.
Además de los decantadores, el profesional señaló la importancia de concretar otras dos obras.
“Es clave sumar un tercer módulo a la planta potabilizadora Patagonia. Es decir completar su diseño original, el cual nunca se terminó porque en 1972 con dos módulos alcanzaba para la demanda de ese momento. Hoy es necesario llevar esa capacidad al máximo”, manifestó.
La tercera intervención es disponer de más cisternas para almacenar agua y tenerla disponible como aporte a la red en las horas o días de mayor consumo.
Scheffer señaló que la capacidad de reserva actual es la misma de 1929, lo cual exime de todo comentario.
Todo pasa
La pregunta adicional es si el Ministerio de Infraestructura bonaerense y ABSA coinciden en que las obras mencionadas son efectivamente las necesarias para resolver el problema de las algas.
No se sabe. Por lo pronto, por estas horas han puesto en operatividad varios pozos del Bajo San José que estaban fuera de servicio para así sumar agua de una fuente distinta que, al mezclarse con la del dique, baja la concentración de algas.
Por otro lado, se esperó un viento favorable que despeje la densidad de algas en la boca de la toma y la lluvia que al subir la cota del embalse mejoró la situación. Con estos componentes poco a poco la provisión se comienza a normalizar.
Es apostar entonces a que en cada situación similar se afronte el temporal que significa dejar a la ciudad sin agua, apostando a que todo se encauzará en unos días.
Oigan, señores, yo les quiero así contar
El sistema de tratamiento de agua en Córdoba está diseñado para recibir agua con algas. De acuerdo a la cantidad y tipo de alga se adecúan los elementos que se le agregan. Pero la gran diferencia es que previo al ingreso a la planta potabilizadora pasa por un sitio donde se le agrega ozono y finalmente por decantadores para la aplicación de productos químicos, coagulantes y floculantes. Allí deja algas y sedimentos.
También se monitorea el embalse día a día, se hace un conteo de algas, se verifica como influye el viento que a veces empuja a las algas a la boca de toma, generando agitación y mezcla los distintos estratos. Hay además una estación de monitoreo entre el lago y la planta potabilizadora.
Los decantadores –son cinco– realizan un movimiento de tipo «respiratorio» que mantiene el barro en suspensión en la parte media y descarga el material excedente en tolvas que lo conducen a la Planta de Tratamiento de Barros. El agua superficial queda clara y adecuada para el filtrado.
Conclusión
Es esperable que además de la alternativa de colocar decantadores puedan surgir otras respuestas. Hasta ahora el Ministerio de Infraestructura no ha hecho comentarios.
Lo concreto es que el agua del embalse seguirá teniendo algas y que la planta potabilizadora no está preparada para tratarla, con lo cual la ciudad dejará de tener la cantidad de agua que demanda.
Lo importante es que el reclamo de las obras necesarias no se diluya cuando la floración desaparezca y que disponer de los componentes para un tratamiento adecuado forme parte de la agenda de obras prioritarias de la provincia.
Diarios viejos
No hay veranos en la historia local donde el agua no haya sido tema del día.
–“En días de mucho calor hay mayor consumo y al abrir las canillas en edificios de varios pisos el agua no llega porque disminuye la presión y porque la población abre sus instalaciones al mismo tiempo. Pero no ha faltado agua en ningún momento”. (Arturo Coleman, gerente de Aguas Corrientes, enero 1937)
–“Un problema de larga data en la ciudad es la provisión de agua. Hemos abogado por su municipalización como la solución más lógica y equitativa y eso ha sido motivo de reiteradas gestiones por la comuna y las principales instituciones locales”. (La Nueva Provincia, junio de 1945).
–“Cuando cayó el magro chaparroncito los habitantes de los barrios y del centro corrieron a la canilla abierta. Pero no pasó de una ilusión y solo escucharon el aire circulando por las cañerías, el que sirve para mover el medidor”. (La Nueva Provincia, febrero de 1960)
–“Es hora que todas las instituciones encabezadas por el intendente municipal pidan al gobierno provincial como exigencia perentoria que no puede demorar las obras de mejora de la provisión de agua, sin perjuicio y riesgo de la salud y el progreso de Bahía Blanca”. (Enero de 1963)
–“Las instalaciones de Aguas Corrientes han resultado insuficientes y no están a la altura –por lo menos en los meses de verano—de las exigencias públicas en cuanto al suministro abundante y bueno porque no puede someter el agua al proceso de depuración en los depósitos de decantación próximos a la toma”. (Febrero 1939).
–“Si la concesionaria no trata de solucionar el problema del agua, les tocará a las autoridades conminarlas. Así lo exige la sed del pueblo, la sed que hoy trastorna y hace gritar a los cuatro vientos: ¡Sí! Tenemos negocios, industrias, salas de espectáculos, paseos y hasta las mujeres más bellas. Pero no tenemos agua ni siquiera para cebar un mate que prolongue la siesta entre palabra y humo”. (Enero 1948)
–“La población siente los efectos de la sequia. Los aljibes y pozos están exhaustos y los que tienen agua son asediados por los vecinos y cada casa es una romería de baldes y recipientes de distintos tamaños y formas”. (Mayo 1906)
–“El tema obligado de todas las conversaciones durante los últimos días ha sido la suspensión del servicio de agua. La compañía asegura que se encuentra imposibilitada de hacerlo por insuficiencia en sus instalaciones. El intendente Jorge Moore se reunió con el ingeniero representante de la compañía, quien le brindo datos y explicaciones para probar que la falta de agua responde a causas extraordinarios y, aunque previstas por el aumento del consumo, es imposible evitar sus consecuencias”. (Enero de 1922)