Tan hondo ha calado en la idiosincrasia y costumbre de la gente la pretendida «ayuda» del Estado que la hizo olvidar que el progreso va sólo de la mano de nuestras capacidades.
Parte de nuestra sociedad se acostumbró a que todo sea subsidiado y todo producto de estos gobiernos peronistas que con el falaz «cuento» de la «justicia social» y «distribución equitativa de la riqueza» han puesto a nuestro país en situación de déficit fiscal (gastar más de lo que se recauda), sumado a un discriminado ingreso de empleados estatales y la incorporación de más de 3,5 millones de jubilados «truchos» (llámese así a personas que jamás hicieron aportes o los tenían incompletos), dinamitando así el sistema previsional argentino. El subsidio es una ayuda que el Estado otorga con plata que recibe de los ciudadanos por impuestos, lo que significa que son pagados por toda la sociedad, y en realidad, se distribuyen los ingresos que el Estado percibe.
Cuando el Estado aplicó estos sistemas de «ayudas», debió aumentar los impuestos para obtener una mayor recaudación. Comenzaron con las empresas, y los seudoprogresistas se regocijaban creyendo que así «el rico no debía ser tan rico» y creían que así se les quitaban riquezas a «los ricos» y este pensamiento también nos demuestra, desde la «Sociología Política», un profundo resentimiento social, «fogoneado» desde el discurso de las autoridades peronistas, que durante décadas gobernaron este país.
El subsidio siempre fue una mentira porque desde que se comenzó a aplicar para combatir la pobreza, esta fue creciendo mientras más se aplicaban impuestos. Para que nos demos una idea, si hoy «X» persona desea realizar algún emprendimiento, debe pagar al fisco más de 165 impuestos y esto se ve reflejado en el costo final del producto.
Según datos del Centro de Población, Empleo y Desarrollo de la Universidad de Buenos Aires (CEPED-UBA), en octubre de 1982 (14 meses antes de la asunción de Alfonsín) la pobreza en el Gran Buenos Aires llegaba a casi el 22% de los hogares, mientras que el mismo mes de 1985 bajó al 14%. En este sentido, en mayo de 1989 (dos meses antes de dejar anticipadamente su puesto) subió al 20% de los hogares y hoy 2024, el 60% de las familias son pobres.
Desde 1983 a la fecha, Alfonsín gobernó 5 años y medio, De La Rúa sólo 2 y Macri logró terminar su gobierno de 4 años, quiere decir que durante casi 30 años los gobiernos peronistas con su política de subsidios nos llevaron a esta crisis económica, siendo la más importante en nuestra historia.
Este sistema de «distribución» benefició mucho a los que más consumían y muy poco a los de menos consumo. Hoy ya no se pueden pagar más subsidios. Su abuso generó el mayor déficit fiscal que hayamos tenido y con ello se manifestó un duro proceso inflacionario, que licuó todos los beneficios. Esta «asistencia» se torna adictiva, y al retirarlas, los servicios se pagan a su valor real y las familias se ven obligadas a repensar su presupuesto