La licencia social de la minería es el consenso que la actividad logra como herramienta de crecimiento y desarrollo en la comunidad local, es decir, donde están radicado el o los emprendimientos.
La experiencia de Bajo de la Alumbrera no es un aporte que pueda considerarse positivo en la construcción de la licencia social en el oeste catamarqueño. Cuestionamientos de índole ambiental y en lo relacionado con el impacto económico funcionan como argumentos para la desconfianza. Particularmente el segundo de los aspectos, porque las denuncias sobre contaminación no tuvieron la contundencia que esperaban las organizaciones ecologistas. Pero las expectativas de crecimiento y desarrollo que generó el proceso en sus inicios fueron, luego de dos décadas, defraudadas, un poco por el escaso rédito en regalías y en impacto económico directo e indirecto que obtuvo la provincia y otro poco por la mala gestión de los recursos por autoridades locales.
Resolver el tema de la licencia social de la minería es clave en la Argentina, particularmente en proyectos a cielo abierto. Reforzar los controles ambientales y garantizar beneficios directos e indirectos para la alicaída economía local son presupuestos claves para avanzar en ese camino