La Cueva de las Manos, un tesoro arqueológico ubicado en el noroeste de la provincia de Santa Cruz, ha sido objeto de fascinación y estudio durante décadas, como así también el Alero Charcamata y la Cueva Grande de Arroyo Feo, entre otros sitios arqueológicos significativos. El Dr. Damián Bozzuto, destacado arqueólogo de la Universidad de Buenos Aires, comenta sobre la importancia de este sitio y los desafíos que enfrenta su investigación y preservación.
Daniela Mancilla Provoste
Entre la vastedad silenciosa de la estepa patagónica, donde la tierra se estira hasta confundirse en el horizonte con los cielos eternos y la fauna salvaje enriquece el paisaje, las pinturas rupestres de la región narran historias milenarias. ¿Quiénes fueron aquellos que dejaron sus huellas impresas en las rocas? ¿Hace cuánto tiempo sus testimonios viven ahí? ¿Qué motivó su arte? ¿Por qué aún estas huellas persisten ahí? Estas son preguntas que han fascinado a los investigadores durante décadas. En el extremo noroeste de la provincia de Santa Cruz, los arqueólogos se aventuran en una búsqueda incansable de respuestas.
Con la ciencia como su guía, entre el viento y la quietud del paisaje, el equipo de investigadores del Dr. Damián Bozzuto se vale de métodos científicos para descifrar los enigmas del pasado que yacen ocultos entre las piedras. Cada trazo en las paredes de las cuevas, cada pigmento en las manos plasmadas en la roca, cuenta una historia que espera ser comprendida y transmitida a través del tiempo.
El pasado 24 de marzo, ofrecieron una charla fascinante titulada «Más allá de la Cueva de las Manos» en el Salón Iturrióz, de Perito Moreno. “La importancia arqueológica de Cueva de las Manos está dada en parte por la cantidad, variedad y superposición de representaciones rupestres», explica el arqueólogo.
El proceso para determinar la edad de los elementos arqueológicos se conoce como métodos de datación, que permiten establecer cronologías relativas o absolutas de los artefactos, restos orgánicos u otros materiales encontrados en sitios arqueológicos, lo que proporciona información crucial sobre la historia y evolución de las culturas y sociedades humanas.
En Cueva de las Manos, la posibilidad de establecer dataciones relativas de algunas representaciones ha sido fundamental para comprender su contexto histórico. “Esto se pudo hacer porque se encontraron restos y manchas de las pinturas en la superficie que estaba siendo excavada. Al mismo tiempo, algunos elementos de esa misma capa pudieron ser datados y, por lo tanto, nos dan una fecha aproximada sobre el período en el que fueron plasmadas esas representaciones rupestres”, explicó.
REGION DE INMESA RIQUEZA ARQUEOLÓGICA
En cuanto a los lugares de interés en la región, el Dr. Bozzuto detalló varios puntos significativos, como el Alero Charcamata y la Cueva Grande de Arroyo Feo “y otros lugares ubicados en superficie, ya no en abrigos rocosos, que están distribuidos por distintos puntos del paisaje y muestran la variedad de ambientes y la extensión de los territorios por los que circulaban y habitaban estos grupos durante miles de años”, detalla.
Resulta interesante conocer que en toda la cuenca del río Pinturas hay más de 80 sitios identificados, que están protegidos por la ley provincial nº 3394 del año 2014 que declara ‘Paisaje Natural y Cultural a la Cuenca Media e Inferior del Río Pinturas’. “No todos esos sitios son aleros o tienen arte rupestre, pero todos ellos brindan información acerca de cómo vivía la gente en el pasado”, explica y agrega que “esta cantidad y distribución de lugares con información acerca de la vida de los grupos humanos en el pasado, son reflejo de la movilidad y de la amplitud de las áreas que recorrían y habitaban a lo largo de todo el año”.
La tecnología ha desempeñado un papel crucial en el estudio de la Cueva de las Manos y otros sitios arqueológicos en la región. Desde la datación de elementos orgánicos hasta la creación de modelos tridimensionales de las paredes de la cueva, la tecnología ha agilizado las investigaciones. “Otro ejemplo son programas informáticos que permiten resaltar algunos colores de las representaciones rupestres y con eso hacen visibles motivos que son difícilmente identificables a simple vista. En otros casos, el uso de estas tecnologías permite compartir la información que generamos de una manera más didáctica y accesible para todo tipo de público”.
A estos se suman espacios ubicados más lejos, pero que están dentro de la región noroeste de la provincia. “Entre ellos mencionamos a Cueva Milodón Norte 1, que está en la cuenca del lago Pueyrredón; Cerro Casa de Piedra 7, que se encuentra en el Parque Nacional Perito Moreno y también el área en la que estamos trabajando estos últimos años y de la que regresamos unos días antes de la charla en el Salón Iturrioz.
Esta zona se llama Cerro Bayo y está ubicada unos 50 km al sur de Cueva de las Manos y nos interesa particularmente por su ubicación en lo que pudo haber sido una vía de circulación entre la cuenca del río Pinturas y la zona cordillerana”
El acceso y la conservación de los sitios arqueológicos en áreas remotas como la meseta patagónica presentan desafíos significativos. “Los más grandes tienen que ver con el presupuesto necesario para acceder a las áreas de estudio y permanecer en ellas durante las temporadas de trabajo de campo. A esto se suma la dificultad para acceder a equipamiento necesario para los estudios y análisis que se realizan durante todo el año y que incluyen, entre otras cosas, las dataciones radiocarbónicas”.
Además, “la necesidad de mantener el interés y el compromiso político de instancias municipales, provinciales y nacionales para que se conserven y se protejan todos los sitios arqueológicos de la comarca noroeste de Santa Cruz”. De manera similar, surge la preocupación respecto al financiamiento requerido para mantener y mejorar las labores. “Cualquier interrupción de este tipo de medidas implica no sólo la desprotección de estos lugares, sino que después lleva mucho tiempo recuperar o retomar las acciones de conservación y el ritmo de trabajo; no son actividades que pueden prenderse y apagarse como si se tratara de un interruptor”.
En la búsqueda constante de comprender nuestro pasado, la Cueva de las Manos se presenta como un monumento a la creatividad humana y una ventana a la historia ancestral de la humanidad. A lo largo de décadas, la ciencia ha desempeñado un papel crucial en la exploración de estos enigmas del pasado. La necesidad de mantener el interés y el compromiso político para proteger estos valiosos tesoros del pasado es fundamental para preservar nuestra historia y herencia cultural para las generaciones futuras